Entrada publicada originalmente el 11/01/2019 en www.ellamentonovieneacuento.com
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Buenos días, viajeros de luz.
Saben que me gusta traer herramientas y recursos – probados e integrados, o al menos estando en el camino – que nos ayudan a salir de la queja, del lamento – por ahí fue el nombre – y ya solo por ello, nos favorecen el crecer por dentro que es de lo que se trata. El crecer por fuera solo es un resultado que brota, que fluye cuando por dentro vibras en frecuencias lejanas a la queja, al lamento, a la cerrazón, al miedo en definitiva.
Hoy además estoy encantada y muy honrada porque traigo un recurso que nació de una de las participantes del grupo de Volver a la Abundancia y luego “redondeado” por otra. Me encanta lo que brota de la colaboración generosa.
Y lo traigo además porque tiene que ver y mucho con el tema que nos ha ocupado en las dos últimas entradas, a propósito de los juicios que hacemos a los otros y también a nosotros mismos. De hecho, ya sabemos que cuando hacemos un juicio hacia afuera… es porque por dentro nos hacemos ese juicio también, aunque la mayoría de las veces lo hagamos inconscientemente.
Ahora sé mejor la historia de cómo surgió el recurso porque tuve el honor de hablar con ella hace unos días y me la contó entera. Ya saben, a veces, empezamos por el resultado y no se entiende bien como fue el proceso.
Ella había aprendido que cada uno venimos con un propósito, vamos a suponer que sea el de ayudar a otros a saber quiénes son, punto primero y fundamental para una vida plena. Para ello, es preciso que la persona sepa quién es, de otra forma el acompañar a otros se hace desde la teoría y no funciona.
Y aquí viene un punto importante: resulta que para saberlo, parece ser que el Universo que tiene mucho humor, nos invita a desaprenderlo. ¿Cómo? A través de la familia sobre todo. Es la familia la que nos pone los retos y si yo vengo a saber quién soy, voy a pedir una familia que me lo haga difícil, que quiera que yo sea “a su forma”, que cada vez que yo me posicione intenten desanimarme…
Es como la prueba del 9. A ver si es verdad que sabes quién eres. A ver si es verdad que tienes una auto-estima potente.
Y claro, para ello, vas a tener que trascender sí o sí las zancadillas en forma de creencias limitantes, en forma de programas… Si no las trasciendes… pues te las tatúas en la piel y ala, a moverte por el mundo con esos trajes “impuestos” – a petición propia, que eso ya es la repanocha. Si piensas que tú mismo lo has elegido así, ya no se te ocurre enjuiciar, ya no se te ocurre quedarte en la queja de “ay, por qué he tenido que heredar esto” o “ay, mira qué mala suerte cómo me trataron de mal, yo hubiera querido otros padres, otra familia”. Pues va a ser que no, tenemos la mejor para nosotros, la más indicada – no la que le gustaría a nuestro ego que le gustan las cosas fáciles y sin retos.
Bien, a lo que íbamos. Con ese aprendizaje que había hecho, y como “oveja negra titulada” que había sido, se puso a hacer una lista con los insultos, con las críticas que la familia le había hecho desde siempre. Y sacó un montón (los verán después, más abajo).
Y después se dio tiempo para ir quitando el velo a cada uno de ellos, para ir quitando las emociones de “rabia” de “tristeza” de… pegadas a cada uno de ellos.Y se dio cuenta que cada uno de ellos ocultaba un recurso positivo muy importante y fundamental para ella, un recurso que ya tenía en ellaaunque a lo mejor necesitara un “retoque”. Retoque que la mayoría de las veces ni siquiera es necesario que se haga físicamente pues cuando despojas la mirada de juicios y de emociones limitantes… el retoque se hace solo, es lo natural. Ese recurso positivo oculto es el que la familia – por petición propia tuya – trata de tapar para que tú en esencia lo expreses.
Pongo uno de sus ejemplos que se entiende mejor: si por ejemplo, me han tachado de “soberbia”, lo que hay debajo oculto es una cualidad: “sabes muy bien cuál es tu valía”. Es como si la familia te dijera: ¿de verdad sabes bien cuál es tu valía? Y te llama soberbia como acicate para que de verdad tengas claro quién eres y lo que vales. Todo esto es inconsciente, no lo hace adrede ninguna de las partes, parece que contratamos el “pack” antes de encarnar, ja, ja. Una bendición.
Es decir, así, por las ganas de aprender, de evolucionar, creó una herramienta muy útil para cada uno de nosotros. Reconvertir los juicios. Quitarles la pátina de condena para que brille el recurso, la cualidad con luz propia sin tener que confrontar, superar que es tan cansino.
Esos juicios que nos han hecho en “casa”: “es que siempre eres…” “es que tú eres…”… a los que respondíamos con rabia, con tristeza, con confrontarlos… no son más que la tapadera de cualidades impresionantes que ya tenemos en nosotros, solo que nos las “habían” – por petición propia – tapado, ocultado, escondido.
¿Notan la diferencia cuando respiran en “modo yo soy soberbia” a cuando lo hacen en “modo yo sé lo que valgo, yo sé lo que soy”? (Lo sé porque lo siento, no es porque me hago la gallito que es lo que pretendía que pensáramos el juicio “soberbia”) ¿Notan la diferencia? Es impresionante, una te debilita – la primera -, la otra te fortalece. Solo con respirarlo. ¡¡Imagínense si caminamos en la vida, si llevamos a cabo nuestro hacer sabiendo de verdad quién soy y lo que valgo!! No por “soberbia”, ja, ja, sino porque siento profundamente que soy Arte y Parte de Lo Divino, soy una expresión de la Fuerza Creativa y no podría ser de otra manera. Lo demás son velos aceptados o inconscientes.
