“La condición humana está transitando hacia otras perspectivas”.
«Que ya el hedonismo y la importancia personal llegan a su «inutilidad del poder”… para pasar a ser “la originalidad de cada ser”; “el regalo de cada consciencia”; “la sorpresa de cada improvisación”; “la entrega incondicional… de cada propuesta”.
¡Qué así sea!
Gracias
SENSACIONES, SENSIBILIDAD, CONSCIENCIA. DR. JOSE LUIS PADILLA. 13/01/13Sensaciones, sensibilidad, consciencia Se empieza –con timidez, sí- a tener una consciencia de especie, combinada con una consciencia de comunidad a la que se pertenece –ligada al clima, ligada a las costumbres, ligada a… ¡la historia!-.
Entre sensaciones, sensibilidades y consciencia, podemos decir que estamos… bordeando… un nuevo amanecer. Participan más unos que otros; se dan cuenta más unos que otros, pero… parece evidente que el salto a otra consciencia sensible, sensitiva, está ahí… naciendo; buscando su sitio, su acomodo… Y la oración nos advierte de eso, para que sea el sentido orante el que –sin duda- dé coherencia, dé esa universalización sin “prejuicios”… y se establezcan –sin establecerse, sino que sean comunes a todas las comunidades-… las actitudes bondadosas. Actitudes bondadosas ante el alimento; ante el agua; ante la lectura; ante la escritura; ante la lengua, los lenguajes, los idiomas; ante la idea de lo material; lo animada que está… esa materialidad.
Una perspectiva de comunicación y, sobre todo, de saber que la vida es un entramado… conectado –que en principio se ve “enredado”-. Y es –la vida- una faceta de la Existencia… que podemos intuir o percibir en ese universo en el que nos encontramos. Podemos decir, bajo el sentido orante, que es una ¡bendición!… el poder hacerme sensorialmente cómplice de un incendio en Tasmania; sensitivamente participante… en una violación en la India; en consciencia, opinante ante la violencia en Oriente… Aunque quisiera refugiarme en mi gueto de familia, de amigos, y dijera: “no quiero saber nada de nada, ni de nadie”… lo sabría. La condición humana está transitando hacia otras perspectivas. No olviden estas palabras, bajo el sentido orante: “La condición humana está transitando hacia otras perspectivas”. Saber y tener en presente esta sugerencia orante les va a ser de especial –y muy significativamente- ayuda, para adaptarse, plegarse y evolucionar en la nueva situación, y para descubrirse en ella con nuevos atributos. En contra de lo que parece –por el abandono progresivo de religiones-… cierto es que, a nivel de instituciones, el ser abandona ya esos criterios de poder, y de manejo y manipulación. Pero… se abre hacia otros horizontes. ¡No podemos negar nuestra consciencia!… que cada vez está más sintonizada, más sensibilizada, ¡más sensible!… ante su presencia en la Creación. ¡Le interesa si viene un meteorito o no! ¡Conoce que hay diecisiete mil millones de Tierras… en nuestra galaxia! Y puede parecer una bobada, pero ya no somos… –en consciencia, en sensaciones y en sensibilidad- seres aislados; solos. Estamos en comunicación; ¡en mejor o peor convivencia! Pero, ¡la comunión de la vida! … se está abriendo hacia otros horizontes. ¡Sin duda!, esto es progresivo y… ¡latente! –de latidos-. Y, mientras, a la vez, subsisten rémoras y retrasos… y barbaridades… Sin duda, en este preámbulo de “nueva consciencia”, de renovación de la vitalidad, de la sensación, de la sensibilidad, hay actitudes oportunistas, manipuladoras, manejadoras… Hay intereses creados. Pero, fíjense bien: aunque el más egoísta quiera serlo más, aunque el más petulante quiera serlo más, no puede escapar –¡y no es una persecución!, pero no puede escapar- a que su naturaleza, dentro de la Creación, ¡está cambiando! No puede decir: “¡No sé!”. “!Me da igual!”. “Hago lo que quiero”.
Enseguida se va a dar cuenta de que está implicado, imbricado en… en, en, en, en, en…
En este aparente –por momentos- precipicio, lo bueno y lo malo –como estructuras duales- tiende a desaparecer; y entramos en el sentido unitario de “lo más aconsejable”, “lo más adecuado”… buscando ese ‘con-senso’: una ‘sen-sacion’ y ‘sensibilidad’ común… que nos abra a espacios de consciencia nuevos. ¡Que no significa! –que no significa- que todos vamos a… ¡a pensar de la misma forma!, y que vamos a actuar como autómatas… ¡No! No.
Significa que ¡vamos a compartir experiencias!;
significa que ¡vamos a entrar en comunión de acciones!;
significa que ¡vamos a ser más solidarios!;
significa que vamos a ¡purificar nuestras sensaciones afectivas!; significa que vamos a ¡cambiar nuestros sistemas de sensibilidad, para ser más cooperantes!;
¡significa… que vamos a dejar atrás las lacras que nos duelen, que nos hacen sufrir, que nos hacen deteriorarnos!
