«LA VIDA ES LARGA»:
REGALO – COMPROMISO – HONOR
Así se expresa uno de los “protas” y usuarios del albergue en Manacor (Mallorca – España) para personas “sin recursos económicos” que ofrece la Fundación Trobada en la que ejerce su labor una persona que conozco bien: María.
No todos los días una recibe un regalo que incluye aspectos tan variados y todos “ricos” para nuestro ser: para empezar, es un regalo comprometido: un documental sobre esas personas que los que estamos “fuera” (ja, ja), llamamos “exluidos sociales”. Además, el documental es excelente, bello, valiente, austero en medios (que no se nota) y por ello rico en talento ofrecido por amor, por compromiso. ¡Genial! Si así lo consideran, pueden todos ustedes esparcirlo como semillas de belleza y compromiso al viento. Qué llegue a todos. Los jóvenes que lo han realizado sin duda saben más de lo que dicen pero expresan mucho, mucho más que “autorizados y renombrados” directores de cine.
Y no todos los días una conoce personalmente a una de las protagonistas, María, no por su elección sino por su función en ese albergue donde son usuarios los “protas” del hilo narrativo del documental. Una función extensa, ¡vive dios!. Cuando la escucho contar… no me salen las cuentas de las horas… Sus funciones son como esas navajitas suizas que tienen de tó: muchas y muy variadas y ninguna sencilla.
María es hija del Finder. La pequeña. Ummm, pequeña era – y ni siquiera – cuando la conocí, ahora ya es una señorita hecha y derecha. ¡Y qué señorita!
Cuando María llegó a este albergue con un contrato de media jornada su corazoncito se encogía por la emoción contenida de sentir precisamente esa frase con la que casi comienza el documental.
La vida es larga… y puede dar muchas vueltas.
Recuerdo que al principio por teléfono nos decía “pero es que la línea divisoria entre tener y no tener es tan delgada… casi todos los usuarios del albergue trabajaban, tenían una familia, tenían una casa… y después (por movimientos de la vida y el posicionarse de cada cual ante ella…) dejaron de tener trabajo, familia, casa… ¡no es nada difícil que pase!”
¡Es para acongojar! y más ella que personalmente estaba viviendo algo parecido a los que allí recalaban cada noche! El trabajo que tenía estaba llegando a su fin y casi mejor porque no cobraba “decentemente” desde hacía tiempo…pero había hipoteca, había vida… así que ella sentía esa línea ahí al lado. El Finder y una servidora comentábamos a veces “parece que se lo están poniendo delante para que sepa qué hacer, para que aprenda que la “austeridad” es un valor a acuñar”. De hecho, ella utiliza la palabra en cuestión – austeridad – para referirse a los recursos económicos del albergue.
Ahora ya trabaja a jornada completa aunque sé perfectamente que su entregarse no se queda en el tiempo sino en el hacer resuelto y eso sin duda va más allá de la jornada firmada en un contrato. Me han emocionado algunas de las imágenes que recogen su hacer, su moverse… ¡y lo conozco muy bien! El director lo ha “visto” y expresado con mucho acierto. Le habrá costado sus horas de verla hacer. Su movimiento entregado, total, era el mismo cuando, siendo camarera para sacar un dinerillo mientras estudiaba, ponía copas en un bar conocido de la ciudad; cuando su padre y una servidora teníamos un chiringuito en la sierra y ponía cafés y copas con estilo siendo además hermosa…; cuando de jovencita cosía a la máquina piezas para los bolsos que hacía su padre y no daban abasto a darle material …
El Finder recuerda que cuando era pequeña, la llevaba a un lugar mágico de la provincia de Cáceres, Acebo por más señas. Allí, en un río de los que ya casi no quedan, pasaban los 2 horas y horas sentados en una piedra… cada uno a lo suyo. A la pregunta del Finder de qué haces María, ella contestaba “nada, pero estoy muy bien”. No dudo ni un momento que ese caldo de cultivo de soledad sin aburrirse, de atención y meditación, le ha servido a ella para llegar a un lugar como el albergue y siendo “guapa, inteligente y peligrosa” como dice uno de los usuarios, cuando llegó joven e inexperta por otro lado, haya podido posicionarse con autoridad llena de humanismo ante un grupo de personas, la mayoría mayores que ella y todos considerados por la sociedad como deshechos, como “fuera de servicio” y sea respetada por todos y ella esté feliz en su hacer … entre otras cosas porque ella nunca los consideró fuera de servicio.
María llegó a la isla ya hace más de 10 años, agobiada porque en su ciudad natal, universitaria de pro… no le ofrecían nada… de lo suyo. O sea, inmigrante. Allí había llegado un poco antes una hermana mayor como enfermera. Por eso… seguramente pensó “no pierdo nada, voy a ver… y los amigos de mi hermana son guapísimos (esto lo añado yo)”. Llegó al sector de la hostelería y empezó su andadura en la isla un 23 de diciembre en un restaurante con estrella Michelin… ¡casi ná!, precioso el lugar, riquísima la comida… Ella seguro que recordará siempre que pasó su primera Noche Buena allí comiéndose una tortilla francesa, sola. Eso sí, hecha por un cocinero con estrella. ¡No es lo mismo, ja, ja!
