Entrada publicada originalmente el 09/09/2019 en www.ellamentonovieneacuento.com
Como ya sabemos que nuestro inconsciente no reconoce la diferencia entre lo real y lo virtual, lo subjetivo y emocional y que además le gustan – porque se los cree – los actos simbólicos, los actos psicomágicos, escribir una carta donde expresas lo que antes no hiciste, donde expresas tu dolor de alma – al completo – … promueve un movimiento liberador en todo tu ser que tendrá las consecuencias X después de un tiempo Y – normalmente cualquier movimiento liberador interno de este tipo requiere ese tiempo mágico de 40 días.
Ya hace casi 3 años que compartí una carta “modelo” de duelo del clan familiar publicada por Elizabeth Romero de Akasha Sanación Integral, para que cada uno pudiera rehacerla a su forma, con sus palabras y con sus circunstancias. En aquella ocasión solo compartí el modelo, sin otra aclaración.
En estos 3 años, cuando le sugiero a una persona en consulta que haga este tipo de cartas… a la persona le surgen un montón de dudas, de cómo hacerla, de qué debe expresar…
Hace unos días, recibí vía facebook una entrada de la misma Elizabeth y titulada “carta de duelo del clan familiar” Estuve a punto de no leerla porque – como hacemos tantas veces – supuse que era una publicación repetida de aquella que yo había compartido con ustedes. Sin embargo, algo me impulsó a leerla y ¡bingo!. Esta mujer es como mi alter ego, ja, ja, pone en palabras lo que pienso, reflexiono… Es un regalo.
El caso es que ella contaba, igual, que las personas a veces no saben, no entienden qué hacer en esa carta. A veces, como pasa cuando hacemos uno de los protocolos más básicos y más eficaces que es el “camino al inconsciente”, a la persona incluso le da vergüenza, no se atreve a decir lo que siente biológicamente, visceralmente, a propósito de una persona o de una situación. Recuerdo en un taller – en consulta es más complejo que salga con humor – una persona estaba trabajando liberar una situación con su pareja y le quería expresar su enfado, su rabia… ¡y no podía! Lo decía sin fuerza, sin vida. Hasta que le dije “y ahora ¿cómo lo dirías si fueras la primera actriz de la compañía de teatro?” Fue como si le hubiera tocado con una varita mágica, incluso su cuerpo cambió y entonces, expresó desde dentro todo lo que no había dicho en tiempo. Y desde luego lo que expresó no era suave ni poético ni utilizó frases como “pero a pesar de eso, te quiero….”.
Y eso es precisamente lo que explicaba Elizabeth en esta entrada que comparto con ustedes y en el vídeo que también publicaron en los mismos días.

Una carta de duelo, una carta de liberación … no es una carta de perdón… que también las hay pero son para otro momento. Una vez liberado lo retenido – aquellas frases, aquellos sentires que no expresaste y que sigues sintiendo cada vez que miras adentro… – de la forma que cada uno encuentre más resonante a su forma de ser… entonces, sí, entonces, ya puedes escribir otras cosas. Mientras tanto, es como si quisieras “sacar brillo en un suelo que todavía no has barrido”.
Lo primero es lo primero. Limpiar.
Este verano, el Finder y una servidora, hemos dedicado muchos ratos a quitar zarzas, bardas, helechos… de un terrenito. Y ahora sí, ahora cuando vamos ya podemos pensar en construir A, o hacer B o … Hubiera sido una tontería por nuestra parte pretender hacer cualquier cosa antes de limpiar de maleza – era como una selva en miniatura – …Simplemente ¡no había lugar!
Pues en nuestro interior pasa lo mismito, mismito. Vamos guardando, ocultando muchos de nuestros sentires porque no queremos parecer “malos”, porque hemos aprendido que “lo bueno” es perdonar, es entender, es…
¡Y claro! Solo que no siempre empezamos por ahí. Y hemos ido acumulando sentires, necesidades, carencias, emociones… que se bloquean y no nos permiten abrir nuestro abanico de sentires, casi ni andar – es decir relacionarnos fluidamente, limpiamente – así que imagínense volar… ¡ni por asomo!
Por eso, cuando nos pongamos a escribir – si así lo consideramos – una carta de liberación (nuestra) a un familiar, a un jefe, a una amiga que sientes te ha traicionado… es un momento para liberar todos aquellos “dolores de alma” que hemos sentido en nuestra relación con él o con ella. Y al irla escribiendo se liberará – naturalmente, sin esfuerzo mental – espacio para poder sentir comprensión, para poder entender, para poder mirar, percibir esa persona, esa situación desde una mirada sin los “ecos resonantes” de lo no dicho, lo no expresado. Y esto no quiere decir que vas a atacar a la otra persona. No se trata de atacar, se trata de expresar lo que tu corazón y tu alma sintieron y siguen sintiendo.
Escribir este tipo de cartas no es tarea de un momento, de un rato. Es una labor buscada y anhelada de liberación de todo eso que no me deja espacio para nada más y eso requiere un tiempito… pero tampoco toda la vida, ja, ja.
Para ello, entonces, nos ocuparemos de encontrar y regalarnos los momentos para ello, es decir para que nosotros podamos sentir eso que vamos a escribir, sintiéndonos a salvo.
Escribirla te va abriendo espacio para respirar mejor – física y simbólicamente… y te va transformando sin tu participación mental… que eso es todo un regalo. Y como no se la tienes que enseñar a nadie, puedes decir lo que sientas sin temor a que nadie te juzgue. El objetivo en este caso es nuestra propia liberación, nuestro sacarlo todo en primera persona.
Una vez escrita, la quemaremos y a partir de ahí empiezan esos 40 días mágicos en los que todo el sistema se re-setea con la nueva información y producirá los cambios adecuados a esa nueva información. Claro, como dice Elizabeth, hay muchas personas que piensan que al escribir la carta, por arte de magia, van a mirarse al espejo y ¡van a ser personas transformadas!. Pues no. El tiempo aunque no existe, ja, ja, es necesario que pase para que todas las células se pongan a tono, acordes a la nueva información y así brillar con una nueva luz. Digo nueva, porque con la rabia, el rencor, la vergüenza… dentro…la luz pasa muy opaca
Somos seres de luz que brilla. No es que no tengamos derecho o podamos sentir rabia, enfado… Claro que podemos. Las emociones están para sentirlas, vivirlas y transcendeerlas. Como hacen los niños. Sin embargo, cuando todas esas emociones todavía están dentro, bloqueadas, nuestro brillo es muy pobre… y como dice una prima “es una picardía que pudiendo no lo hagamos”. Pues eso. Pudiendo brillar, y podemos porque nuestra naturaleza es luz, no tiene sentido no hacerlo por no haber limpiado los polvos que hicieron lodos en nuestro interior y que bloquean cualquier expresión brillante y genuina.
Un placer y un honor, queridos viajeros de luz. Siempre es un buen momento para empezar a expresar nuestro ser de luz en brillo. Tenemos un finde por delante para comenzar, ja, ja, con calma.
Gracias, gracias, gracias.
Hagan click en el siguiente enlace y les llevará directamente a la entrada que comparto de Akasha con la carta.
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