Entrada publicada originalmente el 13/12/2017 en www.ellamentonovieneacuento.com
Estar fuera de casa una semana, tiene el regalo – a la vuelta – de que vemos las cosas con otra perspectiva.
Y más cuando, el estar fuera, ha sido el equivalente a un intenso retiro, de 7 días, en compañía de amigas “con ganas de evolución” y dispuestas a re-visarse, amén de compartir risas y vivencias sentadas a la mesa y rodeadas de ricas viandas y vinos que nos calentaban tanto el cuerpo como el alma. En esta ocasión, además, hemos practicado los masajes que aprendemos en la formación en Tian con el consiguiente efecto renovador, armonizador y equilibrante que se ha notado mucho a la hora de “mirarnos”. Un auténtico gozo sentir esa sútil “energía” que lo va moviendo todo para colocarnos en sintonía resonante.
Durante estos días de puente – acueducto en España en el que varias mujeres y amigas hemos coincidido y convivido gozosamente, hemos tenido muchas platicas sobre el control en general, el de otros (que se ve mucho más fácil, ja,ja) y nuestro propio control y hemos tenido varias tomas de conciencia muy jugosas en las que nos hemos reído con ganas al vernos reaccionar desde el “control”.
Antes de juntarnos, dos de nosotras ya habíamos visto, escuchado y comentado la charla de Enrique Simó sobre el control y la confianza que ya compartimos en este espacio.: https://ellamentonovieneacuento.com/2017/11/24/el-bendito-control-ja-ja-y-la-confianza/ Incluso nos había dado para tomar conciencia de algunos puntos de nuestro propio “yo controlador” que nos hizo mirar ese tema con una pizca de humor y siendo conscientes de la invasión que “esa forma de mirar” tiene en nuestras vidas… “con la mejor voluntad”.
Como dice Enric Corbera “el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”. Porque es verdad, uno tiene la mejor intención cuando le dice a otro que las cosas se hacen así o asao, o que es mejor para él o ella que estudie porque sino la vida le va a colocar en una posición vulnerable socialmente sin acordarse de que él mismo estuvo en el mismo lugar cuando era adolescente. Y es que tenemos muy mala memoria de nuestra propia vida, ja, ja.
El caso es que en este encuentro de amigas y mujeres, además, volvimos a ver la bendita charla de Enrique Simó, y no se imaginan que juguito le sacamos que de una hora y poco que dura nos dio para caldo de conversación, revisión y toma de conciencia propia de 3 horas y pico. ¡Todo un regalo! Se la aconsejo vivamente, se verán reflejados – obviamente verán reflejados a otros pero eso no cuenta – y no les quedará más remedio que reirse de ustedes mismos pues los ejemplos que pone, las palabras que usa son prácticamente las mismas que usamos todos en esos casos en los que controlamos.
El ver algo en grupo es mucho más enriquecedor si se tienen ganas de verse y dar un pasito adelante. Y desde luego se te pasan menos las cositas, lo que no ve una en una misma lo ve la otra que no ve lo suyo… ¡una risa!
Ha sido memorable, pues además esta vez nos hemos visto y nos hemos reído y eso ya es dar un paso. No sé muy bien porque el control se da muchísimo en mujeres, no sé si más o menos que en los hombres pero yo veo que en la convivencia normal de mujeres, estamos llenas de normas, formas “más adecuadas” de hacer una cosa…
Cada uno tenemos, por convivencia con nuestro clan, nuestros amigos, nuestros grupos… formas de hacer las cosas, maneras de cocinar unos simples macarrones con chorizo. ¡Se puede montar un pollo por cómo hacer este plato que te mondas de la risa si lo ves con humor! ¡Cómo si fuera algo establecido y fijo que los macarrones – por poner un ejemplo tonto y común – se hacen cómo yo los he hecho siempre que en definitiva, casi siempre, es como lo hacían en mi casa cuando era chica o cosas así. Y nos imaginábamos el diálogo entre una pareja recién conformada y en convivencia, cuando empiezan las divergencias de haceres “en mi casa es que se hace así” “pues en la mía no, en la mía se hace así, a mí me gustan cómo lo hace mi madre” “ya, pero tu madre es no se qué”… y ahí empieza el lío de defender lo propio frente lo ajeno que está unido a ese cerebro arcaico de valoraciones y comparaciones.
Normalmente, cuando vuelvo, casi siempre hay un día por lo menos de ajuste. Esta vez ha sido muy gozoso porque lo he visto con humor y eso ha abierto la percepción un trocito grande y el ajuste doloroso de otras veces ha sido de apertura. El Finder y yo nos reíamos porque las cosas que con tanto empeño pongo en un determinado lugar como si fuera ese “su único sitio y el mejor” estaban en otro sitio “adecuado” para él. Ja, ja, me partía de risa imaginándome un hombre que vive con varias parejas a lo largo de su vida y se tiene que ir acostumbrando a los sitios de cada una. ¡Pobres, qué capacidad de adaptación, ja,ja! Supongo que del otro lado pasará algo parecido pero parece que el control de las mujeres va más por el orden, por las normas en casa… y como una servidora es fémina pues me fijo en lo mío.
Como bien decía Simó, el antídoto para el control es nada más y nada menos que la confianza, la espera confiada en que cada cual tiene un proceso que tiene que vivir a su forma, a su manera – que decía la canción de Sinatra – y esa confianza empieza con uno mismo, en uno mismo. No hay otra. Si ese paso primero – confianza en uno mismo y su proceso – se deja pasar y seguimos – en ese diálogo interno del que no te enteras más que tú mismo, si estás a ello, claro – juzgándonos, criticándonos sobre cómo hacemos, vivimos, sentimos, pensamos… no podremos mirar a los otros y confiar.
La voz de nuestro diálogo interno está llena de códigos, programas, patrones… que vienen de lejos y no son nuestros. Es hora – con respeto – que nos miremos y miremos a los otros con el brillo en la mirada que da el estar enamorado de la Vida y lo que te presenta. Y esa mirada brillante la sentimos cuando estamos abiertos a ver la virtud y no solo el fallo – que es una de las manías del control, ver el fallo en el otro – que es el nuestro sin ver – . Y para ver la virtud o hay confianza o no se ve.
El humor desde la confianza – como los cuentos – facilita ese ver sin lastre en nuestra mirada porque es un resultado, brota de la confianza y además allana el camino de relación.
Hoy es un día de luz – Santa Lucía – así pues nos dan la oportunidad de in – bocarla (que podemos aprovechar o seguir en el “ay, ay, ay”) y sentirnos bajo su paraguas para acercarnos a ese brillo auténtico de cada uno. El brillo auténtico y genuino de cada uno… que puede diferir muy mucho de lo que nos contaron y de lo que aún creemos que es.
Feliz día de la Luz
Esta mañana, como testimonio de esa generosidad de la Vida siempre en sincronía con nuestras inquietudes, necesidades, me llegaba en los recomendados del youtube un vídeo cortito de Enric Corbera sobre El bien y El mal – sobre lo que consideramos que está bien o que está mal.