Durante el fin de semana de danza y como la escuela provee de cursos fantásticos de otras muchas disciplinas – allí también me formé en medicina china – he coincidido con muchas personas y es casi obligatorio que en un momento u otro se hable de la «crisis» y lo mal que está todo y …
Resulta que en una conversación así medio tonta a la hora de la comida salió lo que se puede hacer o no para arreglar las cosas y una mujer dice (reproduzco conversación)
– mujer: ….es que a los europeos siempre nos han gustado las guerras…
– yo: ¿a tí también?
– mujer: No, a mí no, claro
– yo: entonces ¿por qué utilizas el «nosotros»?
– mujer: bueno, es una manera de hablar
Y me dí cuenta de la trampa en la que caemos nosotros mismos: si utilizamos el nosotros (también lo hacemos con los deportes, nuestro equipo, el equipo nacional «hemos ganado…») obviamente nos incluimos en aquello que decimos aunque racionalmente no lo hagamos e incluso nos enoje el que así lo parezca. ¿Cómo me va a gustar a mí la guerra? Claro que no.
Y en realidad, tendría que dolernos tanto el dolor ajeno (ahora mismo de palestinos, de libaneses, de sirios, de todos aquellos a los que el poder quiere aniquilar por la razón que sea) que a cualquier insinuación del poder de «guerrear contra» quien sea… tendríamos que decir ¡vete tú si quieres! ¡venga, tú solito, ale a ver cómo te pegas tú que yo no tengo nada en contra de esos seres…!
Sin embargo, como ya nos hemos identificado con un grupo, con un país, con … – y seguro que algo tiene que ver el poder a lo largo de la historia con esa identificación – a nivel inconsciente si decimos «nosotros» el yo también está incluido ahí y así no hay forma de que nos plantemos, de que desobedezcamos al poder que nos manda ir contra… porque yo formo parte de ese nosotros y no es fácil ir en contra de uno mismo – nosotros.
Hace tiempo hablábamos de los velos a quitar: y uno de ellos es la creencia de que el gobierno de cada país vela por los intereses comunes y por eso si otro estado u otro «poder» quiere ir en contra de «nuestros» intereses… (¡No son nuestros, son de ellos, de el poder!) somos capaces de ir a la guerra incluso. Recuerdo hace unos años aquí en España – para que veamos la tontería – los pescadores españoles iban a pescar fletan a Canadá (ya ven ustedes). Por la razón que sea el gobierno de Canadá no estaba de acuerdo con esa pesca y los medios de comunicación de aquí ya empezaron que si había que, había que… ¡contra los canadienses! ¿Contra los canadienses? Si los pescadores españoles no estaban pescando legalmente por muy españoles que sean… estaban haciendo algo que no era lo adecuado. Y no por proteger a los «nuestros» voy a ir yo a meterme con los canadienses.
Así que atención a nuestra forma de hablar que lleva detrás una forma de pensar – la mayor parte de las veces de forma inconsciente: Si no queremos ser cómplices de todo este deterioro pues empecemos con algo sencillito: darnos cuenta de la cantidad de veces que hacemos esa identificación con un «nosotros» que sin querer defiende todos esos atropellos a los que estamos asistiendo. Y no nos podemos quejar si no lo trabajamos – de la manera que cada uno sienta.
Esto era un comentar sencillo de una conversación sencilla.
Gracias y ¡ale!