Para que una mariposa florezca y vuele regalándonos belleza … antes fue gusano inevitablemente. A nosotros nos enseñaron a despreciar a los gusanos sin darnos cuenta que ese solo hecho (el despreciarlos) nos hacía entrar en incoherencia total con la vida.
Pues bien, una servidora está en ese tiempo intermedio, el de la crisálida, donde se produce esa gran transformación. No creo que en ese tiempo el gusano – que ya no lo es del todo – se vaya de copas con los amigos o se dedique a lo de siempre pues en ese caso perdería su oportunidad de oro y nosotros no disfrutaríamos de la belleza de las mariposas, entre otras cosas.
Y en ese tiempo de transformación… Virginia Blanes nos regala una gran herramienta de auto-conocerse: el cuestionarnos en cada momento (ya, ya sé que al principio es un poco cansino pero deja de serlo en cuanto entras en coherencia y luego ya es como un juego) con honestidad:
– ¿ PARA QUÉ ESTOY HACIENDO, HAGO O VOY A HACER… LO QUE HAGO?
– ¿ DESDE DÓNDE ESTOY HACIENDO, HAGO O VOY A HACER LO QUE HAGO?
Y estas dos cuestiones son pertinentes en cualquier caso, por ejemplo en algo tan «nimio» como que me voy a hacer un café:
– ¿Me lo hago desde la necesidad? ¿Desde el disfrute y el regalo? ¿Desde la inercia y ni siquiera me doy cuenta de que lo estoy tomando?
Como no estamos acostumbrados a esa bendita «¿PARA QUÉ?»… al principio sale el por qué y esta pregunta (por qué) no sería más que la justificación del Ego.
Virginia hace una distinción que me gusta entre sinceridad y honestidad porque claro a la pregunta PARA QUÉ o DESDE DÓNDE (elijo, hablo…) las respuestas nos sorprenden a veces y no gratamente, ja, ja. En la entrevista que comparto dice:
– la sinceridad se basa en lo que yo creo, en mis creencias
– la honestidad es lo que hay aunque me dé vergüenza, aunque me remueva las tripas. Si no nos movemos en esa honestidad lo que hacemos es únicamente justificarnos para que «me acepten, me quieran, para sentirme especial…». En definitiva… me vendo para todo eso.
Al moverme en esa frecuencia de la honestidad conectamos con nuestras motivaciones internas propias y veo tanto mi alma como mi ego (lleno de » es que» » por qué » «justificaciones» …
Entonces, viajeros, si me quieren acompañar en este proceso de la «crisálida»… toca cuestionarnos. Aguanten el tirón de las respuestas… a veces incluso van a pensar ¿pero yo hago esto para eso? No… Pues sí. Y ese tomar conciencia hace que todas nuestras células bailen y canten ¡Ole, ole, ya se dió cuenta!
Las mías hoy están de fiesta mayor desde que notaron mi agradecer del alma a su labor callada.
¿Saben lo que llevo peor de este proceso en soledad? Lo de comer sola.
Gracias, viajeros de luz. Nos enseñaron a no brillar… así que el camino pasa por limpiar esas creencias, miedos, límites que nos impusieron para por fin dejar aflorar nuestra luz PROPIA y PERSONAL que eso es la Sal-luz.
Un honor