Buenas noches viajeros de luz desde un lugar mágico como la Patagonia en Argentina.
Desde el fondo de mi alma les comparto que llevo días y días emocionada en este país caótico y maravilloso a la vez. Siento que no pueda haber compartido todavía lo vivido, lo sentido, lo percibido, lo intuido… ¡es tanto!. Sin embargo, cuando tengo tiempo de hacerlo… no me acompaña la tecnología y cuando ésta está a punto… estoy viviendo-lo y cuando llego a la compu – como dicen acá – ya no puedo más, ja, ja.
Este país me tiene encantada y hechizada por la solidaridad de sus habitantes… cada día es milagroso. Les contaré cuando llegue a casa porque ya veo que entremedias la vida me lleva acá, allá… por primera vez en mi vida me dejo llevar, no me cuestiono y eso hace que aparezcan personas, encuentros, sincronías que van convirtiendo el viaje en un milagro continuo. Como decía al principio… estoy encantada y emocionada y a la vez avergonzada por la diferencia de trato hacia mí acá y el que nosotros brindamos a los que de acá van a España. Es verdad que encontramos lo que emanamos y sin embargo a ratos me siento así, avergonzada. Acá no se olvidan de sus orígenes.
Si vieran las historias que me cuentan a cada rato en un café (en los maravillosos cafés que tienen por ejemplo en capital), en una comida con amigos que van surgiendo, en el hostel que me alojo cuando estoy en Buenos Aires (pues voy y vengo de esa ciudad con la que me reconcilié en la segunda incursión – los 2 primeros días fueron medio horrorosos – y que me tiene hechizada) donde me reciben como si fuera de la casa… La verdad, hay días que al acostarme me siento emocionada por el regalo continuo que la vida me ofrece.
Hacía días que no tenía la oportunidad de estar en una casa casa, feliz por este ratito de silencio tan importante para mi alma. Ha sido un día muy especial porque me he reencontrado con una mujer que conocí en España y que ni en sueños pensaba que volvería a ver y tan lejos de casa. Me ha ofrecido el regalo de conocer a sus hijos, a nietos, a amigas … de compartir su rica comida… y de su ofrecerse a llevarme a lugares mágicos en esta Patagonia que hechiza por su inmensidad y belleza.
Viajeros de luz, un rico ratito con ustedes. Volveré en cuanto la tecnología y el tiempo me brinde un momento para sentarme a una compu que no sea la mía que me vuelve loca – ja, ja – con el teclado que me lo cambia todo.
Un placer, un hermoso placer.
Hasta prontito.