Cuando era estudiante de hacer exámenes siempre me gustó levantarme prontito, de noche incluso. Me sentaba ante los apuntes o el libro que fuera que tenía que estudiar en medio de ese silencio del dormir de las personas, las casas, las ciudades, los pueblos. Antes de que todo comience de nuevo y se oiga subir una persiana o el movimiento de un coche… «ya empieza el día».
Durante esos ratos antes del comienzo era cuando más aprovechaba y hoy que también es de noche cuando escribo estas líneas me sentía «casi» un poco nerviosa, ja, ja, como si tuviera que estudiar (como nuestro inconsciente asocia ¿eh?)
Pues no, estudiar no. Solo (¿solo?) quería compartir con ustedes la magia que tuvo para mí el día 14, o sea ayer.
Llevo días que sueño mucho por la noche pero luego no me acuerdo y ayer al despertarme me dí cuenta de que había soñado con padre – el mío – ¡que estaba vivo! y yo le abrazaba y lloraba de alegría. El caso es que la cara no era la de él exactamente sino la de un hermano mayor – cosas de los sueños, ja ja – pero era él. Y al levantarse el finder le dije que había soñado con padre. «¡anda!»
La sensación interior era de paz, por primera vez en semanas. Seguro que también tiene que ver que ¡ya se fueron los albañiles de casa! y había dormido todo seguidito como el pasodoble así que me puse a escuchar una conferencia de Emilio Carrillo – Bendito sea – que me dió puntos para reflexionar durante tiempo antes de irnos a la sierra a coger agua y … (La compartiré mañana si dios quiere pues ahora me voy a comprar algunas cosillas para ese piso que he renovado y seguro que va a ser un día intenso)
Y llegamos a coger agua. Es una fuente que mana un agua riquísima todo el año así que en esa fuente ha habido muy buenos encuentros con personas que llegan antes o después y se entabla conversación. Pues ayer, allí había un señor mayor con muchas garrafas todavía vacías, muchas muchas. Así que al bajar del coche pensamos en coger solo una y luego a la vuelta ya las demás. Me acerqué a la fuente a pedirle al señor que me dejara coger una… y al mirar me quedé boquiabierta pues era exacto a mi padre. Me lo tuvo que notar porque me quedé mirándolo, como movía las manos, los gestos… iguales.
Y al irme a montar en el coche me dice el Finder, «oye, es igual que tu padre». Como una todavía no ha pulido algunas cosillas me quedé con la sensación de «no haber aprovechado la ocasión», «jolín, le veo en otro y me voy… ¿y si tenía un mensaje?» y el Finder «ya te lo ha dado». Claro, nos pusimos a repasar el poquito de conversación y había sí, varios mensajes. Y en esas, según íbamos hablando del mensaje… me doy cuenta de que es 14 de septiembre, justo 6 meses después de su partida y nos encontramos a la misma hora de su muerte. ¡Qué regalo!¡Gracias!
Me alegré después de no haberme dado cuenta antes de todo porque si no seguramente querría haber interferido y haber preguntado o alguna cosa por el estilo y porque a lo mejor pensaba luego que lo había ido buscando. Así fue como fue y cuando me dí cuenta – padre y yo éramos dobles y maestros por la fecha de nacimiento – de que precisamente eran 6 meses dí gracias al Universo por las sincronías y los regalos que se me presentaban.
Hubo algunas sincronías más durante el día, como que tenía en la mano justo el importe de la cuenta de la comida. Y algunas más con números.
Sin embargo, todavía siento la sensación de verle allí delante y la alegría de saberle vivo del sueño.
Gracias, viajeros, gracias de todo corazón por esta posibilidad de compartirme.
Ah, la imagen de la fuente no es la del encuentro pues no tengo ninguna foto a mano. Eso sí, ésta de la imagen está en un bosque de robles que me encanta. La fuente del aliso, se llama.
¡Que lindo…!…¡que dulce…! Me conmovió ….Hija de Madre.Gracias por tus diarias afirmaciones,ayudan y mucho.Graciela
Como siempre, gracias a tí, Graciela. Son vuestros corazones los que tiran de mí para hacerlo. Abrazos
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