… ¡Qué rico el viaje de regreso… también!

El camino de vuelta a casa fue ayer y fue un placer. Me lo había dicho el Finder y yo – a 600 kms – con lluvia torrencial todos los días previos y con la «rojilla» que es mi coche, que no es de ayer aunque con poderío y que dice lo que tiene que decir cuando le parece…( y lo dijo) … – no lo terminaba de ver claro. 

Como digo, lo dijo… y como una siente la certeza de que el universo te habla a través de todo… sabía que aquello que estaba diciendo ella – el coche – tenía que ver conmigo. Mi resonador (punto de acupuntura con nombres alkímicos donde los haya) en base a la medicina tradicional china se llama «El Pulso del Inicio» y ¿qué le pasaba a la «rojilla»? que tenía el delco perlado – así lo llaman – Y el delco es una pieza de los coches de antes – ya digo que el mío no es de ahora y me encanta – donde se producía la chispa para arrancar (¿la chispa del inicio?… ¡más parecido a mi resonador de nacimiento… casi imposible!¿no?. Si ese minúsculo cuadradito del metal que sea está sucio por… el coche no arranca y el mío cuando había humedad… te podía dejar en cualquier lugar – lo ha hecho – (por ignorancia de la causa, ahora lo sé, ahora es ponerme a ello y cambiar la pieza o ponerla a punto o lo que se necesite. En palabras del «angel de la guarda» que me ponen en ese pueblo de Castellón – Ady, por más señas… ¡sabe hacer de todo y bien! – cada vez que voy y que lo limpió y lijó un poquito resolviendo el «asunto» – ¡Eso está muerto, lo tienes que cambiar!. Pues ale, ¡a ello!

Y estoy segura, de que ya solo el hecho de la intención de cambiarlo…por esa ley universal de que «lo que es arriba es abajo» «lo que es adentro es afuera…» esa intención hacia el coche produce sus efectos en mí «delco» particular interior. 

Eso es, la chispa del inicio. El Pulso del Inicio. 

¿Y qué más pulso del inicio que el Agradecer como sentir… el agradecer que brota?

Así subía yo ayer atravesando el país de este a oeste con la rojilla… en apariencia en solitario y como digo, sintiendo de forma cierta, que el Universo te comunica sus mensajes a través de números, coincidencias… Lo de los números de ayer era una risa… ¡un desparrame! Así que sabía y sentía que venía asistida. Amén de la «compañía» desde lejos del finder, de Maru, de Ady… ¿Agradecida? ¡Emocionada! Así que yo solo tenía que disfrutar. 

Y lo hice. Disponer del regalo de viajar sin prisa, en un día sin tráfico…vale sí con aguaceros múltiples a cada rato pero también a ratos con rayos de sol que aparecían detrás de las nubes iluminando la tierra a trozos. El rato de pasar por La Mancha fue bello, bello, bello. Los colores, las luces, la vida brotando en flores aquí y allá, las manchas verdes de árboles y monte bajo diseminadas en una tierra rojiza dando honor al nombre de la zona… ¡yo iba como enamorada! ¡qué belleza! 

Claro, si vas a mil por hora… ¡ni te enteras! Una servidora iba disfrutando. Paré ¡5 veces! Las que me pareció. Cafecito, pis, cigarrito o no… conversación con la camarera o el gasolinero o con quien tocara. Era un viaje personal. Intentan alejarnos de lo personal, ya casi no se pregunta a nadie una dirección porque el personal lleva ton-ton (mi hermano se empeñaba en regalármelo). A mi me encanta preguntar – si lo necesito – y mira que a  veces no se entiende nada… 

Y que te pares fuera de  esas áreas de servicios «oficiales» en autovías – que vienen muy bien pero hay otras: ayer paré – y ya lo habíamos hecho el Finder y yo el año pasado – en el km 232 de la A3 de Valencia a Madrid. Son unos metros nada más de desviación y hay una gasolinera con un barito donde unos jóvenes «vivos» te  ponen unos bocatas estupendos y te tratan «personalmente» A ellos les va estupendo que alguien se desvíe de la ruta «al uso». Después ya coincidió que paré en grandes… ¡el trato igual de personal!. En el fondo – y eso ya lo sabemos aunque se nos olvida a menudo – todo es como tu vayas. Y yo iba «personal». Lo que me encontraba era del mismo estilo, personal y eso siempre es enriquecedor. Para empezar, nos miramos a los ojos. 

Y como regalo extra… llegar a «casa», donde te esperan. Que en este caso es una y al ir fue otra. La temperatura en el oeste era de invierno y sin embargo, el Finder tenía la primavera en casa. Por la ventana de la sala asomaban, llenas de color, plantas nuevas  ¡Gracias de nuevo por la belleza y la cenita rica que preparamos… !

Luego, en ese ratito antes de entrar en el sueño, iba «re-pasando» los momentos, las «alertas» – que las hubo -, los colores… los mensajes … Parecía un sueño, un sueño que antes de ir me hacía sentir un poco «nerviosa» y que ahora, visto desde la culminación de ese trocito – que el viaje sigue – sentías que todo lo que había pasado… tenía su sentido, era una pieza necesaria… tuvo que ser de la forma que fue para que después pasara A o B o C. 

¡El Universo sabe! Lo nuestro es disfrutar. Pues ale, ninguna duda. 

Gracias, gracias de corazón a todos los integrantes de los «momentos» … y a ustedes por la parte que les toca en esos «momentos» creados y vividos ¡Un placer y un honor!

Viajeros de luz… en viaje… gustoso, sagrado. 

Ah, al llegar, el Finder estaba escuchando de un you tube con música del 71… ¡alta antigüedad, ja, ja! Un placer, nos las sabemos todas… (o al menos por estos lares… una servidora tenía 11 años y las bailaba) ¡Qué la disfruten! Para los nuevos… la música de ahora no tiene nada que ver… sin lamentos, era otro estilo. 

 

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