CUANDO LA VIDA TE TRAE UN SUEÑO A QUE LO VIVAS

Empecé a escribir esta entrada hace una semana, el día de mi cumpleaños y luego se ha activado todo tanto… que ni tiempo de culminarla. Aunque en principio pensé en rehacerla, después de reunirme conmigo misma… la hemos dejado tal cual, con el lenguaje de lo cercano, de lo que recién ha pasado.

Hoy es mi cumple, 59. Feliz. Hasta hace unos años, el cumple traía asociadas emociones de tristeza que no comprendía aunque ahí estaban y teñían de colores oscuros ese día. Eran como emociones que te poseían, “pero si yo estaba contenta ayer”. El bendito transgeneracional y todo lo aprendido del proyecto sentido me trajo otra visión y lo convirtió en una oportunidad cada año de re-nacer.

Re-nacer. Nueva.

Ja, ja, y este año además el re-nacer lo traigo en mi sello de la onda encantada: El Enlazador de Mundos que propicia los escenarios de morir a lo viejo para nacer a lo nuevo.

Se ve que el Universo ya lo tenía “ideado” porque durante los pasados 15 días, la Vida, que no se olvida de nada, me ha puesto escenarios donde era necesaria una respuesta novedosa.

Desde pequeña, cuando veía una roulotte o una auto-caravana… se me iban los ojos. Siempre soñé con una de ellas, para viajar sin rumbo, sin horas de llegadas o salidas… Y he mirado precios de muchas y he visitado otras tantas. Por otra parte, hace años compré un terrenito en una zona preciosa a un precio simbólico y también pensaba que una caravana me daría la oportunidad de vivir de nuevo en el campo sin tener que hacer casa – que ya no dejan pues aquel terrenito está en la entrada de un parque natural, un bosque de castaños, robles… Fácil, pongo la roulotte y ya tengo casa para cuando quiera ir y sobre todo para hacerme mis retiros a mi manera.

La verdad, se iban poniendo muy caras y yo ahora “estaba a otra cosa”. Así que cuando ahora veía una por la carretera pensaba “parece como que esta vez no va a tocar”. Sentía una punzadita ligera en la boca del estómago que no era de  impotencia ni disgusto pero si de “jolín, me hubiera gustado…” con tono lastimero ja, ja. Vale, ahora no toca. Siempre se me ha dado bien ese “vale, ahora no toca”.

Pues miren por donde, la Vida que como digo no se olvida de nada, me tenía preparado un regalazo para este cumpleaños. Regalazo que, después de vivirlo intensamente pues tiene sus detalles (como decía Cantinflas),  está siendo – valga el símil – como un trabajo de fin de carrera donde lo que te piden que hagas es aplicar todo lo que has aprendido (aprendido en cursos, en libros, en… ahora era momento de aplicar)

Hace 20 días estábamos el Finder y yo pasando un sábado tranquilo, lejos del calor en un merendero al fresquito. Por delante de nosotros pasaban de vez en cuando personas que paseaban con niños, con perros… En una de esas, pasó una chica que se parecía mucho a la hija mayor del Finder que falleció hace unos años, con un perrito. Los dos comentamos el parecido y al volver la chica, el perrito quiso acercarse a nosotros y ya comenzamos a conversar. Por alguna razón, la chica nos contó que vivía en una caravana… Y cuando se fue, el Finder, me dice: Cruz, atenta, Eva (así se llamaba su hija) ha venido a decirte que vas a tener una caravana. Yo le miré con sorpresa y le dije: «bueno, vamos a ver. De momento no hay nada a la vista y la verdad es que ahora no pienso en ello».

Al día siguiente, abro el ordenador para mirar correo y demás y lo primero que me aparece es el anuncio de una caravana con un precio estupendo y – por las fotos – bien cuidada. Me quedé parada. Era el tipo de caravanas que a mí me gustaban: modelos antiguos con ventana grande adelante y atrás…

De repente sentí un cosquilleo entre gustoso y vértigo. Con la certeza de que no era casual me dejé sentir y aquello era un batiburrillo: por un lado me escuchaba frases como “mira, déjate de rollos ahora que estás muy tranquilita” y por otro lado sentía la sensación de “uau, ¿y si por fin cumples este sueño?”.

