Entrada publicada originalmente el 07/09/2018 en www.ellamentonovieneacuento.com
Uau! Empecé esta entrada ayer y todavía sigo abriendo panoramas, daría para varios días de curso. Y es que el tema se las trae.
Llevaba días con la idea de compartir con ustedes una de las perlas que este año – como si fuera una ostra – ha ido haciendo poco a poco para mí, para mi evolución. Con mi colaboración, claro, ja, ja y con la inestimable ayuda de programas tan nutritivos como Volver a la Abundancia de Saúl Pérez y Mi Nueva Yo de Claudia Delgado que me han aportado recursos y herramientas para esta gran labor que todos tenemos y que es limpiar nuestra percepción de los velos heredados y así ver la Esencia Maravillosa que cada uno es y puede expresar pues somos Expresión de la Fuerza Creativa.
Resulta que cuando me puse a escribir… tuve que dar tanto rodeo para llegar que desistí, “no puedo hacerlo tan complicado”, me dije y dejé la escritura para momento propicio. Mientras tanto me puse a hacer como un “mapa” de lo que quería decir de verdad y ahí empezó el jolgorio porque el tema se iba abriendo y abriendo. Vino un amigo a visitarnos y lo volví a dejar.
Y esta mañana después de muchas tareas entre medias, cuando me puse ya a escribir, pensé: voy a empezar por el principio. Voy a buscar sinónimos de la palabrita a ver de qué energía está rodeada. ¡Uff! ¡Vaya tela!
Y es que hoy vengo a compartir sobre el HACER JUICIOS y sus “daños colaterales”. Deporte nacional, internacional… ¿más allá de las estrellas también será tan habitual?
Claro, cuando hablamos de juicios… casi todos decimos: “yo no hago juicios, yo solo estoy opinando”. Ya.
Y lo decimos tan convencidos porque en realidad, la mayoría de las veces, no nos escuchamos hacer el juicio. Es necesario el silencio y una plena atención para escuchar lo que pienso sobre esto, aquello, aquel o el de más allá entre medias de todos los demás pensamientos, ideas, comentarios… ¡una ardua tarea, ja, ja!
Y también porque no contamos como juicios muchos comentarios que sí lo son, como por ejemplo:
- Pero ¿no le dará vergüenza ir así por la calle?
- ¿No se dará cuenta de que siempre pagamos los demás?
- Todas los hombres son iguales
- ¡mujer tenía que ser!
- Me saca de quicio ver a alguien tan lento
- Los ricos solo piensan en el dinero
- No me puedo poner esa ropa porque van a pensar que soy…
- Uy, qué vergüenza, van a pensar que soy …
Y así miles y miles de frases que vamos poniendo en el juego de la vida pretendiendo que nos vaya bien. ¡Somos de risa!
Y es que aunque parezcan simples opiniones sin más pretensiones, llevan detrás la energía, la vibración del rechazo hacia ese algo, alguien, situación… No nos damos cuenta del todo, pero cada vez que emitimos un juicio sobre algo, alguien… lo estamos rechazando al menos en una parte y como el Amor no sabe de particiones… si rechazas una parte… lo estás tachando, lo estás rechazando del todo, ya no querrás ser como eso, ese o aquel.
Ay, y además, para rizar el rizo todas nuestras creencias – al menos las limitantes – son juicios ocultos por la idea de que forman parte de nuestra personalidad, de que somos nosotros. Hasta que no entras en silencio a escucharte… ni te imaginas todos los juicios que haces al cabo del día.
Como decía no nos damos cuenta de que todas esas frases – y las que cada uno vaya aportando a su excell de juicios – llevan añadidas otras muchas palabras – con su energía correspondiente – como las que incluyo a continuación en estas imágenes:


Si nos dejamos sentir lo que sintamos con estas palabras… estoy segura de que está muy lejos de la Aceptación y en definitiva del Amor porque todo gira alrededor de “mi” percepción sobre la cosa, la persona, la situación. Y si esa percepción fuera inocente (que es a lo que vamos)… pero… a no ser que estemos a ello, esa percepción está velada por creencias, programas…Y lo más gracioso es que éstas, las creencias, ni siquiera son nuestras: las aprendimos a fuerza de oírlas, a fuerza de adaptarnos para que nos quisieran, nos reconocieran…cuando éramos chiquitos y vivíamos en esa frecuencia hipnótica que todo lo recoge – bien para repetirlo o bien para rebelarse – y lo convierte en la personalidad que además hasta defendemos.
Y así, por ejemplo, si digo que “los ricos son todos unos egoístas y que solo piensan en el dinero“, que es una creencia, esconde un dedo acusador hacia los ricos. Esconde condena, esconde un juicio moral y de valor – yo soy mejor que ellos -, esconde un dictamen con un veredicto: culpable. Implica que estoy acusando, implica censura, implica que estoy comparado, valorando y no precisamente desde el Amor… Implica que yo tengo la Verdad y desde luego implica que los ricos y yo estamos separados. No somos Uno.
Y todo eso, déjense sentirlo, trae algunas consecuencias que luego no nos gustan, ja, ja, y además, también luego nos quejamos de que no conseguimos, no logramos, no … Y claro, si no dejamos títere con cabeza: unos porque parecen unos anda-rios, otros porque son unos pijos, otros porque no tienen vergüenza, otros porque son …
Total que de las infinitas posibilidades que podríamos ser, a fuerza de rechazar esto o lo otro, nos quedamos con lo mínimo. Total que de las infinitas posibilidades que podríamos tener por ejemplo para modelar aquello que nos falta, aquellos recursos que necesitamos en nuestra vida…vamos restando, vamos restando… y al final nos quedamos con lo puesto, ja, ja. Si no fuera por los “daños” colaterales sería para partirse de risa por la insensatez inconsciente en la que vivimos.
