Ya llevo días con ganas de compartir la última charla de Emilio Carrillo que la generosidad del ser de humanidad nos permite que San Youtube nos lo emita y podamos disfrutarlo quienes no tuvimos la oportunidad de hacerlo en directo. En este caso, Emilio, habla desde Ronda, Málaga. Un pueblo precioso.
Esta vez, nos explica, nos acompaña en nuestro entender algunos de nuestros comportamientos con la simbología de que somos a la vez el coche y el conductor.
Ya lo he dicho en otras ocasiones: Emilio siempre me atrae por su autenticidad, porque le estás oyendo y sabes que lo ha vivido, que lo está viviendo y porque explica lo que toque de forma sencilla y con ejemplos que no se te olvidan:
por ejemplo: en un momento de la charla dice que estamos acostumbrados a no mirar más allá del coche: pasa un coche y nos pita: si no miramos dentro no sabremos quién es el conductor que nos ha pitado, si le conocemos, si es amigable, si va a por nosotros…
Y este ejemplo a mí no se me olvida porque no hace tanto pasaba por un paso de cebra y me pitó un coche. Te quedas un poco parada porque no sabes si te pita por algo que has hecho mal o porque te conoce o porque … Ya cuando miré bien y ví quien era… despejé las dudas.
De esta charla también rescato las 3 fases de transformación del hombre-animal al super hombre que Nietzsche en su «Así habló Zaratrustra» describió y explicó. No lo he leído en original aunque lo haré, sin embargo Emilio lo explica – otra vez – de forma sencilla. Esas 3 fases de transformación les van a dar muchas pistas sobre su comportarse, sobre su pensar.
La primera es la del Camello: la de las cargas, la del «TENGO QUE» «DEBO DE». Desde que escuché a Emilio hablar de esto… ¡anda que no he entendido de mí misma! Claro porque el «Tengo que» o «Debo de» además se puede convertir en TIENES QUE (la carga es para otro y además es una obligación puesta por tí), TENDRÍA QUE (yo) u otros TENDRÍAN QUE…
En el CP2 de Bioneuroemoción veíamos claramente como se reflejaba en nuestro sistema muscular, en nuestro rostro… esas frases de «tengo que» «necesito» «hay que»…
Mi madre pasó toda su vida en ese plano y yo si no me espabilo, he pasado unos cuantos con ese mismo discurso (ahora que me oigo). Discurso que si solo fuera para una misma, bueno, cada uno… pero, ese discurso, la mayoría de las veces se hace extensible al resto: a pareja, amigos… y entonces el día a día es un despliegue de «Tener que, Deber» en todas sus personas y tiempos verbales. Y eso… placer, bienestar, evolución… no trae, más bien lo opuesto. Y además supone una carga que transportar de acá para allá: madre – la mía – cuando tenía un resquicio de humor decía «claro, quiero tirar de todos los carros y no me da …».
Pues eso, ni la vida es una carga ni se nos ha pedido que carguemos con ella ni que no utilicemos recursos y herramientas para transportar las cargas que nos vamos encontrando, como un carretillo, como… A veces veo a mujeres cargadas con bolsas grandes que deben de pesar… y les dices «eh, un carrito de esos para Reyes ¿que tal?» y te contestan que luego se les olvida sacarlo, que total para ese trozo, que … ya, ya… sin embargo, a lo mejor llegan a casa y se quejan porque les duele la espalda… La mayor parte de las veces vamos un poco más allá de nuestros límites (actuales) y luego cuesta volver.
Un recurso maravilloso para entender la vida de forma sencilla es escuchar a este hombre. Gracias Emilio. ¡Qué lo disfruten y se disfruten a ustedes mismos para así promover y facilitar el disfrute a los que les rodean!
Y gracias por la posibilidad de compartirme, viajeros, gracias.
Después de los vídeos, adjunto unas notas tomadas al escuchar la charla. Por si hay que apuntar alguna cosilla y no olvidarla.
PAZ: SOMOS COCHE Y CONDUCTOR. LA MUERTE Y EL HÁBITO DE NO JUZGAR
1ª PARTE:
2ª PARTE:
ALGUNAS NOTAS DE LA CHARLA DE EMILIO CARRILLO: PAZ, SOMOS COCHE Y CONDUCTOR
“El único inquieto en el Universo eres tú” (Buda)
“Alegraos, no os inquietéis por nada”
Nos reencarnamos en un modelo de coche que se ajuste a las experiencias que vamos a vivir. Es decir que el vehículo que nos sirve para experienciar las vivencias humanas y que tiene fecha de caducidad.
El conductor no viene obligado sino voluntariamente para desplegar la experiencia humana que es de banda ancha: las experiencias más extremas tanto de sufrimiento o de éxtasis.
