Revisando unas notas de hace tiempo – todavía no compartía asiduamente en este espacio – he encontrado una reflexión de Claudio Naranjo a propósito de qué es educar. Buscando, buscando hallé el contexto de esa cita que es el artículo que compartimos. 

Para los padres en activo en este momento… atención a no pasar los miedos, a no ordenar por «códigos»… atención a  a guiar, a acompañar, a «sacar de dentro» lo mejor que es el significado original de «educare». No se trata de meter nada…(que es a la tortura a la que nos somietieron y que a la vez sometemos)  es contemplar para ver de qué potenciales dispone e implementar los recursos para que se expresen de forma original y a la vez los compartan en comunidad. 

Recordemos, «sacar de dentro» sin incluir nuestros códigos heredados. Tarea que desde luego nos hace evolucionar a nosotros también.

Y según estoy escribiendo me doy cuenta de que la medicina china nos ofrece su aporte sencillo:  Precisamente para ello, para sacar de dentro «lo mejor» de ese ser para la función que el universo le ha encomendado sin que la «herencia» de códigos genéticos, sociales, educacionales, familiares… entren en juego, disponemos en nuestra estructura energética de dos resonadores, dos puntos: curiosamente son espejos:

• Ming Men:   4ª estancia del canal de Tou Mae – que recorre todo el centro de la espalda hasta culminar por debajo del labio superior –  y que tiene como nombre alkímico: La puerta de la Vida o La puerta del Destino. ¡Miren qué nombre, solo con decirlo ya se te pone la carne de gallina! Se encuentra por debajo de las últimas costillas flotantes y hace de espejo de:
• Shen Que: 8ª estancia del canal de Ren Mae – que recorre todo el centro del cuerpo por delante hasta el centro del labio inferior. Su nombre alkímico es: ¡prepárense!: La puerta del palacio de las emociones. Y es lo que llamamos el ombligo. La huella de herencia, la huella de lo anterior. (entre otras magias y en este caso)
  • El mismo resonador tiene otro nombre también – a cuál más poético – La fusión con el Soplo que alude a la cualidad de ese canal y de esa estación de posibilitarnos la fusión con la Creación, con su esencia divina. 

Para un auto tratarse – aunque no estemos en tiempo de educar o nos parezca que estamos lejos de ese ámbito – nos sentamos y colocamos la palma de la mano derecha sobre el ombligo y la de la izquierda a la misma altura en el centro de la espalda. Inspiramos y le llamamos por su nombre (La puerta de la vida), inspiramos y focalizamos la respiración en el ombligo (con la intención de liberar la herencia, que sea la virtuosa la que nos sea transmitida) … espiramos y llevamos la atención a la espalda con la intención de que la Puerta del Destino se abra y podamos salir y expresarlo. Un ratito. 

Si otra persona lo necesita y soy el intermediario del Soplo, la persona se sienta y yo pongo la palma de una mano en su ombligo, sin tocar o tocando ligeramente, y la otra en la espalda a la misma altura.

Con ese sencillo abordaje energético, la información – luz – que circula por ese canal «invisible» que une ambos puntos se hará manifiesta y patente … lo que se mostrará en el exterior. No le queda otra porque estamos intencionando en ello y «el qi va donde va la mente». ¡Afortunadamente! para nuestro bien y el de todos.  

Gracias

 

 

¿Qué Es Educar?