Entrada publicada originalmente el 07/09/2018 en www.ellamentonovieneacuento.com
Buenos días, viajeros de luz
Hoy traigo a compartir un libro con el que hay que tener “cuidado”: si no te das cuenta… te lo lees de un tirón. Ja, ja, y no es una novela. Sin embargo, lo que vas leyendo, lo que Raimon te va proponiendo lo sientes tan auténtico – porque además ya le has oído a él, ya le has visto su transformación también – que por dentro vas diciendo: “yo también quiero, yo también quiero”
Ahora un ja, ja, grande grande, porque esa vocecita interna ya sabemos de dónde viene y lo que quiere: normalmente que no cambies, que no te transformes, que sigas igual, que parezca que pero… dice que quiere pero… normalmente lo que quiere es solo leer y leer y más leer.
Y aquí de lo que se trata es de APLICAR. Y eso, a esa vocecita le gusta menos, ja, ja. Hoy es día de risa. Le gusta menos porque aplicarlo sería casi su final – tiene muchos recursos para volver a armar el asunto por eso dije “casi”.
En una sesión de lectura de registros akásicos hace como un mes, más o menos, se me dijo que mi misión y mi don era transmitir que “somos los creadores de nuestra propia realidad”. Así, con esas palabras. Y este libro viene como anillo al dedo a ese propósito.
Sí, somos los creadores de nuestra propia realidad.
Ante esta frase hay varias posiciones: algunos lo dudarán, otros no lo crearán, a otros les parecerá difícil. Algunos ya saben de la certeza de esas palabras: somos los creadores de nuestra realidad. Y lo somos, incluso a nuestro pesar, incluso sin saber que lo hacemos.
Cada día, a cada instante, lo que creemos de nosotros (nuestro auto-concepto), nos hace hablar, nos hace imaginar, nos hace sentir… de una determinada manera. Un ejemplo, que se entiende todo mejor con ejemplos: si en mi diálogo interno hay frases del tipo “yo no valgo para eso” “eso está muy bien para otros pero no para mí, yo nunca consigo nada” “qué voy a crear yo si soy un infeliz o soy pobre”…. frases con una emoción sentida que sin tan siquiera darnos cuenta están en nuestra mente, como por detrás, y es desde ahí, desde ese auto-concepto, desde esa idea del mundo, desde esa percepción… que esa persona crea su mundo… sin saberlo.
Así que, por nuestro mayor bien y el de todos – pues todos somos uno – más nos vale como primera medida: AUTO -CONOCERNOS.
Conocernos de verdad. Saber quién soy. Y para saber quién soy, lo primero es ir viendo quién no soy, qué no soy. Y ahí empieza el camino de transformación. Cuando uno empieza este camino, al principio es como una locura: pero si resulta que todo lo que pensaba que era… ¡¡¡no era!!!. Resulta que la mayor parte de eso que creo que soy, no ha sido una elección nuestra sino que de tanto oirlo en casa, de tanto adaptarme para que me quisieran, para pertenecer… he ido creando una “máscara” que viene a ser lo que nosotros decimos que es nuestra personalidad – así soy yo, ja, ja – que es con la que nos relacionamos y con la que vamos creando nuestra realidad. A estas alturas todo inconsciente. Amén de nuestra Sombra donde guardamos aquello que no nos gusta de nosotros o que nos dijeron que no era adecuado.
Pues a partir de ahora, cuando lean el libro, van a tener muy clara la necesidad de actualizar ese auto-concepto propio para llegar a nuestro Ser Esencial, para llegar a saber que somos Dios en acción. Tanto si lo queremos como si no, tanto si lo creemos como si no. Si tú no creas… otro en tí – el sistema, el clan familiar, las expectativas de tu pareja, de tus hijos… – serán los creadores y tú estarás de espectador sufriente creyendo que no puedes hacer nada… cuando la Vida solo está esperando a que tomes las riendas y crees una vida a tu medida para tu Bien Mayor y el de todos, solo está esperando a verte y sentirte brillar.
Ese es nuestro propósito en la vida: Brillar. Seguramente en tiempos venideros será diferente. En nuestra educación – filtrada por las religiones – se puso mucho énfasis en hacernos entender que brillar era malo, egoista, narcisista… ¿quién quiere ser tildado de todo eso? Pues te vas quedando en la retaguardia, que no se me vea, que pase desapercibido, que no destaque…O todo lo contrario… con lo que eso acarrea. Y así creamos y manifestamos el mundo en base a nuestro auto-concepto y a lo que pensemos de la vida, de la gente, del mundo…
Llegó el tiempo de hacer brillar nuestra lámpara de Aladino interna para que nuestros deseos más verdaderos se vean manifestados. No hay que temer a nuestros deseos. Una vez que sabemos quién somos genuinamente… los deseos dejan de brotar desde el ego y brotan desde el Ser Esencial que somos. Incluso más, entregamos los deseos al Espíritu para que se manifiesten de una forma dulce y serena… si así ha de ser. El Espíritu siempre encuentra el camino de manifestación si nosotros no nos ponemos en medio.
Además de leer el libro … pueden encontrar en Youtube una cantidad considerable de conferencias, de entrevistas a Raimon Samsó sobre este Código de la Manifestación (Y sobre otros porque es un autor prolífico y con temas muy diversos: sus libros sobre el dinero son geniales también)
Eso sí, recuerden. Lo que va a producir cambio y transformación es la aplicación.
Y eso se entrena, no es de ahora para luego ni hay una varita mágica aunque cuando empezamos a aplicarlo pareciera que la tenemos en nuestro verbo creador. La palabra en sí, sola, repetida sin sentirla tiene poco valor. La palabra sentida, la palabra vivida, el deseo sentido ya como manifestado, como hecho… tiene el mágico poder de manifestar.
Y es que somos magos aunque nos quisieron engañar conque somos poquita cosa.
Ya es hora de dejar de creer en pequeñeces y dar cauce a nuestra grandeza innata. Somos grandes de serie, con todos los detalles y todos los extras.
Desplegamos nuestro poder de creación y nuestras alas se abren para volar alto, muy alto.
Les deseo una lectura fértil y una mágica aplicación.
Gracias viajeros de luz y gracias Raimon por haberlo aplicado antes y compartirlo con todos. Gracias.