EL AÑO DE «LA REVELACIÓN»

Cada año, desde la Escuela Neijing, se establece un «sentido» al año en base al desarrollo del calendario oracular – hacíamos una entrada hace unos días a propósito de «La espera», el hexagrama del I ching al que correspondía el tiempo oracular por donde transitamos esta luna en la que estamos –  El año pasado fue el año de El Encuentro y este año el de La Revelación. 

Cualquiera de los «sentidos» de estos años han sido muy sugerentes… el de éste… Ummm…La Revelación. 

Ya sea activo – que yo o alguien revele algo (que estaba en la oscuridad) – o pasivo (que algo sea revelado o se me sea revelado a través de señales, detalles, sincronías, «casualidades»…) revelar suena a claridad, a brillo… a que algo no se «sabía» y ahora sí… a que algo estaba oscuro y ahora se ve. Además, está «revelarse como» que implica que sin que hubiera parecido que así iba a ser… así fue: alguien se reveló como un gran cocinero cuando al principio no sabía ni freir un huevo. Nadie hubiera pensado que … pero se reveló como tal. 

Le podemos dar las vueltecitas que queramos a las revelaciones, a revelarse, a revelar… a reflejar lo que está recogido en la película. Ahora los medios de edición de fotografías han cambiado tanto que ya ni nos acordamos pero recuerden esas imágenes – o aquellos que lo hayan hecho seguro que lo recuerdan bien – de papel fotográfico sacado de una bañera de un líquido X que colgaban con pinzas para que se secaran y que de no ver nada en aquel papel… poco a poco se iba revelando la fotografía. ¡Era magia!

Pues eso… lo que vamos a revelar ya está en nosotros…démonos la disposición – y el tiempo – para que se seque y se imprima de verdad –  Y sobre todo darnos la oportunidad de permitir que «se nos revelen» las señales. Estar atentos. Nos asisten… 

Gracias, viajeros de luz. 

Comparto para ilustrar ese año de «La revelación» la transcripción del tiempo de oración dirigido por el Dr. Padilla, director de la escuela Neijing,… «Llaman a la puerta las Revelaciones». 

Qué disfruten – es para releerla varias veces y … ponerla en práctica … con gusto y confianza. Es año de aprender a «percibir» con otra consciencia dejando que las señales sean las guías de los pasos y no «nuestro propio raciocinio» … (que ya sabemos, por otra parte, está guiado por esos programas inconscientes propios, del clan, del clan más colectivo…y que siempre da las mismas respuestas)… para que nuestros pasos sean guiados por el Campo cuántico, para bien propio y de toda la comunidad en la que me desarrollo. Donde dice «campo cuántico» pongan ustedes lo que más les resuene: Dios, el Universo, la Vida… y todo estará preparado para que el verdadero ser haciendo el verdadero camino… se re – vele. 

Gracias, viajeros de luz, por la oportunidad de compartir. 

Estaba pensando… aunque «rebelar» es con «be alta» que dicen en Argentina y no tiene que ver con «revelar» … seguro que para el inconsciente… se mezclan, el no conoce de bes altas y bes bajas: oye rebelar / revelar : igual.

¿Será por esa identificación inconsciente de revelar/rebelar que nos cuesta quedarnos quietos, … que es de la única manera que podemos percibir esa «revelación», que nos rebelamos incluso a ello… «tengo que hacer, tengo que ir, tengo que…» todo para no quedarnos quietos y sentir (que viene de las percepciones de los sentidos), dejarnos sentir…? De rebelar viene rebelde, rebeldía… (lucha al fin y al cabo, el que se rebela está en lucha con aquello contra lo que se rebela… así que la energía de la rebeldía tiene poco de armoniosa (para empezar) … y estoy yo diciendo esto habiendo sido una rebelde…ja, ja… pero cuando se ve… se ve)

¡Qué curiosa identificación: revelar – rebelar! (hasta estas líneas nunca me había dado cuenta)

LEMA ORANTE, DR. JOSÉ LUIS PADILLA.

LLAMAN A LA PUERTA LAS REVELACIONES.

03/01/16.

Culmina el momento, los momentos propicios para encontrar, para encontrarse.
En el transcurrir de esta traslación en torno a la luz, este encontrarse, este encuentro… nos ha dado las oportunidades de aclarar, de rectificar, ¡de descubrir!, de aprender, ¡de vivir!
Un espacio-tiempo de oportunidades; de ponerse en disposición; de manifestarse; ¡de inicio!

Llaman a la puerta las revelaciones.
Sin duda, precisan que estemos encontrados; que hayamos encontrado, en el sentido orante, la… ¡elegancia del alma!: “elegancia del alma” hacia la sutileza; el hacer, del vivir, una continua belleza; el descubrirse amado… por la Eterna Presencia.
Orar… como expresión e impresión de descubrirse, de encontrarse… en el seno del Misterio. El saber, en ese “encontrarse”, que el amar es el medio en el que me muestro y me expreso ante mi entorno, para reconocerlo… como una unidad que aparentemente está disgregada o desintegrada; que, en su diversidad, puede parecer distante, pero que todos los aspectos se precisan, unos de otros, para definirse, para relatarse.
No hay huella sin tierra, ni escamas sin agua.

