De pequeña siempre me enfadaba cuando madre decía «hija, es que eres…» …después de ese «es que eres» nunca venía un adjetivo positivo – en mi caso – así que nos acostumbramos a tener toda una reserva de adjetivos, valoraciones para otros y para uno mismo y como una vez los metimos en la carpeta correspondiente… allí están y salen cada vez que vemos a esa persona, cada vez que yo hago tal o cual cosa…
(No vendría además hacer una limpieza de carpetas)
En la entrada siguiente en la que presentamos la energía de hoy en base a la cultura maya nos hablan de amor incondicional… Este es un buen recurso, a partir de ahora dejo de definirme: «soy A o B… soy de los que … yo es que… «cada vez que nos oigamos en esas – para uno mismo o para los otros – paro y comienzo otra vez, desde cero, sin adjetivos. ¿Por qué no nos ceñimos a los hechos?
Ojalá sirva. Gracias
