Como vemos, todo nos llama a dar un «paso», nos llama a la acción … de desarrollar nuestros dones particulares para el bien común y propio.
Durante estos días de «cuarentena» cada vez que abro Plano Creativo, allí encuentro una entrada como si fuera «parte del curso» de bioneuroemoción. En los días dedicados a las relaciones y al transgeneracional, todas las personas que consultaban o que salían voluntarias para «iluminarnos» sobre la parte inconsciente de tal o cual síntoma o patología… amén de lo particular de cada uno, siempre había alguno de los 3 dones que Jodorowsky recuerda a los «padres» deben ofrecer a sus hijos (si no quieren sufrir ellos, los hijos y demás familia y amigos): un nombre nutritivo y sin taras, un sexo libre y sin expectativas y el don precioso de la libertad de ser al hijo o hija. En los casos que íbamos viendo siempre había un chico al que quisieron chica o viceversa; una hija a la que compararon siempre con otra hermana o yo misma que tengo el nombre de una abuela sumisa …
El inconsciente graba para adaptarse y lo graba todo con ojos de «bebé-niño…» y ese sí que lo guarda todo: los dones y los «peligros». Por eso es tan necesario saber con qué «códigos-programas» hemos crecido y nos hemos expresado hasta ahora, agradecerlos por la adaptación que nos han permitido y… trascenderlos para por fin andar libres, expresándonos desde nuestra propia excelencia y potencialidad.
Denle una pensadita a los 3 dones y descubrirán algunos de sus «programas». Lo primero es tomar conciencia de ellos. Después vendrán los recursos para transformarlos. Siempre llegan.
Dice algo muy importante:
Las palabras de los padres son poderosas bendiciones o maldiciones para el destino de sus hijos. Éstos, aunque creamos lo contrario, tienden a obedecer.
Y así es, obedecemos. Si los padres te dicen, por ejemplo, que «no vas a ser nadie»… cuando te quieres dar cuenta… estás viviendo una vida anodina. Oigo a muchas mamás jóvenes que le dicen a los peques «hijo, eres tonto» varias veces en un ratín, la verdad ¡se me encoge el corazón! – si tengo ocasión le digo al niño-niña, «no hagas caso, es una frase tonta que tiene». Ya ven que no podemos bajar el nivel de atención porque a todos nos salen las frases de mamá, de papá… sin darnos cuenta casi y ¡montamos un lío!
Un gusto, viajeros. Gracias
¿GUARDAS TUS DONES?

Una pareja que desea concebir un hijo, debería estar dispuesta a otorgarle tres preciados dones sagrados:
1.- Un nombre que no contenga un destino.
Nombrar a un hijo como cualquier miembro del árbol o persona con la que alguno de los padres haya tenido un vínculo especial, supone traspasarle a aquél, una identidad que no le pertenece.
2.-Apertura total para aceptar el sexo con el que nazca.
La expectativa del sexo equivocado le llega al feto como una orden que tarde o temprano tiende a cumplir, pudiendo crear conflictos de identidad sexual o inadaptación a su género.
3.- Un billete de libertad para ser quién es en todas las etapas de su crecimiento.
Las palabras de los padres son poderosas bendiciones o maldiciones para el destino de sus hijos. Éstos, aunque creamos lo contrario, tienden a obedecer. No compararlo con nadie, no etiquetarlo con descalificativos, no predecir negativamente como será de mayor, no programarle sus vocaciones; en suma, respetar lo que es desde la concepción y para siempre. Ser para ellos el aire, el agua y la tierra que necesitan para que la semilla que llevan dentro florezca, tal y como tiene que florecer.
Fuente: http://planocreativo.wordpress.com/2013/07/28/donde-guardas-tus-dones/