Y mi alma gitana… me impulsó a llamar al chico que la vendía y a comenzar ese master fin de carrera, ja, ja, y digo ja, ja, porque una cosa es el sueño de poner una caravana en un paraíso y otra sostener ese sueño y vivirlo.

No sé lo que hubiera pasado si este sueño aparece unos meses atrás. No lo sé porque no pasó así que a saber. Lo que sí sé es que a medida que el sueño iba materializándose, mi actuar y sentir eran diferentes a lo que “solía” hacer y sobre todo sentir y eso ha sido y está siendo, todo un placer, un gusto, un honor, un alivio, un “uau, qué maravilla”, un sentirme infinitamente agradecida…

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Es verdad que todo ha sido tan rápido que casi no me ha dado tiempo a pensar racionalmente. Como le decía a una amiga el otro día “menos mal porque si me hubieran dado tiempo seguro hubiera dicho que no”. Y también es verdad es que esta vez me he dado el permiso de actuar en base a mi sentir. Yo no había ido a buscar al sueño, había aparecido en mi escenario… pues ale, a vivir lo que trajera.

Por entresacar un ejemplo de entre todos los aprendizajes, les contaré que el chico que me la vendía se ofreció a traerla y colocarla en el lugar – sin saber que el lugar era en medio de un bosque al que para acceder iba a poner a prueba su pericia. Lo intentó todo para subirla a mi sitio – son terrenos en forma de terrazas – y después de 2 horas de maniobrar increíblemente sin rozar nada la dejamos bien colocadita en la finca de una vecina. Supongo que un poco agobiado por todo el tejemaneje me dio la llave – una llave pequeña sin llavero – y yo que no tenía nada para guardarla, metí la llave en un bolsillo del pantalón del Finder que ni se enteró porque estaba hablando con la vecina. Cuando ya estábamos despidiéndonos del chico, 50 metros más allá, el Finder me pregunta por la llave y yo le digo que la tiene él. “no, yo no la tengo” “sí, la tienes en el bolsillo izquierdo” “no, aquí no está”. Me acerco a él y efectivamente la llave no estaba. La mente empezó rápidamente a decir cosas: “¿Cómo? Y ahora ¿cómo vas a entrar?”…

De repente se quedó todo congelado y me oí pensando: “esto no es normal” y me acordé de las esfinges de las que habla José Luis Parise: obstáculos que esconden tesoros. Y sorprendida me oí diciendo: “bueno, no preocupar, la encontraremos y sino, qué se puede hacer? Poner una cerradura nueva? Pues se pone”. ¡Ole mi niña! Y digo ole porque en medio de ese revuelo no sentí en ningún momento ni rabia contra el Finder por el pensamiento de  “él tenía la llave y la había perdido” o contra mí por otro pensamiento que decía “hija, todo lo pierdes”. Y sí oí los pensamientos pero no sentí la rabia y eso era… otro “desde dónde” muy diferente.

Y desde ese nuevo “desde donde interno” – sin dudar tiene mucho que ver los programas de Claudia Delgado y Saúl Pérez de los que he hablado en otras entradas – todo se ha ido produciendo a su ritmo, no al mío o al que “racionalmente” me hubiera gustado y sin embargo, ahora que lo veo ya en pasado, veo que todo ha ido sucediendo con un sentido muy preciso y sincrónicamente urdido.

El tema de la llave  para entrar en el tesoro con todos los pasos que ha habido que dar ha dado mucho juego y me ha propiciado una revisión constante SIN JUICIOS de mis pensamientos, patrones, programas  y como se reflejaban en lo que vivía y como al cambiarlos… mágicamente cambiaba el reflejo. Eso en vivo y en directo, que en teoría lo había oído y leído pero vivido… no.

Como no era “normal” me puse a sentir y recordé que de pequeña el día de la comunión, tan mona con el vestidito… ¡se me olvidó el librito aquel blanco de nácar que llevábamos! Y mi madre muy enfadada me mandó a buscarlo a casa… y no estaba al lado. Mal habíamos empezado un día de celebración, ja, ja.

Pues resulta que ese patrón, (día de celebración mezclado con una “desgracia”: mejor no celebramos para no vivir la desgracia, así funciona el inconsciente ) una vez visto y comprendido, se había ido repitiendo muchas veces. ¡Ah, era un patrón! Y claro, ese patrón había traído hasta entonces enfado, rabía, sufrimiento.

