Comparto un extracto del resumen que encontrarán en la entrada siguiente. Y he elegido esta parte porque seguro que muchos se sentirán identificados con esa forma de vivir bajo el miedo y los síntomas y los pensamientos que se dan en ese estado. Especialmente esa voz de «desaprobación» (contra una misma) todo el día en marcha (que «obviamente» se extiende a todo lo que te rodea), ese andar buscando siempre la aprobación, ese no sentirse auténtico…
Así he estado años, incluso ahora me siento así en más de una y dos ocasiones. Por eso sé que todavía no he llegado al final del proceso… eso sí, ya veo la luz… a lo lejos, bueno, pero se ve y en cualquier caso siempre es para el BIEN SUPREMO de todos.
Gracias
POR QUÉ ENFERMÉ Y COMO SANÉ – ANITA MOORJANI
“Nuestra única obligación es siempre ser fieles a nosotros mismos y… permitir.”
Como dije, la pregunta más frecuente que me hacen es por qué me dio cáncer. Puedo resumir la respuesta en una palabra: miedo.
¿A qué le temía? Casi a todo: al fracaso, a no gustarle a nadie, a quedarle mal a la gente y a no ser lo suficientemente buena. También le temía a la enfermedad, al cáncer en particular, lo mismo que a su tratamiento. Le tenía miedo a vivir y estaba aterrada de morir.
Empieza sutilmente al principio con pequeños signos de ansiedad, tales como no ser querida o no ser lo suficientemente buena, tal vez porque nos veamos diferentes de nuestros compañeros, tal vez porque somos de otra raza, demasiado altos, demasiado pequeños, demasiado gordos, o demasiado delgados. ¡Deseamos tanto encajar en el medio! No recuerdo haber sido alentada a ser quien yo realmente era, ni fiel a mí misma, ni me confirmaron que estaba bien ser diferente. Todo lo que recuerdo es esa pequeña voz molesta de desaprobación que continuamente oía en mi cabeza.
Yo le daba gusto a los demás y le temía a la desaprobación sin importar de dónde venía. Maniobraba para evitar que la gente pensara mal de mí y con el paso de los años, me perdí a mí misma en el proceso. Estaba completamente desconectada de quién era yo o lo que quería, porque todo lo que hacía estaba diseñado para ganar la aprobación –de todos, excepto la mía propia. De hecho, en los años que me llevaron al cáncer, si alguien me hubiera preguntado que quería en la vida, habría tenido que decir que en realidad no lo sabía. Estaba tan envuelta en las expectativas de mi cultura, tratando de ser la persona que se esperaba que fuera que realmente no sabía qué era importante para mí.
He descubierto que si me tomo mi tiempo para buscar mi centro, sin importar lo que la gente a mi alrededor piense, muchos de los primeros bloqueos y tropiezos desaparecen una vez que soy consciente de mi conexión con el Todo, sintiéndome en calma y feliz.
La energía universal de la fuerza de la vida es amor y ¡yo soy energía universal! Entenderlo me hizo comprender que no es necesario que trate de ser alguien más, con el fin de ser valorada.Ya soy todo eso que podría intentar ser.
Me permite ver aquello que podría ser interpretado como imperfecciones o errores, sin juicio, observándolos solamente como oportunidades de experimentar y aprender con amor incondicional. El egoísmo viene de una falta de amor propio. Para realmente amar a alguien incondicionalmente, tengo que sentirme de esa manera hacia mí misma.
Cuando todos somos conscientes de nuestra propia magnificencia, no sentimos la necesidad de controlar a los demás y no permitimos ser controlados por nadie
Me parece muy interesante esta vivencia y el. Hecho de saber plasmarla.
para mí fue balsámico pues me entendí perfectamente. Qué afortunadas somos. Gracias, Guiomar. Un abrazo
Me parece muy interesante esta vivencia y el hecho de saber plasmarla.