Dedicado a la ratita Eva
Cuando una persona nos da una gran noticia, cada uno, según nuestra evolución, nuestra forma de ver y de vivir en el mundo damos las gracias a Alá, Dios, El Universo, La Creación, La Fuerza Creadora, Yo misma…
Como saben, el finde me ha llevado a otras tierras por servicio y por placer. El pasar unos días fuera del entorno siempre me gusta porque te amplía la perspectiva y sobre todo porque relativiza aquellos conflictos que generamos y vivimos desde ese inconsciente familiar, social… colectivo en nuestro hacer cotidiano.
Pues bien, ayer recién llegadita de vuelta, recibí una noticia grandiosa: una amiga con un cuadro tumoral «importante» y que hasta ahora no había dado muestras de «resolución» al conflicto que generó el cuadro de tumor en mama-hígado-cerebro (según la versión de la medicina moderna que ya sabemos que no es la única y desde luego no es la que más ayuda a esa resolución) ha tomado una gran decisión: hacer lo que quiera. En todo su proceso, nosotros no podíamos hacer mucho porque cuando la persona no quiere ver pues no ve, solo y por decisión habíamos comenzado a visualizarla sana, contenta, resolutiva… Sentíamos que no debíamos interferir más porque la persona solo entiende cuando ha llegado su momento y si fuerzas… cierras el canal.
Ayer cuando con el micrófono abierto del teléfono le decía al Finder «he tomado la decisión de que a partir de ahora voy a hacer lo que quiera» yo saltaba de alegría porque sé que ese es el primer paso para entrar en coherencia emocional que es el fundamento principal de la sanación completa.
Su primer «hacer lo que quiera» había supuesto quedarse disfrutando de un recién nacido sobrino en lugar de ir con su compañero a llevar los hijos de éste de vuelta a su madre biológica (ex-esposa de su compañero) que lleva haciendo casi 10 años y parece que sin apetecerle nada. Se sentía obligada a hacerlo y ayer por primera vez no fue.
Ole, ole y ole.
Claro, el camino de hacer lo que quiero no es un lecho de rosas. Ella quizás todavía no lo sabe pero ha abierto una cajita donde va a ir viendo y viviendo situaciones que hará ella y también recibirá en esa línea de libertad. Que lo que yo quiero hacer no debe pisotear a nadie, por ejemplo, también lo irá aprendiendo y por supuesto seguramente irá viendo situaciones en las que ella no ha permitido que otros hagan lo que quieren y se ha ofendido. Serán pasitos a dar, de momento ha dado el primero, el de la decisión y su voz había cambiado por completo: ya no reflejaba miedo y ya solo eso, es motivo de alegría con mayúsculas.
Enric Corbera dice que la clave para sanar un tumor (y cualquier otra enfermedad diría yo) es vivir en coherencia emocional, es decir: pensar-sentir y hacer en el mismo sentido. Si pienso verde, siento azul y hago rojo… mal. Esta amiga empezó ayer a recorrer ese camino cromático. Larga vida y feliz aprendizaje.
Gracias infinitas a esa Fuerza Creadora que crea, sostiene y entretiene la Vida por brindar las oportunidades.
Y Gracias a todos ustedes por la posibilidad de compartirlas