Para poder experimentar todo eso tenemos que olvidar lo que somos: El gran olvido
Nietzsche en “Así habló Zaratrustra”, en el prólogo: la experiencia humana es un puente entre el animal y el super hombre que nos daría la facultad de percibir lo que realmente somos, nuestra dimensión infinita.
San Juan de la Cruz: “la amada en el amado transformada”. “El más perfecto grado de perfección que en esta vida se puede llegar es la transformación en Dios”
“Dios es yo. Yo soy Dios cuando ceso de ser yo”, es decir, cuando dejo de identificarme con el coche.
En el primer discurso de “Así hablo Zaratrustra”, Nietzsche nos habla de 3 transformaciones, de 3 fases de transformación entre el animal y el super hombre:
- Camello: “TENGO QUE” “DEBO DE”: esfuerzo, trabajo, obligación, cargas, lastre: Cuantas más cargas, mejor, parece que nos realizamos más.
- León: “YO QUIERO”: voluntad, deseo, conquista del mundo: dinero, fama, reconocimiento social. Quiero triunfar. El hijo pródigo que se va a vivir el placer (fuera). Seguimos sintiéndonos no felices, algo falta.
- El león se transforma en niño: el juego de crear
Uno de los hábitos a cambiar es el de: JUZGAR: vemos solo el coche, no el conductor
Si en la vida cotidiana te acostumbras a ver al conductor, cuando el coche se “va”, lo seguirás haciendo y viceversa.
En el “yo quiero”, hemos complicado nuestra vida y el estilo de vida actual que en palabras de Emilio es “el camino de la suma”: el león que se lanza a la conquista del mundo: TENER, RETENER, ACUMULAR, PROGRAMAR, CONTROLAR, COMPETIR, ESFUERZO, TRABAJO…
Sin embargo, la vida sencilla sería la “vía de la resta”: VACIARTE, DESPEGARTE, CONFIAR EN LA PROVIDENCIA, COOPERAR, COMPARTIR, DAR, CONFIAR, VIVIR
“Necesito poco y lo poco que necesito, lo necesito poco”
Otro hábito que tenemos es el de la INCOHERENCIA: la consciencia o es coherencia o no es. Si no la hay es una invención mental.
El Yo físico-mental y emocional tiene el soporte físico de los 100 billones de células: podemos hablar con ellas, agradecer ese soporte, agradecer su funcionar… Además sabiendo que cada parte a su vez es el TODO, cada una es una galaxia.
En la vida actual, el ADN está tenso. Cuando se destensa, se despliegan capacidades como la intuición que no podían actuar porque la tensión no le deja espacio para dedicarse a otras funciones.
Otro recurso es el SILENCIO. Nosotros funcionamos en dualidad pero en la existencia no hay dualidad: la vida es UNA, con ritmos diferentes: inspiración-espiración, muerte-vida…
No hyay nada imperfecto. Todo es perfecto, todo encaja, nada sobra ni falta, todo fluye y refluye.
Nosotros somos todo lo que nuestro corazón pueda anhelar.
Nos hemos acostumbrado a sentir vivir la vida a través de la mente (que se basa en la dualidad y no nos sirve para entender la vida): solo es un hábito.
No agradecemos la salud hasta estar enfermo. La mente no computa lo hermoso. Las experiencias dolorosas impulsan nuestra ecolución mientras que las de gozo no las tenemos en cuenta.
En la canción de Silvio Rodriguez “El Elegido” escuchamos: “Lo tremendo se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida” y eso pasa porque utilizamos la mente para enfocar la vida.
Importancia de las “noches oscuras” que para algunos son “puertas que abren”. Hemos buscado fuera el bienestar, la satisfacción. Sin embargo lo que necesitamos es la aceptación que no tiene que ver con la resignación sino con ENTENDER.
En el estilo de vida actual se tiene verdadera adicción al FUTURO.
Gracias,Gracias,Gracias.Un beso.Robena
A tí Robena, un abrazo
¡Muchas gracias!
Abrazos
A tí, querido Emilio por tu lucecita siempre en el horizonte. Abrazos
Maravillosas conferencias que nos llenan de luz. Millón de gracias a Emilio por compartir con todos nosotros. Un saludo desde Colombia
qué maravilla ¿verdad? gracias por tu compartir. Abrazos, Emilia
Muchas gracias por esas maravillosas palabras que me llegan al alma.
He tenido la gran oportunidad de conocer a Emilio a traves de una amiga en un momento difícil de mi vida. Y cada vez que lo escucho me emociono y me da fuerzas para seguir en el dia a dia. Gracias, gracias. No tengo palabras
Así me pasa a mí, también. Gracias Maribel, un placer