LO QUE SIENTO ES DEBIDO A LO QUE PIENSO

Entrada publicada originalmente el 29/05/2018 en http://www.ellamentonovieneacuento.com

Estas semanas después de volver de cursos, talleres y demás vivencias han sido muy intensas en ver espejos en la convivencia, algunas veces comprendidos y otras “sufridos”.

Seguramente hemos oído muchas veces frases como “lo que crees, creas” “creas en base a lo que crees”… y las comprendemos y alucinamos por la verdad que contienen. Sin embargo, en la vida “del día a día” se nos olvida tantas veces.

Bueno pues esta semana, en medio de esa intensidad que a veces duele de ver los reflejos… que hasta que no los ves, los sufres y los juzgas…te puedes pasar la vida entera echando la culpa hacia afuera,  me llegó una mañana tempranito un vídeo de Sergi Torres – me encantan esas horas para escuchar vídeos que me interesan, todo está tan tranquilito fuera y dentro… –

La conferencia estaba dentro de una de las ediciones del Congreso del Perdón. Me pongo a escucharla mientras desayuno y pongo en orden la casa para comenzar el día.

Y de repente le oigo decir:

Lo que sientes ES DEBIDO  a lo que piensas

Y entonces como por arte de magia VÍ. La frase no es ni mejor ni peor que las otras, sin embargo la escuché y ví.

Y lo ví in situ y en experiencia propia: eran días de mucho sentir en conflicto, emociones o sensaciones de enojo, de enfado, de tristeza… y a una le parece que siente porque sí, como sin motivo. O que el motivo es por el otro, por la otra, por lo de fuera.  Pues no, ja, ja.

Estando muy atenta a los sentires, veía que un momentito antes del sentir había un pensamiento X, que en estos días era de juicios, de valoraciones, de interpretaciones… ¡Un jaleo! Asi que si yo por ejemplo veía una cosa fuera de su sitio y pensaba “jolín, otra vez” acto seguido sentía una sensación de des-agrado como poco y si dejaba la puerta abierta a esos pensamientos la cosa se iba calentando. Si en lugar de “jolín otra vez”, ponía lo que fuera en su sitio sin más… el sentir desagradable no llegaba.

Verlo así, en vivo y en directo y en mí… es todo un regalo porque se te quita de un plumazo esa tontería de mirar afuera y opinar y porque te das cuenta de que lo que sientes sobre lo que estás viendo fuera es un reflejo de lo que tú estás pensando, no de lo que hacen o dejan de hacer.

Gracias Sergi.

Ha sido muy revelador además la forma visual de verlo: cuando me veía pensando algo y automáticamente sentía X en relación con ese algo que pensaba, mentalmente hacía (no ha sido algo premeditado) el movimiento que hacemos en un móvil moderno para pasar las imágenes… y como por arte de magia el pensamiento se iba y el sentir desaparecía. Y me daba cuenta de que si no pensaba nada, si renunciaba a enjuiciar lo dicho, lo hecho, el sentir des-agradable no llegaba. No es que fuera indiferente pero no me enganchaba en el pensamiento y el sentir era como “no es cosa mía” “no sé si eso es bueno o no” “renuncio a valorar”.

Qué tranquilidad.

Y esta vivencia enlazaba con uno de los módulos del programa de Claudia Delgado en el que participo y  que trata de sentir las emociones que quieres sentir que es un auténtico bomboncito. Sentir como me quiero sentir, como me con-viene para lograr la realidad que yo quiero (el sistema nos ha dejado una connotación de estrategia debajo del verbo convenir, de no ser auténtico. Nada más lejos de la realidad. Si no, escuchen a Parise al respecto de sentir lo que nos conviene para lograr lo que queremos lograr).

Queridos viajeros de luz, prueben a ver-se. Prueben a escuchar-se y a sentir-se. El escucharse es primordial, sabemos que pensamos pero la mayoría de las veces no escuchamos exactamente QUË. Prueben, prueben, ya verán qué risa: con los pensamientos de cada día podríamos escribir un libro – aunque la verdad es muy cansino porque esos pensamientos automáticos que surgen cuando estás viendo algo, alguien están llenos de programas, de creencias, de juicios, de valoraciones. ¡Qué manía, ja,ja!

El alivio llega cuando empiezas a soltar todos los juicios que sobre el otro, la otra, lo otro… tenemos. Vemos el juicio y lo soltamos… ¡y no nos reñimos! porque a ver si por soltar juicios hacia otros, nos ponemos como locos a reñirnos y enjuiciarnos por lo que opinamos. No, no. Lo vemos, lo recibimos, lo aceptamos y lo soltamos. Y el juicio, la valoración, la opinión tanto tiempo enganchada a tu piel… al soltarlo, de repente te deja respirar, al soltar te sientes más ligera y con más espacio para crear lo que quieras. Mientras sale en automático no hay lugar para mucho más, el proceso es tan rápido que cuando te quieres dar cuenta ya estás metida en el ajo del sentir.

Les deseo que la disfruten y que la practiquen… todos perderemos unos kilos de peso y podremos volar con más ligereza: Si yo suelto todos los juicios que tengo sobre alguien, por fin podré mirarle, mirarla desde el corazón y no desde la necesidad no cumplida que esconde el juicio.

Un placer, viajeros de luz. Gracias.

 

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