Aquellas plantas nuevas que me recibieron en casa del Finder haciendo que fuera primavera cuando fuera – en el exterior – hacía frío de invierno, ya llevaban mirándome con ojos tiernos unos días. ¡Normal, no tenían casi tierra y a pesar de que las regaras… parecía que siempre tenían falta de!
Así que esta mañana preparé macetas – las que había del año pasado – tierra nueva y mis manos con ganas de prepararles un lugar para cada una. Ha sido un rato – ni idea del tiempo – fantástico. Una por una, sin otro pensamiento, atenta, preparando el terreno, acomodándolas, regándolas al culminar… ¡No he pensado en nada!
Y al final ¿saben qué? mi corazón se sentía agradecido a ellas, a la oportunidad que me brindaban de darme. Ellas agustito, me dejaban hacer «¡qué bien…!» (el «ya era hora» que iba a escribir seguramente es algo de mi mente… ellas solo te lo agradecen… sin faltas. Así lo siento).
Un placer, viajeros de luz.
Les comparto a las «niñas» que estarán encantadas de saludar.
muy lindas las fotos, tenes que subir mas, saludos
Muchas gracias, lo haré. Abrazos