«MONEY TALKS» DE J.J. CALE

Conocí la música de J.J. Cale hace años cuando vivía en Bilbao en un piso compartido en el que tuve el lujo de convivir con un chico que le encantaba y notábamos que  la vibración del piso cambiaba cuando poníamos la música de este caballero. 

El Finder me regala hoy esta canción para que la comparta con ustedes: Money talks con su letrita y todo. Qué regalo esta internet!!

Money talks, it’ll tell you a story
Money talks, says strange things
Money talks very loudly
You’d be surprised the friends you can buy with small change
They say it’s the root of all evil
They say gold is the king
Money talks, you’d better believe it
All that gold don’t mean a thing
Rich people, hear those pockets jingle
Spare change, hear the down-and-outers cry
Money talks, tip-toe up behind you
Steal what they can, off the cuff or on the sly
Money talks

Además, como este mago nos dejó hace nada, comparto un artículo de un períodico español – el primero que ha salido en la búsqueda – a modo de homenaje. Gracias a Dios nos queda su obra, la que hizo por puro disfrute: comparto también «After Midnight» porque la nombran en el artículo, para que se hagan una idea. 

Qué la disfruten… con una cervecita o lo que gusten.

Todo lo que la música le debe a J.J.Cale

LUIS MARTÍN / MADRID
Día 28/07/2013 – 19.08h

Ayer falleció J.J.Cale, el rey del sonido relajado y una fuente de inspiración en numerosos artistas

El próximo 5 de diciembre hubiera cumplido 75 años de edad, pero J.J. Cale, fallecido ayer a causa de un ataque al corazón, era desde 2006, casi más que nunca, un mozalbete que recordaba a todo el mundo que es posible revivir el tiempo pasado. Rememorar que su plenirítmica «Cocaine» sirvió una vez como afortunado sustento para la segunda -y más fecunda- etapa de la carrera de Eric Clapton.

Como el clan de los Joad, de «Las uvas de la ira», John Weldon Cale vivió en el centro de las dos grandes depresiones del siglo pasado en Estados Unidos. También era de Oklahoma, de Tulsa. Un «oakie» haciendo música, a quien el propietario de un club de Hollywood tuvo el capricho de sugerirle la doble Jota de su nombre. Nadie le confundiría ya con el galés John Cale, de la Velvet Underground.

No se puede afirmar de J.J. Cale que, a partir de aquel momento, entrase en la historia de los grandes mitos de la música popular, porque ni siquiera tenía definido su estilo. Acababa de dejar atrás sus experiencias psicodélicas con Johnnie & The Valentines, The Leathercoated Minds y al frente de su John Cale Quintet, y, asentado en la soleada California, estaba a punto de arrancarse como guitarrista del oscuro cantante country Donald White. Fue entonces cuando Eric Clapton decidió grabar «After midnight». El sonido «Tulsa» cobraba carta de naturaleza en el mundo. A partir de aquí, la historia es suficientemente conocida. Mesmérica, repleta de blues sudoroso, burbujas de country y vibrantes mareas de rock, las canciones de J.J. Cale pasaron a ser el preparado sonoro favorito de gentes como Neil Young, Leon Russell o Lynyrd Skynyrd, cuya grabación de «Call me the breeze» se convirtió en un éxito inmediato. «Cocaine», la pieza que J.J. Cale compuso como homenaje a Mose Allison, recuperaba poco después al mejor Clapton. Todavía, años más tarde, el agradecimiento del guitarrista británico se hizo patente en la grabación del disco conjunto «The road to Escondido»; un trabajo en el que ambos expresaron su voluntad de dedicar tanta música de propiedades nostálgicas a Billy Preston y aBrian Roylance.

Con la muerte de J.J. Cale se va un talento sin referentes y un personaje singular. No le gustaban las luces de la fama, prefería vivir en la trasera. Sobre su enorme versatilidad compositiva, Clapton ha dicho: «Interracialmente, J.J. Cale ha escrito gran parte de la música estadounidense más significativa. Cualquier persona de color puede identificarse con sus canciones».

El músico que nunca molesta

LUIS VENTOSOMADRID

Lo decía su mujer: «Te sientas en el porche de casa a la caída de la tarde, abres unas cervezas y escuchas tocar a Cale. No existe nada mejor».
Seguramente tenía razón. J.J. Cale era el rey del laid back, el sonido relajado, una suerte de blues pachorras, trotón, a veces lírico, otras rítmico y que jamás molesta. Canta Caetano Velosoque solo existe una cosa mejor que el silencio, Joâo Gilberto.
Cale es un músico de esa estirpe. Lo hace todo y aparenta no hacer nada. Un prestidigitador del minimalismo, tras el que se ocultaba un sofisticado compositor (lo saben bien Clapton y los primerosDire Straits, que bebieron sin rubor y a saco del manantial del músico de Tulsa).
Tenía Cale alma de vagabundo abandonado de sí y también de lutier, pues su pasatiempo era enredar en las tripas de las guitarras, experimentos que luego en el estudio se traducían en esos pellizcos tan personales.
A J.J. Cale nunca le gustó el estrellato. Ocultó su rostro hasta bien andada su carrera, fue músico mercenario, negro para otros, un trabajador incansable con alma de enorme perezoso. Pero triunfó. Las estanterías de las tiendas de discos que todavía sobreviven, espacios ya de pura melancolía, acreditan su triunfo: es el rey de las series medias, y parece un pecado no adquirir por seis euros discos tan soberbios como Okie, Naturally o Grass-hopper.
Se ha muerto J.J. Cale. Supongo que tranquilamente, como lo hacía todo. Pongamos «After Midnight» en el antediluviano tocata, abramos una cerveza y miremos como cae la tarde desde el porche. ¿Existe algo mejor?

Fuente: http://www.abc.es/cultura/musica/20130728/abci-jjcale-fallecido-201307281758.html

 

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