¿A que sí?
Es genial verlo y entenderlo en un cuento. Llevo días casi solo leyendo cuentos y siento que es una forma estupenda de que el inconsciente se entere de cosas importantes que luego nos afectan en la vida cotidiana.
Yo me enteré muy tarde de algunas verdades y para entonces ya había generado una anemia autoinmune (enfermedad auto-agresiva) y un tumor. Cuando de verdad entendí aquello de que «con lo que «creo» (de creer) «creo» (de crear) no digo que me haya cambiado la vida porque todavía se me olvida a cada rato pero sé, ciertamente, que es así y me oigo hablar y me oigo pensar y ya puedo hacer algo al respecto.
Esas creencias, lo que creo, no es algo mío y personal como creemos (¡ilusos!) hasta que nos enteramos de la verdad. Para que eso sea así hemos de des-aprender todas aquellas cosas que creemos porque otros (familia, educación, religión, sociedad, país…) nos han dicho que así es. Es un camino que podemos empezar cuando nos dé la gana, cuanto antes mejor, claro, porque a cada creencia de «otro» que limpiamos el ser siente que puede desplegar sus alas un poquito más.
El no revisarlas (las creencias) te puede llevar a la ruina, incluso. Y si no, vean. Por cierto, el cuento refleja muy bien el método que utiliza el sistema para mantener la crisis. Depende de nosotros escucharles o no. Enric Corbera los llama «roba sueños».
Gracias
UN CUENTO SOBRE LA IMPORTANCIA DE LAS CREENCIAS
Érase una vez un hombre que vivía muy cerca de un importante cruce de caminos. Todos los días a primera hora de la mañana llegaba hasta allí donde instalaba un puesto en el cual vendía bocadillos que él mismo horneaba.
Era sordo, por lo tanto no escuchaba la radio, no veía muy bien. Ni un solo día leía diarios, ni veía televisión pero eso si… vendía exquisitos bocadillos.
Meses después alquiló un terreno, levantó un gran letrero de colores y personalmente seguía pregonando su mercancía, gritando a todo pulmón: ¡Compre deliciosos bocadillos calientes! Y la gente compraba cada día más y más.
Aumentó la compra, alquiló un terreno más grande y mejor ubicado y sus ventas se incrementaron día a día. Su fama aumentaba y su trabajo era tanto que decidió llamar a su hijo, un importante empresario de una gran ciudad, para que lo ayudara a llevar el negocio.
Al llamado del padre su hijo respondió: ¿Pero papá, no escuchas la radio, ni lees los periódicos, ni ves televisión? Este país está atravesando una gran crisis, la situación es muy mala, no podría ser peor.
El padre pensó: ¡Mi hijo trabaja en una gran ciudad lee los periódicos y escucha la radio, tiene contactos importantes… debe saber de lo que habla!
Así que revisó sus costos, compró menos pan y disminuyó la compra de cada uno de los ingredientes, dejando de promocionar su producto.
Su fama y sus ventas comenzaron a caer semana a semana.
Tiempo después desmontó el letrero y devolvió el terreno. Aquella mañana llamó a su hijo y le dijo:
-¡Tenías mucha razón, verdaderamente estamos atravesando una gran crisis!
Imagen: Marc Riboud
Fuente: http://planocreativo.wordpress.com/2010/10/16/la-importancia-de-las-creencias-un-cuento/