Y, para ello, ¡cada uno!… va a aportar sus diferentes matices. Pero ¡vamos!… vamos hacia esa común idea de no matarnos, no perseguirnos, no incomodarnos; sí, ayudarnos; sí, compartir; ¡sí!… ¡crear y recrear e improvisar!
Quien piense… o tenga miedo de que, en esa nueva consciencia, todo va a ser homogéneamente ¡feliz!, se equivoca. ¡Se equivoca totalmente! Por mucho que se quiera manejar y manipular ese nuevo salto –y que, insisto, ocurre y seguirá ocurriendo y ocurrirá-, las Fuerzas que hacen posible esas otras dimensiones… no son producidas por el ser humano. El ser humano es ¡receptor!… de influencias que le sitúan en otras perspectivas; y, ahí, con sus sensaciones, sensibilidades y consciencias, inevitablemente…
Y no debe haber –y no habrá- consciencia que trate de evitarlo, porque –como diría el argot popular-: “Nos sale del alma”. Sufrimos –como humanidad- la plaga de “la suplantación de lo Divino”; y, con ello, ¡el dolor, el sufrimiento!… la llamada “enfermedad”… Pero la sensación es que… el Universo es ¡tan grande!… –“Allah’u akbar”-… ¡Dios es grande!, ¡tan grande!, que no lo puedo evitar. Mi “voluntad” llega hasta el primer peldaño; lo demás… Es mi sensación, mi sensibilidad y mi consciencia, lo que me mueve y lo que me lleva.
Y todo ello no es consecuencia de mi aprendizaje, de mi saber y de mi búsqueda –¡que va a seguir!, ¡que va a continuar!, pero bajo otras sensaciones-. Es consecuencia de… Fuerzas de las que aún no somos conscientes, pero que nos hacen despertar –a través de mecanismos aparentemente naturales, ¡y conseguidos por nosotros!-… a otras consciencias. Dios es prudente; sigiloso; silencioso. Deja, como buen padre y buena madre, que el niño crea y sienta que todo lo ha conseguido él. Pronto, cuando crezca un poco más, se dará cuenta de que su presencia y su supervivencia ha dependido de sus padres. Si no hubiera sido por la ternura de su madre… y la referencia honesta y testimonial de su padre, probablemente él… no hubiera dado testimonio de vida. De la misma manera –salvando infinitas distancias-, no será difícil… –aunque ahora parezca imposible- no será difícil darse cuenta de esas fuerzas que nos bambolean, y nos producen sensaciones, sensibilidades… y nuevas perspectivas de consciencia. Ahora, ¡aún! –aún- es fuerte la idea de que es una consecución… del trabajo, de la dedicación y del esfuerzo del hombre.
Pero nuestra edad de vida está entrando en un espacio de… “adulto”; de advertirse de otras realidades. Ya no se conforma con… lo bueno o lo malo que es… y lo que ha conseguido o no. Esa consciencia, esa ‘era-consciencia’ de “niño”… ahora empieza a darse cuenta de que su vida depende del hilo que le sujeta a la Existencia; y que, en ella, su voluntad… poco –por mantener aún la influencia- puede hacer. El sentido orante es… sustrato de inspiración, de descubrimiento, de alerta, de atención, ¡de llamada!… a propósito de que el ser se ¡disponga! –¡no le pille de sorpresa!-… se disponga a ser ¡receptor!
¡Se disponga a darse cuenta de que sus sentidos, de que sus sentires!… están ahí para ¡contemplar!... lo que acontece; lo que ¡está aconteciendo!; lo que está viniendo para acontecer. ¡Que no están ahí, sus orificios, para verse hacia dentro, sino para recibir lo que viene de fuera!…; y darse cuenta –además- de que luego no existe ni “fuera” ni “dentro”, sino que somos como poros transparentes… y que, a nuestro través, trascurre el Aliento Divino.
Lo que se avecina –y en la medida en que estamos porosos y trasparentes, lo asumimos, nos adaptamos, nos mutamos, evolucionamos, nos trasfiguramos-… es una sorpresa permanente; es como un sueño; es, lo que antes decíamos: “increíble”; es pasar de “lo increíble” a “lo creíble”. Y estando atentos, estando… ¡despiertos!, estando orantemente dispuestos, nos iremos dando cuenta de sensaciones, de sensibilidades y de modificaciones de nuestra consciencia; y seremos cooperantes de ese influjo… ¡que es Bondad en su sentido destilado y puro!… Que ya el hedonismo y la importancia personal llegan a su «inutilidad del poder”… para pasar a ser “la originalidad de cada ser”; “el regalo de cada consciencia”; “la sorpresa de cada improvisación”; “la entrega incondicional… de cada propuesta”.
No hay que bajar la alerta ante situaciones y circunstancias que ocurren –y que ocurrirán-, que nos hacen pensar –¡o nos pueden hacer pensar!- lo contrario, y llevarnos de nuevo… al huerto de la repetición, de la costumbre, de la ley y del orden. La Creación que nos llama, nos reclama hacia la liberación, hacia a la Contemplación, hacia la consciencia unitaria… de ser creados, ¡de recrearnos!… en nuestra parcela, y de ofrecer nuestra mejor actuación –“y de ofrecer… nuestra mejor… actuación”-. Dr. J.L. Padilla – Escuela Neijing – 13 Enero 2013
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