Recuerdo que cuando asistimos a la boda de la hermana enfermera fuimos a verla al restaurante y una servidora no podía dejar de mirar a María emocionada. ¡Lo hacía tan bien! Nunca había asistido a una escuela de hostelería y se movía como pez en el agua en un lugar donde cualquier movimiento tenía que ser impecable y más teniendo una estrella Michelin, con un saber estar y un saber hacer dignos de años y años de formación.
Las 3 hermanas son igualmente buenas en su trabajo… he visto a las 3 en diferentes espacios laborales y siempre me admiró su versatilidad y a la vez su buen hacer. No me extraña que el Finder se emocione viendo a María en el documental. ¡Soy yo que no “me tocan nada” y me pasa lo mismo! Porque no es ahora que ya son mayores y con mucha experiencia en lo que hacen… era igual hace 20 años cuando las conocí. Ja, ja, el Finder cuando lea estas palabras se va a poner como un globo…
¡Pues si no se pone él me pongo yo… por cercanía… ale! Y es que desde que le conocí, al Finder, admiré – excepto en algunas ocasiones que concernían a mi ego, ahora lo sé – su confianza en ellas, en sus potenciales (incluso más que ellas mismas)… seguramente por no tener referencias personales de esa confianza paterna en mi caso, a lo mejor. El caso es que en muchas ocasiones pensaba “uau, si me hubiera tocado un padre así!”. Ja, ja, ahora que me formo en bio sé que el Finder es doble de mi padre así que “sin querer, sin ser consciente” también me ha tocado pues ambos se compartían. ¡menudo batiburrillo!
Un día… o en un tiempo… el restaurante cambió de lugar y pensando que iba a ir mejor, no lo fue, así que empezó el rosario del recorte de jornada, del no pagar a tiempo… Y María tuvo que empezar a buscar en otros lugares. De repente, después de haber mandado sus curriculum-s durante años, su carrera universitaria de pedagogía que ya casi daba por perdida… le abrió las puertas del albergue pues pedían una licenciatura en pedagogía o psicología para el puesto que ofrecía la Fundación que lo gestiona.
Y durante un tiempo largo, compaginó su “hacer” de camarera con su “hacer” en el albergue. Me reía con ella en esa época cuando hablábamos por teléfono: es un poco de esquizofrenia le decía yo …. Sí, sí, Por las mañanas estoy en un lugar fantástico, de lujo, con gente que se supone tiene una posición elevada por lo que pagan por comer… y por la tarde noche trabajo con personas que no tienen nada, que un día tuvieron y cuando lo perdieron llegaron aquí.
Su función en el albergue es extensa… tan extensa como se quiera porque hablamos de personas que todos los días cenan-duermen-desayunan y se van a… ¡a saber! Y entre medias, sienten, padecen, tienen subidas, bajadas… Y ahí en medio, María les recibe todos los días y como si fuera una enfermera en triage de urgencias, debe decidir que puedes entrar o no si has bebido o no, por ejemplo. Y cuando llegó era bastante más joven que ahora, yo la imaginaba ahí delante, sola ante el «toro», sin saber todavía cómo… pero haciéndolo desde su esencia, desde su corazón que nunca falla… y el resultado es el que es: ser respetada por todos. Saben que María cuando les dice algo que no les gusta… no se lo dice por decir, saben que tiene razón y que lo ha pensado y molido mucho antes de expresárselo.
No conozco a los jóvenes que han hecho el documental. Me emociona saber que hay gente tan buena siendo tan joven. Me emociona su “valentía” en el contenido social y mediático que incluyen en el documental. ¡Ole por ellos! Emociona saber que saben… aunque nos los vendan como que pasan. Tampoco sé si el director conoce a María personalmente o no, lo que sí sé es que la ha “visto” muy bien. Las imágenes que incluye de ella “haciendo” las reconozco perfectamente como muy personales: hay una imagen en una reunión, hablando y moviendo las manos con un gesto en el que casi intuimos las palabras que con autoridad que le está diciendo a quien fuera el interlocutor. Una autoridad que ni ella misma, a lo mejor, reconoce. Muy bien recogida la esencia, si señor.
Por todo ello, las 3 palabras con las que titulo la entrada: regalo – compromiso – honor. Para una servidora, todo un honor tener la oportunidad de compartirles este documental.
En otra ocasión, y cuando lo tenga a punto, compartiré lo que desde la bio se puede apreciar en el discurso de los protagonistas, en sus decretos al hablar que – sin ellos saberlo – se cumple porque así lo decretan. Es alucinante verlo en un espejo… ¡cuán importante es el verbo que utilizamos para entender la realidad que vivimos y desde luego una tarea y una asignatura a “pedir” para nuestros niños-adolescentes-adultos… para todos!
Qué lo disfruten, viajeros.
Gracias