A continuación les dejo una imagen que hice con los juicios y los recursos ocultos que ya están en nosotros. Y eso es fundamental, saber que ya están, que no tenemos que hacer nada para. Los tenemos solo que estaban velados por el juicio, por la condena que llevaba implícita.
Le quitamos el polvo… y le voilà: una cualidad que me favorece, que me fortalece, que me ayuda a rendirme a fluir, no tengo que pelearme ni “sacrificarme”.
Y para culminar, les comparto cómo otra compañera del grupo, utilizando este recurso, fue capaz de transmitir lo que habían aportado tanto los hombres como las mujeres de su clan que era una de las preguntas de auto-indagación que teníamos en uno de los módulos: “¿Qué han aportado de positivo los hombres y las mujeres de tu clan?”. Y no es sencillo, ja, ja, la primera tanda de aportes… salen negativos. Ahora había que darles la vuelta. Y ella lo hizo hasta ameno. Genial.
Había re-convertido todos aquellos juicios de valor, que si a fulanito le gustaba el juego, que si al otro … en aportes positivos, en cualidades.
Y como ya dijimos en otra entrada, cuando los juicios se convierten en cualidades… ahora sí las podemos tomar, las podemos integrar en nosotros y las podemos utilizar para nuestra vida. De otra forma, como le ponemos el juicio delante, el flujo entre la cualidad y yo… se corta. No voy a ser capaz de expresar esa cualidad en mí por no parecerme al que la expresaba de una forma que produjo daño a algunas personas.
¡Hay muchas formas de expresar esa cualidad! No es necesario expresarla como lo hizo el abuelo, la mamá… la puedo expresar a mi manera.
Eso sí, solo la podré expresar si le quito el juicio.
Les invito a que pongan en práctica el medio “juego” que les he narrado. Ustedes y los cercanos, ja, ja, … se alegrarán muchísimo de los movimientos que se darán sin duda.
Un placer y un honor, viajeros de luz. Hoy culmina la onda encantada del Enlazador de Mundos. (En el facebook de El Lamento no viene a cuento lo podrán ir viendo) Hemos tenido la oportunidad de, durante 13 días, “morir a lo viejo para nacer a lo nuevo”. Soltar juicios es una forma maravillosa de hacerlo y si además los reconvertimos a recursos… ¡una varita mágica!.
Gracias, gracias, gracias.
El ejercicio tiene segunda parte, lo haremos en otra. Con un primer etiquetaje … ya tenemos para un ratito ja, ja.

¿Qué beneficios han aportado hombres y mujeres al clan?
Los hombres han aportado el recurso monetario. Han sido ellos quienes traían el dinero a casa.
Mi abuelo Capy, era la autoridad familiar, con mi abuelo Miguel no sé, tal vez lo era. Lo desconozco. Con mi padre, él no ha sido la autoridad, solo el proveedor de dinero.
Los hombres de mi clan tienen el gran recurso de disfrutar del sexo. Han sido bastante emprendedores (jugaban con el dinero, a veces por no darle importancia, otras por simplemente pasarlo bien).
Mi abuelo Capy ha sabido reconocer su valía y ha sabido ser MUY resilente(Soberbio y testarudo). Mi papa ha sabido ser su mejor activo(egoísta) y ha sabido convertir las responsabilidades en pasiones (irresponsable) y sobre todo ha sabido no luchar en guerras que no existen o donde no tienes las de ganar (cobardia).
Mi papa tenía el recurso de la calidez, de interesarse en cosas que no eran de la autoridad, de pasarlo bien. Nos llevaba a tomar un helado, o al parque infantil. Era él quien se encargaba del juego y del ocio cuando estaba en casa. Nos acompañaba, y si teníamos dudas con una tarea, era a él al que le pedíamos ayuda. Era él quien me llevaba la mayor parte del tiempo a la escuela y quien me despertaba y acompañaba de la secundaria en adelante.
Mi abuelo Miguel aportó el recurso de la dulzura, de hacerte sentir única al menos el espacio de 1 minuto.
Las mujeres eran quienes se quedaban en casa, hacían de comer, lavar, limpiar. Mi mama además era quien llevaba la autoridad familiar. A ella pedíamos los permisos.
Mi madre aportó los recursos de ser reclamadora de derechos (victima), de pedir, porque a quien no pide no le dan; el recurso de la organización(controladora), de ser líder en tu casa y siempre mostrarlo ante los demás de manera más sutil (mandona), me dio el recurso de querer mejorar cada día (ambiciosa) y de no conformarse con lo que hay, sino buscar lo que se quiere. Además aportó el recurso de no dejarse detener por las adversidades, aunque el miedo estuviera tomándola del cuello. Mama es sumamente ingeniosa y sabe encontrar soluciones cuando al parecer no las hay.Mi abuela Meche aportó el recurso del liderazgo familiar también (manipular a los demás para que hagan lo que quiero) y de saber vender su punto de vista para convencer. También sus capacidades manuales y culinarias, para las que tenía mucho talento, así como su paciencia para enseñártelas.
Mi abuela Adriana aporto el recurso de ser capaz de soltar algo que no te hace bien (interesada), de contemplar sus emociones sin que la dominaran (fría), así como el de la organización (controladora) y de saber vender su punto de vista (manipuladora) para conseguir lo que quería.
En la medida que lo pongan en práctica, tendrán un montón de recursos a su alcance con los que no contaban ni en sueños.
Gracias, gracias, gracias.