EL PREÁMBULO

¡Qué linda palabra: pre-ámbulo! Antes del movimiento, ese momento de conexión, de ofrecerse, de recibir…

A ratos y a épocas, los preámbulos son más largos… estoy en uno de ellos, ja, ja. Me ha encantado la amplitud de la palabra desgranada por el Dr. Padilla. Un honor. 

Gracias

LEMA ORANTE : EL PREÁMBULO.

DR. JOSÉ LUIS PADILLA.

28/07/13

Siempre… estamos en un preámbulo: ese espacio de tiempo, de pensamiento, de sentimiento, de acción, que… en breves momentos, va a dar paso a un proyecto, a una acción, a una historia.

Ese preámbulo, en el que se valoran los momentos probables más difíciles, y los momentos probables más… gloriosos.

Ese preámbulo, antes de salir a escena, para aquilatar el último detalle de la ropa, del maquillaje, del recuerdo del guión…

Si nos fijamos, constantemente estamos en fracciones; en fracciones de preámbulo: para ir a comprar, para ir a hacer un recado, para… Hay un preámbulo ahí, un “stand-by”, que es más importante de lo que parece. Es el equivalente a ese… pequeño, mediano o largo silencio de una melodía.

Ese preámbulo o tiempo de silencio, de concentración, es como la síntesis de lo que va a transcurrir.

Ese preámbulo podemos constituirlo –desde el sentido orante- en ese espacio de una grandeza superior, en donde se incrusta Lo Divino. Ese preámbulo es… es el aliento de la Creación, para recoger todo en el mejor sentido.

Al igual que cuando inspiramos o espiramos hay una pausa… ¡pequeña!, pero necesaria para incorporar otras energías. Igual que, en la sístole y la diástole cardíaca, hay una fracción en la que no hay movimiento; hay inicio de preparación del movimiento.
Resultando así que, el “pre”, tiene una significación más transcendente de lo que parece.

Pero, ciertamente, en nuestra humanidad actual – y quizá por eso el sentido orante se expresa así – no es respetado. Parece como si siempre hubiera necesidad de interrumpir ese “pre”, “pre”, “pre”…; ese momento de intimidad. ¡Puede ser un segundo! ¡Puede ser dos! Pero pareciera como sisiempre tuviera que entrar ¡la astilla!, o ¡el golpe!, o ¡el truco!, o… ¡quién sabe qué!
Uno puede decir dos mil veces: “Por favor, dejadme cinco minutos” –¡cinco!, ¡tres!, ¡dos!, ¡uno!-, ¿y que… no pase nadie, no interrumpa nadie, no transcurra nadie que diga, que opine, que mire? –¡un minuto!-. ¡No! ¡Imposible! Imposible. Es como una imperiosa necesidad de interferir, de enterarse, de descubrir ¡lo que sea!, “¡antes de!” –“antes de”-.

El respeto al preámbulo, al “pre”, debe ser una llamada de atención hacia nuestra consciencia para dar –al menos- ¡pie!… a que lo transcendente se manifieste, nos digan, nos iluminen, nos… ¡Y no tiene por qué pasar, en ese momento, una nube, ni un relámpago, ni un técnico, ni una amapola, ni una azucena!… ¡No! Es: “¡La nada, por favor!” –de permiso-.

“Pero… pero, pero, pero, pero”. Siempre hay un “pero”: “Pero es que… tengo que…”. “Pero es que…”. Es igual que cuando alguien aborda a alguien, y dice: “Perdona que te moleste…”. Ya hemos empezado mal. ¡Hemos empezado muy mal! Porque si ya me pides perdón, y ya me dices que me vas a molestar… ¡No!; ¡mal hemos empezado!

El respeto por el “pre”, “pre”, “pre” –“antes de”- ¡debe ser tenido en cuenta! Debemos tener en cuenta que, a veces, aunque sea por segundos, tenemos –por razones de convivencia- que dejarnos en paz unos a otros.
Parece escucharse… que dice la Creación: “Déjame estar un instante a solas contigo”.
Y es… ¡es cortesía, esa pausa! ¡Es cortesía, ese instante; esa amabilidad!
No por preocuparnos mucho y estar encima, vamos a mejorar una situación. ¡Dejemos!… espacio, tiempo y lugar para que cada ser se sintonice con su posición creadora.
“Pre-parando”, “pre-sentando”, “pre-gonando”, “pre-sidiendo”…

Hay un “pre” que nos da el punto de convicción, el momento de la concentración en torno a lo que va a venir luego. Es… ¡es el impulso del futuro!

Estamos cargados de “pre…disposiciones”.
Cada país está más predispuesto a padecer tal o cual enfermedad.
Cada tipo de trabajo está más predispuesto a padecer tal o cual problema.
Si será importante ese “pre”, que si variamos las condiciones que hacen posible que se disponga tal o cual afección o situación, ésta mejora, deja de aparecer, o ya no ocurre.

Hoy podemos saber la “pre-disposición” a padecer o a vivir tal o cual situación. Sabiendo esa “pre”, podemos variarla. Y, entonces, la disposición será diferente.

En consecuencia, cuando nos planteen cualquier tema: “Mira, tenemos aquí un problema”; “mira, ha ocurrido esto”…
¡A ver! ¡Preámbulo!: ¿qué… qué hay “pre”? ¿Qué situación ha habido antes –“pre”- de que esto ocurriera?
Un simple ejemplo: en estos días tuvimos el impacto de una noticia, en España, del fallecimiento de setenta y siete personas por el descarrilamiento de un tren en Galicia. Más de ciento cuarenta heridos, algunos de ellos muy graves.
¡¡Pre!! ¡Preámbulo!: el día que inauguraron esa línea, en el sitio donde se ha producido el accidente, el conductor dijo: “Esta curva es muy peligrosa. Habrá que tener mucho cuidado”. ¡El día que se inauguró!…
Si se hubiera prestado atención a ese “pre” antes de seguir, probablemente hoy no estaríamos lamentando este drama.

Precisamente, en el arte de sanar, la “pre-vención” –el famoso dicho: “más vale ‘pre-venir’ que curar”-, es algo que tenemos que instalarnos en toda nuestra actividad, precisamente para no tener que –luego- ser un lamento.
Es ¡ahí!, en ese instante de “pre”, cuando hacemos ese… “¡Que sea lo que Dios quiera!”.
Es también en ese “pre”, cuando podemos suspirar, e inspirarnos y encomendarnos a la transcendencia de cualquier acción que viene enseguida.

Hoy, siglo XXI, podemos tener, en muchísimos aspectos del cotidiano desarrollo, la previsión –“pre-visión”- de situaciones que pueden ocurrir… y que no queremos que ocurran o que no es deseable que ocurran.
Dejemos que el preámbulo… se inunde… de inspiración.

Permitámonos, los unos y los otros, con los otros, respetarnos en ese instante –¡menos de un segundo!-, en el que tengamos la intimidad… con la Creación.

Hagamos, de nuestra respiración, ¡una inspiración transcendente, continua!
¡Que no haya esa previsión de la queja!… Eso es un signo de obstrucción; de deterioro; de degeneración.

 

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