EL PODER DE LOS DECRETOS por Rubén Cedeño

Seguro que hay muchas personas que dicen que no creen en los decretos… ja, ja, sin saber que estamos decretando sin pausa a lo largo del día, solo que los decretos que hacemos nos parecen … otra cosa. 

Si yo digo que «no puedo con eso» «soy torpe con el ordenador» «no valgo para los trabajos manuales» …el Universo, el Campo cuántico, Dios, La Fuerza… que no puede hacer otra cosa que escucharnos, … se rompe la cabeza para buscarnos situaciones que confirmen esos decretos que hacemos sin pensar y sin siquiera imaginar que son decretos. 

Hace muchos años, cuando conocí el trabajo de Louise Hay, yo también decía que esas frases leídas para mí no funcionaban. Ahora entiendo por qué lo decía y por qué efectivamente no funcionaban. 

El caso es que el Universo nos escucha, escucha nuestras palabras, nuestro verbo… emocionado, es decir, nuestro verbo «sentido». No vale para nada que yo repita algo que no creo… sobre todo, algo que no siento. Y es que el Universo escucha nuestras emociones, es en base a ellas que actúa. Es una cuestión de vibración porque es la vibración de la emoción que siento lo que atrae, lo que produce esa misma vibración que se expresa en una situación, en una vivencia. 

Nosotros no vemos las ondas de nuestro verbo «emocionado» porque pensamos que el espacio es vacío, como que no hace nada, ni produce nada. Pero pasa algo parecido a lo que ocurre en el agua cuando echamos cualquier objeto o cuando el agua pasa y choca con una piedra… se producen ondas. Pues esas mismas ondas de nuestro verbo, de nuestro pensamiento… atraen ondas de la misma frecuencia… y esas ondas de la misma frecuencia son nuestras viviencias, las situaciones que vivimos, las personas que nos encontramos… para que sintamos esa misma frecuencia.

Entonces y como siempre es una labor personal: se abre un tiempo de escuchar – nos para saber qué decretamos porque así comprenderemos también por qué vivimos lo que vivimos. Es decir: primer paso: estamos atentos a nuestros pensamientos sentidos que se verbalizan o que están en el pensamiento todo el día. Si yo tengo miedo de que le pase algo a mi hijo y me imagino e imagino todo el rato que puede tener un accidente y ya me lo imagino en la carretera echo polvo…. es decir además le pongo imágenes que es una cosa que a mi inconsciente le va cantidad… todas mis células sienten y se imaginan en base ese miedo, a esas imágenes… y al final suceden y yo entonces digo aquello de «qué mala suerte, y por qué a mí…». Porque lo estamos decretando, por eso. 

Así, para aligerar el proceso, nos quitaremos esos decretos negativos. 

Y después y esto es genial: aprovecho una de las características del inconsciente y lo convierto en un recurso en una herramienta: bien, el inconsciente no diferencia lo real de lo imaginario. ¿Por qué? porque – como decíamos antes – lo que actúa es la emoción, lo que sientes al decir A, B o C como en el ejemplo de la mamá con miedo a que el hijo se estontone en la carretera. No es real, es el miedo y las imágenes que esa mamá ve continuamente lo que el inconsciente graba y graba. 

Y eso se convierte en una herramienta: si yo quiero decretar «yo soy salud» y me siento enferma y me veo enferma y tengo miedo por lo que pueda venir… no hay coherencia, no hay resultado… fijo.  Pero si yo me pongo a respirar un poquito, a centrarme y me imagino sintiéndome bien, sintiéndome saludable, sintiéndome feliz, sintiéndome alegre… todas mis células sienten eso que estoy «imaginándome» y cuando ya estoy sintiendolo  y todas las células burbujean … si digo «YO SOY SALUD» ahora sí siento verdaderamente que soy salud y ahora ese decreto verbalizado y sentido… va a entrar en coherencia y el resultado será que yo soy salud. 

Ayer cuando llegué de la consulta el Finder me tenía preparado un regalito – que comparto con ustedes con mucho cariño porque sé de su eficacia. La conferencia tiene el título de «Los decretos» a cargo de Rubén Cedeño que no conocía aunque sí conozco a su maestra Conny Mendez. 

Es un hombre bien pedagógico así que explica sencillo y divertido (importante) cómo hacer decretos. Como siempre en estas conferencias se quiere explicar demasiado y la última parte – para mi gusto -´está un poco sobrecargado porque se leen muchos decretos ya hechos. Sin embargo está bien para ver cómo hacer los propios y qué he de tener en cuenta. Porque no es que voy a decretar lo que se me ponga… sino lo que se me ponga pero que esté en coherencia con mi mayor bien y el de todo el mundo. Y eso ya cambia. 

Qué disfruten de la conferencia y de su práctica. Gracias por la oportunidad de compartir-me.

Gracias, gracias, gracias. 

 

 

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