Y no es un juicio. Ja, ja. Insensatos porque pudiendo ser infinitos… pretendemos conformarnos con las migajillas de ser “como somos”.
Y esto ya si enlaza con lo que venía a contarles:
A MÁS JUICIOS… MENOS RECURSOS… y eso no trae cuenta alguna.
Vamos allá: siguiendo con el ejemplo de los ricos, si yo tengo esa creencia – los ricos son unos egoístas y solo piensan en el dinero – no voy a querer parecerme a ellos y como nuestro inconsciente es inocente y no tiene segunda intención, una forma de no parecerme a ellos… es no tener dinero. Solución fantástica, no hay error. Claro, es una solución no funcional para nosotros pero cumple su función: no parecerse a los ricos de los que pienso…. Y luego te encuentras que no entiendes por qué en tu vida la abundancia brilla por su ausencia y te tienes que apuntar a cursos, talleres… para ver cómo solucionarlo.
Es decir, que si rechazo algo, a alguien por mis creencias, por mis juicios – que encima no son míos – el flujo entre esa persona, esa situación y yo… se rompe y no podré tomar los recursos que me puede ofrecer la persona o la situación para mi vida.
Les pongo otro ejemplo que para mí ha sido muy esclarecedor. En uno de los programas que he hecho aprendimos que hay muchas personas que arrastran carencias de dinero y complicaciones de relaciones porque arriba en el clan hubo alguien o alguienes que se gastó el dinero en juergas, en el bar, con señoritas o señoritos, jugándoselo…provocando un gran stress en la familia, en la esposa, en el esposo, los hijos. Ese stress vivido y no gestionado es lo que pasa como información añadida y se convierte en creencias, programas, personalidad… en generaciones posteriores, nosotros por ejemplo, que se pueden traducir en creencias como “los hombres no valen para nada, no sirven” porque gastarse el dinero con el añadido de no proveer a la familia – que es la función del hombre arquetípicamente en ese momento de la historia– significa que el hombre no cumple su función, es decir no sirve. Ale, todo eso a la vez.
Así que de un plumazo, esos juicios provocan que yo que soy la nieta – por poner – no pueda acceder a la abundancia
Ja, ja, y no solo eso. A ver si me sale una explicación fácil y sencilla para lo que vengo a expresar:
Cuando enjuicias algo de alguien, lo rechazas. Y si rechazas algo… estás cortando el flujo entre ese alguien y tú. Esto se entiende fácilmente. Ahora bien, en el ejemplo de antes, de los hombres que se gastaron “los dineros” en vino, mujeres, juego… hay algo más que es lo que realmente quiero compartir con ustedes porque se las trae y cuanto antes empecemos a relacionarnos de otra forma… antes seremos lo infinitos que vinimos a ser.
Esos hombres que se gastaban el dinero en el bar… además de ello – que es la información que ha pasado y que me hace enjuiciarlos – disfrutaban, se reían, compartían con amigos, se daban tiempo para otra cosa que el trabajo ….
Bien, pues es posible que yo como nieta tenga dificultades a la hora de experimentar esas otras características que estaban debajo de mis juicios por gastarse los dineros y tenga dificultades para tomarme tiempo para mí, para disfrutar de tiempo libre, para no sentirme culpable por no hacer lo que se espera de mí … porque eso sería también parecerse a aquellos hombres a los que enjuiciaba.
Todo ese tejemaneje mental … es eso, mental y además inconsciente. En cuanto retiro el juicio hacia esas personas, todo el caudal de “recursos positivos” también están a mi alcance. Mientras no retire la X, la tachadura a esa persona, a esa situación que tanto me molesta… lo que haya ahí para mí… no puede llegar a mí. Me quedaré en el juicio y bloquearé el flujo entre ello y yo.
Y eso es fundamental a la hora de incorporar recursos que necesito, que me faltan. Recuerdo un ejemplo que nos contaba Saúl de un muchacho que consultaba sobre su mala suerte con el dinero, con la abundancia. Cuando Saúl le pregunta quién fue abundante en el clan, él tranquilamente contesta que nadie. ¡Pero había uno, el rico que había dejado embarazada a su abuela!. Sin embargo, como había sido juzgado porque ni había reconocido al hijo ni se había casado con la abuela no había sido considerado “abuelo” y por lo tanto había sido rechazado, “expulsado” del clan y… el recurso de la abundancia no podía ser incorporado porque ello conllevaba “parecerse” a ese “cabrón con patas”.
¡Uau! Para mí ha sido increíble porque por ejemplo y para empezar por algún lado, si empiezas a comprender y así poder retirar todos los juicios hechos a los miembros de tu clan – fácil, coges tu árbol y empiezas a mirar los juicios que tienes a este o a la otra – de repente, tu árbol se convierte en un almacén de recursos que puedes incorporar, que puedes integrar en ti.
Es la aceptación de la Totalidad del ser, de la situación… la que libera todo un torrente de recursos hábiles para ti. En cuanto hay una parte que condenamos… todo el resto se queda en la misma carpeta que lo condenado… por lo tanto, no querrás abrirla y te perderás los regalos ocultos pero existentes y muy útiles para convertirnos en el Ser completo e infinito que ya somos – aunque de momento nos expresemos en seres limitados por nuestras creencias y juicios.
Y con esto, de momento, culminamos. Por hoy… ja, ja, suficiente que hay mucho que integrar.
Espero les sirva para su día a día que es lo interesante.
AQUELLO QUE ENJUICIAMOS…
LO RECHAZAMOS
Y POR LO TANTO…
NO LO PODEMOS TOMAR.
Gracias infinitas por la oportunidad.