Un recurso atemporal de recursos siempre ha sido la literatura. Hoy traigo un autor vasco cuasi novel.
Para Aldasoro, el tema del libro son «las repeticiones». En la vida, «las cosas se repiten una y otra vez, los dilemas, los errores y las enfermedades. Si tienes un jefe cabrón, lo volverás a tener con otra cara o nombres, o coleccionarás parejas egoístas», arguyó.
Por eso lo cuelgo, porque habla precisamente de eso que de lo que hemos hablado tanto: las repeticiones que provienen de códigos. Y en la experiencia personal que tengo… me gustan los vascos y también su literatura.
Si tienen ocasión de leerlo … qué lo disfruten. Si no, algunos comentarios de la entrevista ya valen. Como muestra un botón: la cita con la que titulo esta entrada.
Gracias
Aquejado de la enfermedad de la lucidez
TXALAPARTA PUBLICA ‘TAL VEZ SEA SUFICIENTE‘, DE ALEJANDRO FERNÁNDEZ ALDASORO
Un estudiante solitario, que lee libros por supervivencia, protagoniza la novela del autor afincado en Donostia
DONOSTIA. En los libros de Alejandro Fernández Aldasoro no sobran frases, y en sus presentaciones tampoco. La Feria del Libro de Donostia cobijó ayer la defensa de Tal vez sea suficiente (Txalaparta), la segunda novela del escritor vasco, que reside desde 1997 en Donostia, donde ha desempeñado su trabajo como creativo en distintas agencias de publicidad.
Aldasoro empezó a escribir hace «cuatro o cinco años» y en ese tiempo ha alumbrado las narraciones Asaltamontes, un bandolero del montón, y Asaltamontes contra Sapurulento, una mezcla inédita de literatura infantil y Sam Peckinpah, y la novela Un viajante, que fue finalista al Premio Euskadi de Literatura 2011, galardón que «no le pone ni le quita nada a la novela, pero para un escritor novel no está nada mal», apostilló el periodista Alberto Moyano. En Tal vez sea suficiente el autor respira a través de Juan Egaña, un estudiante solitario con quince años de margen vital al que una relación sentimental le obligará a afrontar sus limitaciones.
Para Aldasoro, el tema del libro son «las repeticiones». En la vida, «las cosas se repiten una y otra vez, los dilemas, los errores y las enfermedades. Si tienes un jefe cabrón, lo volverás a tener con otra cara o nombres, o coleccionarás parejas egoístas», arguyó.
«Criar un hijo pequeño es lo más aburrido del mundo: parques, dibujos animados… Detesto a Pirritx eta Porrotx, y fusilaría a Dora la exploradora. A los niños las repeticiones les dan tranquilidad, como el carrusel, que es una vuelta a ninguna parte. Pero las repeticiones solo son divertidas si no son conscientes, un adulto normal no las soportaría», dedujo el escritor, que no cree «en Dios, ni en los libros de autoayuda, ni en el Congreso de los Diputados». (El primer párrafo de la novela amplía su nómina de descréditos).
«Las repeticiones te van arrinconando hasta tumbarte, entonces llega la crisis, una gran explosión, que a pequeña escala puede ser una gripe que te obliga a centrarte en ti mismo y a gran escala una depresión, una quiebra o una crisis económica», desarrolló Aldasoro, que enumeró algunos «calmantes de la sociedad contemporánea», como el «frenadol, el gin tonic o la marihuana». «Hay millones de terapias», sintetizó. Por ejemplo, Carlos Dívar, expresidente del CGPJ, «tiene cara de no afrontar sus repeticiones, pero un fin de semana de cuatro días no va a solucionar sus problemas», aseguró el novelista.
Por supuesto, «escribir es otro tipo de calmante, otra trampa, otro aplazamiento». Pero, advirtió, «da igual que leas mil novelas y veas mil películas o que trabajes hasta la madrugada, la vida es como la universidad, con asignaturas que vas a tener que hacer; la realidad no va a cambiar, la vida es lo que es».
Para Moyano, a quien se dedica el libro, aunque el periodista donostiarra aclaró que se había formado su opinión antes de conocer el gesto, el autor está «aquejado de la enfermedad de la lucidez», algo que en un escritor novel suele provocar un «vómito» o una «hemorragia», pero en el caso de Aldasoro es una «donación de sangre» porque es «muy controlada» y «consigue eso que se llama arte o literatura»
Con la lucidez como arma, el escritor vasco «hurga en los pliegues de la vida» y como ocurre en las alfombras, en los pliegues a veces se esconde «una moneda», pero en general «acumulan mierda», que el autor se encarga de «poner sobre la mesa y analizar».
La novela cuenta con una portada preciosa de Elena Odriozola que «hace inexplicable la existencia del libro electrónico», según Moyano. La ilustradora donostiarra recoge la idea de que «todos somos robots» y muestra a un hombre cuando «deja de serlo».
Mikel Soto, editor de Txalaparta, explicó el impacto de Tal vez sea suficiente con tres detalles. El día que llegó a la editorial, el editor en castellano, Jon Jimenez, se leyó la novela en un par de horas (tiene 120 páginas), la responsable de prensa hizo lo propio y el propio Soto los emuló aconsejado por sus compañeros. «Me impresionó. Me pareció de lo mejor que había leído últimamente y que había que hacer un esfuerzo por publicarlo. El 90 o 95% de lo que llega a una editorial no merece ser publicado, pocas veces un autor desconocido te sorprende -se sinceró-. Publicar no es un arte tan noble como se suele pensar, pero de vez en cuando, solo muy de vez en cuando, sabes que con un libro le vas a cambiar la vida a alguien».
Soto acostumbra a anotar frases que le dejan eco. De Tal vez sea suficiente ha acuñado un puñado, y ayer escogió una: «A veces con el escudo se hiere más que con la lanza».