Buenas tardes, viajeros de luz

¿Saben? Durante estos días de “peregrina” entre Barcelona, Castellón y otros pueblos de esta costa maravillosa que tenemos a nuestro alcance he sentido más que nunca la idea de pertenencia a una totalidad, esa idea de que todos somos parte del mismo UNO, todos somos efecto de la misma CAUSA.

Cada vez que iba a otra playa diferente, más al norte, más al sur… sentía esa sensación de “diferentes playas y sin embargo el mismo mar”. ¿Dónde están las fronteras en el mar? ¿Acaso el agua de una playa no es la misma, en esencia, que la de otra a muchas millas?

Sí, ¿no? Eso hasta lo vemos casi claro, aunque nos cueste porque es la cosa de que la playa de no se donde es muy bonita y la otra menos o la otra es de piedras y la que aquí de arena, aquella hace un agua verde y esta más azul… Sí, sí, individualidades que las hacen más ricas y nos dan la oportunidad de elegir, de ampliar nuestro campo de visión.

Y sin embargo, nos cuesta más ver que nosotros somos como esas diferentes playas, con nuestras individualidades, peculiaridades que hacen que la manifestación sea diferente aunque la esencia, el espíritu que nos anima… sea el mismo, EL MISMO.

“Hay una fuerza inconmensurable en el Universo que crea, sostiene y entretiene todo lo Creado”… esto ya lo decían los chinos en sus tratados hace miles de años, por ejemplo.

Y ese sentir te hace mirarlo todo con mucho cuidado, con mucho mimo porque todo-todos-todas (los seres, no solo los humanos) compartimos la misma esencia, somos parte del mismo TODO. Y aprendes a escuchar los juicios que tu mente hace sobre los otros y a pedir – como en Un Curso de Milagros expiación o en H´oponopono “Lo siento, perdóname, gracias, te amo”

Un placer compartirme y saberles cerca. Para tener un ratito de internet me voy a bajar a un barito aquí cerca que tienen wi-fi y celebraré la oportunidad con un gin-tonic a su salud. Suavecito, sí.

Graciasssss