Ayer me reía porque había quedado con una amiga a comer y en un momento dado me llama y empieza a darme explicaciones (que es lo que hacemos habitualmente) sobre su «retraso»: «ay, lo siento, es que….». La verdad, yo estaba viendo esta conferencia y cuando escucho a Enric lo hago con mucha atención así que el tiempo se para para que uno pueda escuchar «con el corazón»
En esta conferencia explica la filosofía que subyace debajo del método de consulta que llamamos bioneuroemoción y lo explica sobre todo a través de su propia experiencia. «Curiosamente» su experiencia de este verano ha sido muy parecida a la que yo he vivido con una «pequeña» diferencia que hace que el resultado sea bien diferente.
La «pequeña» diferencia es que yo lo he vivido como si fuera una «carencia», una «falla» mía, un no saber mío… Sin embargo, Enric lo vive como una oportunidad de aprender, de… y el resultado es su transformación, la propia, la de su árbol y la de la humanidad (por resonancia vibracional) ¿Bien diferente, eh?
Y comentándolo con esta amiga con la que disfruté de comida, café y conversación… decíamos que esa era la clave: mientras que «nosotros» lo vivíamos como algo a superar (ese desasosiego, ese revoltijo … que se produce cuando mueves el árbol genealógico, por ejemplo), algo a quitarte de encima… él lo vivía para que se pudiera dar la transformación. En mi caso, por un poner, la transformación – de momento, ja, ja – no se da porque hay una energía de crítica, de juicio, de… contra una misma, contra lo que siente, contra lo que piensa, contra… Y claro, mientras la mente esté en el «contra»… el fluir no puede ocurrir. Es como si quisiéramos que el río fuera a favor de corriente y en contra de ella a la vez. No ha lugar ¿verdad? Pues eso.
Primer paso, entonces: dejar la lucha, dejar el juicio, dejar la crítica (hacía otros es muy importante, sí… hacía uno mismo es vital e imprescindible).
Gracias, viajeros, por la oportunidad de expresar – me. Disfruten de esta conferencia llena de «claves»