TIEMPO DE CRISÁLIDA: ATENCIÓN A LO DICHO Y ESCUCHADO

Buenos días, viajeros de luz.

Pues sí, yo pensaba escribir más y sin embargo, el vivir consciente este tiempo de crisálida me ha ido llevando a más profundidades que después ha habido que atender y ese atender ha llevado horas, días… Y cómo desde el principio me propuse sentir y ese sentir nunca sabemos dónde nos lleva y sobre el sentir no tenemos normas, ni reglas, ni protocolos (que es lo que en apariencia nos rige) pues toma su tiempo y está perfecto.

Me encanta esta palabra:  «atender». Les sugiero que «sientan» esa palabra o frases como «me siento atendida» «no me siento atendida» y que sientan la diferencia porque en realidad «ser atendido» es una necesidad primaria que sentimos desde nuestros principios de existencia aquí. Y no siempre nos sentimos atendidos en aquel tiempo de infancia y si así fue… después, seguramente, nos hemos pasado la vida reflejando ese «no sentirnos atendidos» en aquello que miramos, vivimos…

A lo mejor hasta en este tiempo de crisálida, con-finados, (miren la palabra que tiene guasa) en nuestra casa… nos hemos sentido no atendidos por el estado, por el gobierno, por …

Me voy haciendo especialista en escuchar y escucharme y eso también hace parte de la atención, de atenderme a mí misma y atender «al otro» que también soy yo, si partimos de la premisa que siento cierta de «somos UNO». Y como tal, lo que atienda en mí… lo atiendo para todos.

ATENTO A LO QUE ESCUCHAS

En la medida en que vamos «atendiendo» a lo que decimos, esa atención a lo que digo se amplia a mi atención a lo que escucho. Y esto es fundamental porque desde pequeños aprendimos a traducir lo que escuchábamos sobre nosotros, lo que nos decían… como propio… ¡y así hemos vivido lo que hemos vivido!, ja, ja, por creernos lo que otros decían sobre y para nosotros.

«Hija, es que eres tonta» «Nunca vas a llegar a nada» «No creas que las cosas son tan fáciles, la vida es dura y hay que pelearla»...

y tantas otras frases que de seguro hemos escuchado … fueron una interpretación de alguien que nosotros hicimos nuestra y la convertimos en «para-digma» (dicho matriz que ordena la realidad) inconsciente de nuestra vida.

Ayer conversaba con una amiga con la que desde que empezó este tiempo de crisálida vamos desmenuzando lo que vamos sintiendo. Y es un trabajo casi de detective interno que me encanta y del que ella es una excelente representante.

Me contaba que había tomado conciencia de que tenía un patrón mental que se reflejaba en que no podía tener más dinero del justamente necesario para comer, de que había un techo de cristal de pura supervivencia y que hiciera lo que hiciera… la llevaba al mismo punto. Supervivencia.

Lo que nos atañe ahora de esa conversación tan nutritiva es que ella al irlo analizando (por un lado, por otro, ahora con este matiz, ahora con el otro…. ¡es genial!)  repitió varias veces, en presente y en «yo» frases que voy a resumir en:  «yo creo que para mí es imposible traspasar ese techo de cristal haga lo que haga».

Y sé que ella lo decía, en el desarrollo del análisis, como una descripción de su patrón mental. Sin embargo, el Universo no sabe de esa sutil diferencia, lo que escucha es que «ella cree que…» Esas palabras y no otras eran las que ella estaba poniendo en juego en el campo cuántico que nos sostiene y entretiene. Sin querer e inconscientemente estoy decretando lo que digo: «yo creo que para mí es imposible…» y el Universo que escucha dice «Qué se haga».

¿Es así de «simple»? En mi sentir lo es. Aunque se me olvide, aunque no lo aplique todo el rato, aunque muchas veces hubiera preferido poder echar la culpa a otro, ja, ja… siento que es así.

Y esta conversación me servía de ejemplo para lo que quería compartir desde hace días a propósito de lo que decimos y escuchamos durante este tiempo de crisálida. Muy importante también lo que escuchamos, lo recalco porque siento que medio que lo obviamos y sin embargo, y es fundamental y casi urgente estar muy atento a todos los decretos que desde noticias oficiales y extraoficiales, se hacen a cada minuto sobre lo que «va a pasar», lo que «nos van a hacer», lo que «va a venir»… Decretos que se repiten y se repiten y que pasan a ser «lo que decimos». Decretos que se convierten en sentencias a cumplirse.

