Regalo de Maite.
Ayer en el hospital madre y yo conversamos y conversamos. ¡Qué bien, por fin salieron los secretos! (seguro que queda alguno). Estoy cansada cansada, creo que todo eso que recibí ayer se tiene que asentar y el cerebro necesita su tiempo para ordenar e integrar los nuevos elementos.
¡Qué buena! Dice en un momento, «¡hija, gracias, porque ya creí que me iba a ir a la tumba con ello!». ¡¡¡Gracias a ella que me ha ahorrado unas cuantas consultas y duelos y …»
Gracias viajeros, seguimos ofreciendo un café o té riquísimo para los que nos visitan… en nuestra aparente ausencia.
De todo corazón, gracias por esta bendita posibilidad de compartir.
Imagen de Igor Morski