Entrada publicada originalmente el 01/09/2019 en www.ellamentonovieneacuento.com
¡Ay, el sueño! Para mí, durante una época de mi vida, fue un grave problema. Y ahora que lo escribo, claro, si yo lo veía cómo problema y además ¡grave!, el diligente inconsciente que está todo el día tratando de salvaguardar nuestra integridad física y emocional…se pasaba las noches intentando solucionar el dichoso “grave problema”
Sin embargo, una servidora fue una gran dormilona de jovencita. Recuerdo que mi madre me decía “hija, cualquier día se quema la casa – ella siempre tan positiva, ja, ja – y tú no te enteras”. Y así era. Incluso era capaz de quedarme dormida plácidamente en una discoteca.
Un buen día, me recetaron cortisona para tratar una anemia autoinmune que generé y que gracias a ella – a la anemia – me puse a estudiar, a aprender… Nadie me dijo cómo tomar ese medicamento que está tan cerca de una hormona – el cortisol – que segregamos en momentos de sentirnos amenazados, con miedo, con angustia… (en las últimas entradas hemos compartidos vídeos del dr. Mario Alonso Puig que lo explica de forma muy sencilla para que lo entendamos). Es un medicamento que para hacer “lo suyo” … también provoca otras muchas cosas de las que voy tomando conciencia aunque ya lo supiera – mentalmente – hace tiempo: entre otras, pone en marcha, constantemente el sistema simpático, el de la alerta…. Ja, ja, y si estás alerta ¿cómo vas a dormir?
Fueron tiempos de leer hasta libros de matemáticas que no entendía para aprovechar la llegada del sopor y poderme quedar dormida. Craso error: en cuanto cerraba el libro, apagaba la luz y cerraba los ojos… era como si éstos, los ojos, se abrieran por dentro y ya sabía que era inútil. Amén de que parecía que todos los pensamientos “negros” estaban esperando a que yo pusiera la cabeza en la almohada para aparecer en la pantalla de la mente.
Gracias a Dios, eso ya pasó. Porque aunque algunas veces me despierte entre la noche y aparezca algún pensamiento que supone conflicto y no duerma… sé que es algo puntual y que dormiré después. Para eso las siestas son geniales. Un buen amigo, en aquellos tiempos de dificultad para dormir, me decía “eso es la mala conciencia que tienes”, ja, ja. Se ve que ahora ya no es tan negra.

Dormir profundamente, descansar bien ha demostrado ser, junto con los calditos y los mimos, un remedio natural principal para recuperarnos, para re-setearnos cada día. Es fundamental aunque la vida tal y como está montada ahora guarde poco espacio para ello. No lo olvidemos pues además, el organismo, después de un momento, etapa… de stress en que el sistema simpático ha hecho lo que tenía que hacer, activa de forma automática la vagotonía para precisamente recuperar, re-equilibrar, re-armonizar… a través del sistema parasimpático. Y no solo es importante que así pase sino que es absolutamente necesario. De no pasar, el sistema continúa en alerta y nuestra capacidad de recuperación se des-activa.
Ayer que el Finder me contaba que no había dormido nada… me llegó esta entrada que comparto y que explica cómo interpretar en lenguaje biológico – que es el que utiliza nuestro sistema para informarnos y para solucionar el conflicto que tenga entre manos – esa incapacidad de conciliar el sueño, bien al principio de la noche, o bien si nos despertamos y ya no podemos volver a dormir.
Y gran parte de la carga “extra” que supone un período de no dormir bien es el lenguaje que utilizamos, como veíamos al principio: si lo catalogo de “problema”, si me digo constantemente que “no puedo más”, que “es un desastre”… el sistema se pasa la noche y el día buscando la solución y temiendo que se repita. Y como ya sabemos … sucede siempre lo que tememos. Así que al loro con los temores.
La emoción básica para dormir tranquilos es estar en paz con nosotros mismos y el mundo. Y eso a veces nos queda grande. Técnicas, disciplinas diferentes… nos dan herramientas y recursos para relajar el sistema y que podamos dormir plácidamente toda la noche seguida.
La medicina china por ejemplo es una de esas disciplinas que nos puede ayudar a re-equilibrar el paso del yin al yang y viceversa y para ello tenemos un resonador en el pie, Mar luminoso se llama, que precisamente nos ayuda a “cerrar los ojos”. Y eso, para las personas que de momento están en esa dificultad de conciliar el sueño, les va a sonar como música celestial.
En ese resonador podemos presionar ligeramente, diciendo el nombre. Todos atendemos mejor si nos llaman por nuestro nombre, a que sí?
Por supuesto, la práctica habitual de meditación, de qigong… relaja, regula, equilibra, armoniza… el sistema y como resultado… dormimos bien. Yo les sugeriría, si están en un momento de no dormir bien, hacer lo que hagan sin buscar el resultado de dormir. Háganlo para equilibrar, para regular, para armonizar. El dormir vendrá solo. Si se centran en “ay, quiero dormir, necesito dormir…”… normalmente ocurre lo contrario porque la sensación que tenemos es de necesidad, de carencia.
En estos últimos días también hemos aprendido y lo hemos compartido con ustedes como el focalizar la atención en la parte pre – frontal izquierda desactiva naturalmente el run-run que ocurre en la parte pre – frontal derecha.
Y esto es de lo más sencillo que podemos hacer: cerrar los ojos, respirar con tranquilidad y poner nuestra atención en esa parte pre – frontal izquierda. Eso, solo, ya anula ese run-run (aunque los pensamientos pulsan por volver si seguimos ahí, en la parte izquierda, no pueden).
Gracias, queridos viajeros de luz. Gracias.
Y a continuación la entrada de la que hablábamos sobre el sueño. En esta nueva plantilla a veces no sé cómo hacer las cosas. Para leerla, hagan click en el link y les llevará a ella.

FELIZ, FELIZ, DESCANSO
La conciencia de los gatos debe de estar de lo más tranquila, ja, ja