Y todo por su bien…

Buenos días, viajeros

Me llegó ayer un mensaje de esos que periódicamente circulan por la red y no me he podido resistir a compartirlo. Daría risa sino fuera tan real como la vida misma: este verano un gran amigo mayor (ochentaytantos) al que vemos muy a menudo estaba hecho polvo física y psicológicameente porque sus hijas le habían hecho ir al médico a hacerse una revisión y de aquella visita le habían quedado mil prohibiciones y muchas pastillas (y eso que no habían encontrado nada grave, solo porque con esos años y lo que has bebido, fumado y demás ¡¡¡no puedes estar bien, algo te tiene que pasar!!! – decía la familia)

Gracias a Dios, las hijas volvieron a sus trabajos y él como es medio ácrata dejó las pastillas y se olvidó de las prohibiciones. En el fondo es envidia de que un hombre que ha bebido lo suyo y más, ha vivido una vida fuera de las normas … sigue bien, se mueve, cultiva su huerta todos los años … y sigue bebiendo su vinito, su copita – ahora whisky dice pero le he visto tomarse una botella de cognac sin pestañear hace unos años – sigue fumando Ducados… Eso sí, come poco y lo que come rico y bueno. Es como que le ven y les fastidia verle bien porque eso no concuerda con sus parámetros. ¡Vendidos!

Desde aquí le quiero hacer un pequeño homenaje para desearle que no se rinda y no es fácil con los hijos. ¡Qué manía de meterse en la vida de los demás! ¡No te dejes, amigo!

No he comido cebollas y lechugas y tomates más ricos que los que él cultiva. Y fue él quien cuando hablábamos de la contaminación del mar decía «la sal todo lo puede» mucho antes de que nosotros nos hubiéramos enterado de las bondades del agua de mar y por qué no podía estar contaminada. 

Gracias

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Parte de la huerta de nuestro amigo

Mi tío Damián se encontraba bien de salud, hasta que su mujer,mi tía Dorita, a instancias de su hija, mi prima Tota, le dijo:

– mira Damián, vas a cumplir 80 años,  es hora de que te hagas una revisión médica-

-Y para qué?, si me siento muy bien-

-Porque la prevención debe hacerse ahora cuando todavía te sientes joven-,

contestó mi tía.

Por eso mi tío Damián fue a consultar al médico.

El médico, con buen criterio,
le mandó a hacer exámenes y análisis de todo lo que pudiera hacerse en el hospital

A los quince días el doctor le dijo que estaba bastante bien,
pero que había algunos valores en los estudios que había que mejorar.

Entonces le recetó 
Atorvastatina Grageas
 para el colesterol, 
Losartán
 para el corazón y la hipertensión, 
Metformina 
para prevenir la diabetes, 
Polivitamínico
, para aumentar las defensas. 
Norvastatina
 para la presión, 
Desloratadina
 para la alergia.

Como los medicamentos eran muchos y había que proteger el estómago,

le indicó Omeprazol y Diurético

Mi tío Damián fue a la farmacia  y gastó una parte importante de su jubilación
por varias cajitas de colores variados.

Al tiempo,
como no lograba recordar si las pastillas verdes eran para la alergia,
si las debía tomar antes o después de las cápsulas para el estómago,

y si las amarillas para el corazón, iban durante o al terminar las comidas,
volvió al médico..

Este, luego de hacerle un pequeño fixture con las ingestas, 
lo notó un poco tenso y algo contracturado, 

por lo que le agregó 
Alprazolal 
Sucedal para dormir.

Esa tarde, cuando entró a la farmacia con las recetas,
el farmacéutico y sus empleados hicieron una doble fila
para que él pasara por el medio, mientras ellos lo aplaudían.

Mi tío, en lugar de estar mejor,
estaba cada día peor.

Tenía todos los remedios en el aparador de la cocina
y casi no salía de su casa, porque no pasaba momento del día
en el que no tuviera que tomar una pastilla.

A la semana,
el laboratorio fabricante de varios de los medicamentos que él usaba lo nombró 
«Cliente Protector» 

y le regaló un termómetro, un frasco estéril para análisis de orina
y un lápiz con el logo de la farmacia.

Tan mala suerte tuvo mi tío Damián, que a los pocos días se resfrió
y mi tía lo hizo acostar como siempre, pero esta vez,
además del té con miel, llamó al médico.

Este le dijo que no era nada,
pero le recetó Tapsín día y noche y Sanigrip con efedrina, como le dio taquicardia le agregó atenolol y un antibiótico, Amoxicilina de 1 gr. cada 12 por 10 días.

Le salieron hongos y herpes y le indicacon Fluconol con Zovirax

Para colmo, mi tío Damián se puso a leer los prospectos
de todos los medicamentos que tomaba y así se entero 
de las contraindicaciones,
 
las advertencias,
 
las precauciones,
 
las reacciones adversas,
 
los efectos colaterales
 
y las interacciones médicas.

Lo que leía eran cosas terribles. No sólo se podía morir, sino que además podía tener 
arritmias ventriculares,
 
sangrado anormal,
náuseas,
hipertensión,
 
insuficiencia renal,
parálisis,
cólicos abdominales,
alteraciones del estado mental y otro montón de cosas espantosas.

Asustadísimo, llamó al médico,
quien al verlo le dijo que no tenía que hacer caso de esas cosas
porque los laboratorios las ponían por poner.

-Tranquilo, Don Damián, -no se excite- le dijo el médico.
mientras le hacía una nueva receta
con Rivotril con un antidepresivo Sertralina de 100 mg.

Y como le dolían las articulaciones le dieron diclofenac.

En ese tiempo, cada vez que mi tío cobraba la jubilación,
iba a la farmacia donde ya lo habían nombrado cliente VIP.

Esto lo hacía poner muy mal, razón por la cual el médico
le recetaba nuevos e ingeniosos medicamentos.
Llegó un momento en que al pobre de mi tío Damián
las horas del día no le alcanzaban para tomar todas las pastillas,
por lo cual ya no dormía,
pese a las cápsulas para el insomnio que le habían recetado.

Tan mal se había puesto que un día,
haciéndole caso a los prospectos de los remedios,
se murió.

Al entierro fueron todos,
pero el que más lloraba era el farmacéutico.

Aún hoy, mi tía afirma que menos mal que lo mandó al medico a tiempo, porque si no,
seguro que se hubiese muerto antes.-

Este e-mail 
está dedicado a todas mis amistades,
ya sean médicos
 
o pacientes..!!!

Ah, si no hubiera tomado nada y hubiese seguido con su régimen sanito con pollo sin piel, pavo, lentejas, garbanzos, arroz, aceite de oliva, frutas, verduras de todos colores, poca sal y nada de azúcar (stevia o sucralosa, no aspartame ), y con una copita de vino tinto y caminando dos mil pasos diarios estaría vivito y coleando. 

CUALQUIER SEMEJANZA CON LA REALIDAD NO ES 

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