LOS HIJOS por Saramago y Cayetano Arroyo

Estos días, mi alma anda un poco perturbada por estas historias de padres e hijos. Hoy abrí el correo y un amigo había compartido esta definición sobre lo que es un hijo de Saramago. El gran Saramago. 

Si en algún lado los padres ya idos me ven y acompañan… verán que hay otras concepciones sobre lo que un hijo es que la que ellos tenían. Es para ir aprendiendo para cuando vuelvan la próxima vez.

Y mientras leía a Saramago, me acordé de un poeta muy amado en esta casa – Cayetano Arroyo – que en su libro Diálogos con Abul – Beka nos deja otro «acercarse» a los hijos: «la esperanza materializada» les llama él. Si no han leído nada de este hombre sabio… dénse una vuelta por la red y encontrarán no solo poemas y textos sino dibujos que a mí personalmente me encantan. 

Gracias, viajeros, qué disfruten de ambas

Y ojalá antes o después lo hagamos, lo pongamos en práctica sin tenerlo que pensar y repensar. 

Mientras tecleaba el poema de Cayetano Arroyo me acordaba de una conversación de hace unos meses con dos amigas: una de ellas estaba echa polvo porque la hija se había ido a vivir con su chico y hablábamos de sus hijos, que si ahora ya era peligrosa la edad, que si ya salían y a ver qué harían… y yo les dije algo que ahora leo aquí: ¿Os acordáis de qué les pedíamos a los padres cuando nos echaban la bronca o cuando desconfiaban o cuando se preocupaban? Les pedíamos con-fianza, que confiaran en nosotros, que nosotros solo estábamos conociendo y explorando este nuevo mundo que se nos abría delante … ¡no íbamos a fastidiarles ni a hacerles sufrir…! 

Gracias, viajeros, por la posibilidad de seguir explorando. 

Foto: Una bonita definición sobre lo que es un hijo. Por José Saramago.

Imagen encontrada en Inspira Gestalt

Imagen: Cayetano Arroyo

La esperanza materializada

Como las higueras de los caminos. como los chopos que juntos se miran en el río. Como los almendros del valle de Abdalajis cuando se visten de blanco en Primavera. Como los atardeceres.

Así es la quietud del Maestro

Y unos padres que venían con sus hijos, le preguntaron:

Hermano Mayor, háblanos de los niños.

Y El sentándose en un recodo del camino a la sombra de los álamos

invitó a todos a acercarse y así les decía:

Son los niños la esperanza materializada de una nueva generación

son ellos un nuevo impulso de las generaciones para subir más alto en la evolución. Ellos son como flores, tempranas que con alborozo buscan el camino hacia el sol de la sinceridad y el cariño. 

Y son como las hiedras que esperan la humedad de la tarde. Ellos esperan la comprensión.

Mira que un niño es una semilla que las manos de sus padres han de sembrar con cariño en la tierra de la circunstancia pero sin apartarle el alimento de la explicación. 

Yo os diría: aprended a ser hermanos en edad de vuestros hijos y ellos os enseñarán un mundo que se adormeció en vosotros porque no supisteis retenerlo. ellos no pueden subir hasta vosotros, sin embargo vosotros si podéis descender hasta ellos para ayudarlos a florecer, más ¿con cuánta delicadeza cuidareis el jardín de sus sentimientos para que no se marchiten? ¿con cuánto mimo seréis su cobijo sin ser su cárcel, seréis su aliento sin ser su ahogo?

¿Acaso un hombre no es la educación de un niño? Más cuántos hombres hay en que la educación mató al niño. Cuantos hay que todos los días tapan la boca a su niño interior y se van de la mano de la HIPOCRESÍA  y sus amigas la MENTIRA y la APARIENCIA

¿Acaso no se ha hecho de la educación la ciencia de enseñar a saber aparentar? Así se diría del hombre que cuando llega a cierta edad hay de todo en él menos «El mismo». Esto es lo que crea hacia fuera un mundo ficticio y aparente, lleno de formulismos y complejos más alejado de la naturalidad. 

Y mirad que es la madre flor fecundada por el polen la que en su sacrificio se deshoja y marchita para dar el fruto, su hijo. y todo esto lo hace en el silencio de su corazón. así mismo es la madre la que se ha de sacrificar en sus hijos y llevarlos por el camino de sus albores con ternura y el calor que solo ella puede darles. Sabed que toda civilización empieza a declinar cuando la mujer olvida qué es ser madre. Las generaciones que nacen de ella no son equilibradas y los frutos que trae su vientre ¿a qué amparo vienen a nacer? 

2 comentarios en “LOS HIJOS por Saramago y Cayetano Arroyo

  1. graciela

    …Y a pesar del genial Sarmago,y sus bellísimas palabras…..perder un/a hijo/a,verlo morir es brutal….te aniquila de golpe y de a poquito….. diariamente.De todos modos guardé en el archivo esta página ,al igual que otras dos tuyas……de excelso valor para mi.

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