En base a… vibrar en ese encuentro permanente, a través del orar, lo revelado llama para abrir los ojos; los orificios de respirar; la boca de masticar y de hablar; las orejas para escuchar, para oír; los ojos para visionar.
Todos los orificios… que nos permiten adquirir “sentidos”, “sentires”… tienen recursos –en esa disposición previa de encontrar y de encontrarse- para darse cuenta de que… hay una revelación continua, que es a la vez personal y global; que no hay que intentar buscarla, encontrarla, investigarla. ¡No! Estando “en disposición de”, nos preguntaremos… por esto o aquello que ha sucedido, o que sucede, y le daremos carácter revelador.
Y será revelador todo aquello que entra en esa otra percepción, diferente a la que habitualmente tenemos: detalles que nos llaman la atención. Todo se hace importante, pero hay intermitencias que se hacen revelación.
Es como si la Creación hubiera decidido… alumbrarnos, más y mejor, nuestro sentido, nuestro estar y nuestro hacer; como si hubieran puesto señales… en el transcurrir, para no perdernos.
Habrá que prestar especial atención a los pequeños detalles, que son las pequeñas piezas del puzle que va iluminando nuestros senderos, nuestros recorridos. A la vez, seremos –como otros-, todos –“seremos, como otros, todos”-, portadores equivalentes y representantes de esos detalles. Ahí será cuando lo descubramos: cómo se vale la Creación, se vale… la vida, de cada uno de esos elementos, para revelar, descubrir, aprender… en nuevas habilidades, en nuevas disposiciones que conduzcan a ¡valientes decisiones!
Tendremos… ¡tenemos la ocasión de vernos como intermediarios! Y, en muchos casos, sin saber qué es lo que portamos, qué es lo que nos corresponde revelar. La lectura la harán otros, porque nos pintan en los sueños; ¡nos marcan!… en los ensueños…

¡Tan propenso que se presenta el ser!, como protagonista o como inútil: en los dos extremos; entre medias, culpable. “Protagonista”, “inútil”, “culpable”…
En el sentido orante revelador, no tienen lugar esas constataciones ¡destructoras!, ¡desalentadas!, ¡desorientadoras!, que han sido producto –y son producto- de un hedonismo, de una importancia personal, de un protagonismo… producto de lo que “sabemos”.
¿Qué sabemos?
El culto al conocimiento nos ha llevado a buscar las verdades de nuestras propuestas…
Pero ésas no son verdades. Son… curiosidades; son… pequeñas muestras. Las verdades emergen de las contemplaciones hacia Lo Eterno. No tienen sentencias. Carecen de ¡dictamen! No poseen orden.

Sin protagonismos ni culpabilidades ni menosprecios, en el sentido revelador nos sentiremos elegidos. Pero “elegidos” en el sentido de “detalle”: de ser una pieza que completa un puzle que paulatinamente va iluminando nuestro… transcurrir.
Dejo atrás las hazañas de mis protagonismos; se quedan disueltas en el camino… mis inutilidades; y la culpa se disuelve ¡por arte de magia! Porque me descubro, porque me descubren… como un elegido. ¡Sí!, ¡claro!, existirá la tentación de sentirse elegido entre todos, ¡para todos!… ¡No!
Pronto nos daremos cuenta de que somos una elección indispensable para otras, y las otras son indispensables para nosotros. No tenemos quórum para ser elegidos como… ¡preponderantes!
Cada uno, en su elección, tendrá su valor; ¡tiene su valor! No hay “más” ni “menos”; son diferentes… actuaciones. Y, ¡sin duda!, habrá que tener cuidado con… la vieja conocida “envidia”, que estará al acecho… para acrecentar más a aquél elegido que a este otro, y comparar. ¡No hay comparaciones!

Cuando la Creación decidió que cada ser apareciera, y que siguieran apareciendo seres… ¡por necesidades del guión!, ¡para que sirvieran!, indudablemente… ese Misterio había elegido…a este ser, con estas características, con estas cualidades, para que pudiera servir a la necesidad que requiere la vida en ese momento.

Elegidos, con recursos, con gracias, con capacitaciones; un diseño especial “para”…
Y eso se irá revelando en la medida en que nos sintamos plenamente encontrados; en la medida en que estemos dispuestos a disponer de nuestros sentidos como verdaderos descubridores, ¡como verdaderos receptores!… de nuestro destino.

Revelaciones.
Alegrías de ¡apercibirnos!, ¡de darnos cuenta de que nos eligen y nos preparan!, y nos van descubriendo nuestras capacidades, para que se ejerciten.

Si nos percibimos como elegidos de reflejos luminosos que iluminan, nuestra disposición… no será de pulso y de competencia, sino de colaboración… con pasión, asombro y complacencia.
Se acabó la minusvalía de la escasa o nula autoestima. ¡Se eliminó la egolatría… y el protagonismo de la culpa! Nos muestran y nos revelan nuestra elección.

¡Atentos… con ilusión! Con la certeza de que éramos, ¡somos!, algo más que… un capricho; somos una trascendencia que muestra la complacencia de la Creación.
Somos una trascendencia que muestra la complacencia de una Creación.

¡Elegidos!

 

 

 

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