Decretos todos hechos bajo una interpretación X, la que sea, y que nosotros al repetirla en nuestras conversaciones, «compramos» como cierta – sin querer y de forma inconsciente – y la echamos a volar.

Ilustración: Verónica Montón Alegre

https://blogs.publico.es/coronavirus-positivo/2020/04/08/escuchar-por-escuchar/

 

Estar atento a lo que decimos y escuchamos además es una labor mindfulness, de atención completa que para empezar nos aleja del aburrimiento y nos acerca a nuestro ser esencial porque nos da información de nosotros mismos, de lo que creemos que «es posible o no», que «se puede hacer o no», que «se debe o no se debe hacer»  que irán formando los ladrillos de nuestra estructura.

Y es una labor esencial de cuidado propio porque nos ayuda a elegir lo que queremos incorporar al menos conscientemente – y digo conscientemente porque nuestro inconsciente tiene caminos «propios» ja, ja, que a veces tardan en salir a la luz… pero salen.

Como primer paso de atención (para poder atenderlo) – ¡y vive dios que a mí me ponía nerviosa cuando lo escuchaba hacer hace tiempo, ja, ja! – a eso que decretamos nosotros o decretan otros para nosotros, les propongo un toque de «escepticismo» y humor.

Cada vez que nos escuchemos a nosotros o en la tele o en un periódico o a otra persona o …un pronóstico, un decreto, una frase … tipo

«nos van a poner una vacuna obligatoriamente»

«nos vamos a contagiar en cuanto salgamos a la calle»

«el año que viene va a pasar lo mismo y nos van a volver a confinar»

«lo que quieren es que nos enfermemos todos»

«la economía se va a ir a pique»….

estemos atentos para poner nuestro cuñita de escepticismo y humor: «O no».  

«O no». «O sí» si es una frase tipo «esto no se va a acabar nunca».

«O no» que se parece mucho al «No sé» del que hablábamos en otra entrada anterior y que paraliza la dirección mental que llevaba esa frase, ese pensamiento. Si yo estoy escuchando en las noticias todas las consecuencias nefastas que este tiempo de confinamiento va a tener a nivel económico y mi mente hace una traducción más escueta de «la economía se va a ir a pique» – y yo que me estoy escuchando me oigo y digo «O no», esa frase ya no tiene dirección ninguna y se produce como un momento de «uy», como de «¿y ahora donde voy?» que diría mi mente. Es muy curioso.

Además, ese «o no», ese «no sé» también paralizan la dirección del sentir porque la frase no solo la digo, no solo la escucho sino que también la siento – aunque no la sienta conscientemente. Y si yo digo «nos van a poner una vacuna obligatoria» y me dejo sentir, siento inquietud (en mi caso).  Pero si añado, «O no» le quito poder y es como que el cuerpo dice «ah, o no, que a lo mejor no, pues de momento no me preocupo». Yo así lo siento.

Así pues y les prometo que sobre todo al principio de esa atención, de ese atender lo que digo, lo que escucho y en definitiva lo que me hace sentir eso que digo o escucho aunque ni siquiera me esté dando cuenta, el «o no» va a ser continuo y muy divertido. Eso sí, procuren no decirlo en alto para otros porque no suele gustar nada, ja, ja.

Recurso simple, sencillo y divertido para atendernos, es decir para cuidarnos física, emocional y espiritualmente y para ser soberanos de «lo nuestro», de lo que elegimos para nuestra existencia gozosa.

Buena práctica y buen camino, viajeros de luz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3 comentarios en “TIEMPO DE CRISÁLIDA: ATENCIÓN A LO DICHO Y ESCUCHADO

  1. MARGARITA TORRES NAVA

    Qué hermoso. Muchas gracias. Te leo desde Monterrey México.
    Justo el Día del niño (30 de abril en México)
    repasé mis fotos de niña, y estuve llorando un rato al darme cuenta de tantos programas que aún cargo conmigo y que son falsos.
    Fue un buen ejercicio y por eso esta publicación tuya me ha encantado.
    Pronto saldremos de nuevo (aquí llevamos 7 semanas ya y falta todo mayo) y entonces todo será mejor. O no. ja ja. Yo confío que sí.
    Abrazos.

    Margarita Torres
    Enviado desde mi iPhone

Deja un comentario