Pues esta vez no lo traía. Y me sentía extrañamente curiosa. Era como “a ver qué es esto”. Y “curiosamente” para mí, dormía plácidamente así que estaba tranquila, todo está en orden, de momento es un orden que tú no entiendes pero está en orden.

Y así ha sido. Todo en orden, todo a su ritmo. Todo necesitando hacer las cosas de forma diferente. Ja, ja, si no hubiera pasado lo de la llave, yo hubiera llegado con la roulotte y no hubiera dicho nada a nadie, como por miedo a que se enteren que estoy allí, sola. Esta vez, me reía porque era como que había echado un bando: eh, estoy aquí. Lo sabe hasta la guardia civil, ja, ja. Y todos los vericuetos han propiciado ayuda por todos lados, de amigos, de desconocidos… todo el mundo feliz cuando la vimos arriba, en su lugar, encantados cuando ya cambiamos la cerradura y pudimos entrar. Cada día era un pasito, si querías dar dos – por ímpetu – las condiciones que se daban no eran… así que aprendí a rendirme, a aceptar, a desapegarme de mi “forma”, a agradecer el ritmo del universo que era mucho más amable y traía regalos en conversaciones, en alianzas, en … de tó y tó bueno.

Aprendí a honrar mi vida tal cual era… y no era algo mental. Lo sentía. Sin hacer esfuerzo. Simplemente lo sentía. Todo estaba bien. Todo estaba bien en mí, en el otro – el que fuera en cada caso – y eso es un gozo. Yo veía los aparentes contratiempos pero esta vez no los sentía como contratiempos. Y vuelvo a incidir: sin esfuerzo mental. Yo hacía lo que me parecía que debía sin apegarme al resultado – en teoría lo había oído muchas veces pero no lo había sentido en mi cuerpo – y aceptaba el ritmo.

Hasta aquí llegó la entrada que escribí en mi cumpleaños. He seguido dando pasitos. Un paso grande era sentirme en confianza para quedarme en aquel espacio yo sola por la noche. Y lo hice el finde pasado. Sentirme sola y a la vez cobijada por el manto de estrellas que desde allí puedo gozar, sentirme sola y a la vez inmersa en medio del Todo… ¡¡¡Era para no querer dormir!!!

Y en uno de esos ratos de contemplación… de repente tomo conciencia – que se me puso la carne de gallina – : Todo este sueño, para ser vivido, necesitaba de una vibración diferente en mí, parece que el Universo hubiera estado esperando a que mi vibración cambiara, se transformara.

Como decía antes he hecho varias veces los programas de Claudia Delgado y Saúl Pérez y todo este tiempo de introspección, de indagación, de buceo interno, de aceptación, de honrar a cada uno su vida tal cual ha sido y es, de gratitud por la Vida, de amplitud… ha ido haciendo una labor de hormiguita. Justo unos días antes de empezar esta fiesta había proclamado mi nueva identidad: SOY UNA MUJER ESTELAR, agradecida por Vivir y que honra su vida tal cual es.

¡No vean la de resistencias que sentí con la última frase! Había hecho el trabajo con los padres, con … y era una sensación de gozo inmenso: Te veo, te acepto, te tomo como mi ….  Y honro tu vida tal cual es. Sin embargo, cuando me tocó a mí: honro mi vida tal cual es…aparecieron frases de todo tipo: “¿pero cómo vas a …?” Y sin embargo, en un momento dado, me sentí en paz con la frase y con mi vida.

Y es ahí donde comenzó la fiesta: Soy una mujer estelar y el Campo Cuántico que es así de detallista… me ha puesto bajo las estrellas, en una roulotte en medio de un bosque… ¡como de cuento!

Gracias infinitas por la oportunidad de compartirlo con ustedes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4 comentarios en “CUANDO LA VIDA TE TRAE UN SUEÑO A QUE LO VIVAS

  1. Eva

    Queridísima Cruz,, aunque con retraso, muchísimas felicidades por otro año más que nos brindas y por tus recientes experiencias…tan inspiradoras!!!
    Un abrazo inmenso!!
    Eva, la mañica.

    1. Gracias infinitas querida mañica! Qué alegría me da saber que «mis vivencias» y lo que aprendo con ellas… inspiran. Y seguiré contando pues la historia con la roulote está dando mucho juego, ja,, ja. Besos preciosa para tí y ese Angelico que te acompaña

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