MENOS ES MÁS

Cuando leí esta historia por primera vez ¡me encantó! esa era la forma en que yo me desenvolvía: no me interesaba el más trabajo-más dinero-más status- más gastos-más responsabilidades-más sueldos-más trabajadores … menos disfrute, menos servicio, menos salud, menos alegría …

La familia ni lo entendió ni lo entiende. Hor konpon! que dicen los vascos: problema tuyo, diríamos ahora. Ese más, más, más de un lado siempre lleva a ser cómplice en actitudes con estructuras de poder y al poder no le gusta la alegría. Lo tienen muy bien pensado: si busco más, más, más… no puedo ser solidaria (de solo dar y dar y además solo) ni buena ni respetuosa… eso sí tendré mucho miedo de perder ese más, más, más.

Y recordamos aquello que decían antes: «no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita»  que aunque pensábamos en dinero creo más bien que sería «el que menos necesita para estar bien, para disfrutar, para convivir, para servir, para alegrar y alegrarse…y es que todo lo que nutre ¡es gratis!» ¡Qué difícil se les hace a estos que siempre quieren más… disfrutar de lo pequeño e intangible! 

Gracias

Y como testimonio de esa merma de alegría por tener más dinero, compartimos una película de esas «bobas españolas» que describían tan bien las actitudes… son además una buena herramienta de bio-descodificación. El enlace va al final: ah, y la peli hace referencia a algo que ocurrió de verdad por esos años: un «cateto de un pueblo»  que acierta una quiniela de 14 resultados. 

Muchas Veces, Menos Es Más

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Enzo, un rico comerciante Puerto Ayacucho, visita a las comunidades indígenas del alto Orinoco y se horroriza cuando ve a Orawë, indígena yanomami tumbado tranquilamente en su chinchorro (especie de hamaca) mascando tabaco.-¿Por qué no sales a pescar? – le pregunta Enzo.

-Porque ya he pescado bastante hoy – le contesta Orawë.

-¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas? -insiste el comerciante.

-¿Y qué iba a hacer con ello? – pregunta a su vez el indio.

-Ganarías más dinero. De ese modo podrías poner un motor fueraborda en tu canoa. Entonces podrías llegar lejos en el río y pescar más peces. Y así ganarías lo suficiente para comprar una red de nylon, con lo que obtendrías más pescado y más dinero. Pronto ganarías para tener dos canoas y hasta dos motores y más rápidos… Entonces serías rico como yo.

-¿Y qué haría entonces? – preguntó de nuevo el indígena.

-Podrías sentarte y disfrutar de la vida – respondió el comerciante.

-¿Y qué crees que estoy haciendo en este momento? – respondió satisfecho el indio Orawë.

Fuente: http://planocreativo.wordpress.com/2013/02/02/muchas-veces-menos-es-mas/

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