Ya lo creo que no. Sin embargo, en algún momento seguro que todos hemos pensado en ello, ratitos en los que hemos estado solos. Mi familia es de un pueblo pequeñito y cuando volvíamos del País Vasco de vacaciones, la pregunta era obligatoria «¿y no tienes novio?» ¡No, ni ganas! decía yo como con rabia pero en el fondo, fondo me sentía como triste o como bien dice Plano Creativo, te sentías que no valías lo mismo que las/los demás que tenían pareja.
Y esa bobada nos entra en la cabeza por los códigos sociales, porque en el acerbo cultural, social de «esta» cultura hay que tener pareja (sino además de llamarte solterón/solterona que son palabras con connotaciones que no gustan, la gente piensa que «algo tendrá que nadie la aguanta o que nadie la quiere») y claro si no cumples con esa premisa social… algo te falta, no eres completo… siempre hay una sensación de que necesito que me completen.
Pues no. No solo creo que no es imprescindible sino que para vivir con una pareja en una forma liberadora antes y durante mucho tiempo hemos de estar solos, solos felices, a gusto, descubriéndonos, expresándonos… individualmente, ser completos individualmente para en un momento dado….serlo en pareja. Si no ¿qué ocurre? pues que buscamos alguien que nos complete, alguien que nos haga feliz… Y por ahí siempre hay frustración, dolor y mucho sufrir.
Gracias
¿CREES QUE ES UNA VERGÜENZA ESTAR SIN PAREJA?
Por la carga de la educación recibida, nos vamos creando un “Yo ideal” y nos avergonzamos de no cumplir con las expectativas de convertirnos en él. Si me da vergüenza estar solo/a es porque mi “yo ideal” incluye estar en una relación de pareja.
¡Eres lo que eres! Piensas lo que piensas, sientes lo que sientes, deseas lo que deseas y tienes el cuerpo que tienes. Tanto si vives en pareja, como si estás solo, libérate de cualquier sentimiento de vergüenza o frustración.
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Quítate la careta y acepta tu “yo real”. Es imposible vivir en una obra de teatro continua. Mejor ser auténticos.
La vida es un camino que nadie va a transitar por nosotros, en el que a veces estaremos solos y otras mal o bien acompañados.
El lamento no viene a cuento ni trae cuenta 