CON TODO

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Ilustración de Carmen Alba

Si, hace mucho tiempo que no comparto nada en este espacio. Y no se crean, me tenía un poco paralizada.

Y es que no terminaba de sentirme en coherencia. Ya sé que comencé el blog desde la idea del compartir recursos – normalmente de otros – pero a lo largo de este último año fui sintiendo que quería pasar de etapa. Que ya era hora de dejar de buscar más y de ponerme a aplicar. Así que me permití respetar mi ritmo. Pensaba: «Para aquellos que de verdad estén en ese camino infinito de auto-indagación… hay recursos suficientes para aprender y aplicar aunque no volviera a compartir nunca más. Para aquellos que como yo durante tanto tiempo ( como representante de los “mentales” – sin acritud eh? que es un estado como otro cualquiera, ja, ja ) nunca se sacian de buscar… da igual lo que compartas, siempre habrá algo más que aparezca y parezca la varita mágica que necesitas»

Durante este tiempo yo no he dejado de indagar, auto-indagar…y de aplicar.

Ya compartí en su momento lo que había sentido con las frases que se pueden decir en una consulta sistémica.

Son frases desprovistas de emocionalidad añadida, muy sencillas de sintaxis y super potentes para el inconsciente. Me encantan. Si te permites sentir – a los mentales nos cuesta un poquito, ja, ja – lo que sientes mientras las dices… el efecto es intenso y el aprendizaje de lo que está pasando también. El objetivo de esas frases es ordenar – en mi humilde entender que no soy especialista en sistémica.

Frases como decir a tus padres de manera simbólica: “Vosotros sois los grandes. Yo soy la pequeña” que ya ven ustedes, más sencilla la sintaxis no puede ser pero al decirlas sentidas el resultado es un sentir apacible de orden y fuerza.

O decir a uno de ellos: “te acepto y te tomo tal cual eres” “acepto tu vida y tu destino tal cual es – ha sido”… las sentí hasta en los músculos, deshaciendo nudos. Me costó decirlas sin sentir rechazo, sin sentirme soberbia, sin sentirme removida.

Flipé cuando sentí que la que más me costaba era precisamente la que iba dirigida a mí misma. Cada vez que lo intentaba me reía porque la mente me decía lo que tantas veces había escuchado  – y me había reído al oirlo – a Sergi Torres: “Nooooo, pero como vas a aceptar eso y eso otro y aquello de más allá como fue. Ni hablar, eso es inaceptable”. Y así pasaba el tiempo y yo seguía sin sentirme en paz con aceptar mi vida y mi destino tal y como ha sido.

En una de las consultas grupales con Saúl Pérez a las que asisto, una compa consultaba lo suyo. Y lo suyo tenía que ver con su papá que se fue muy pronto – para el sentir de una niña. En el transcurso de la consulta tomó conciencia de que el rechazar que papá se hubiera ido tan pronto dejándola sola, abandonándola – en el sentir de la niña – significaba que una parte de ella rechazaba la Vida tal cual había sido para ella. Y la Vida no sabe de particiones, de divisiones, la Vida es entera o no va.  

Ahora había que ordenar. Al menos ordenar lo que ella pudiera sostener en ese momento. Y esto también es importante, respetar los ritmos de cada uno para todo.

Y en ese ordenar, se le sugirió que dijera “SI” a la Vida. Ella, al principio dijo un SI titubeante.

Para que el inconsciente lo dé por bueno, es imprescindible sentirlo. Y es aquí donde el respeto hacia lo que siento se hace fundamental. Y la honestidad. De nada me sirve decir SI si no lo siento, así que si al decir SI o lo que sea que sea la manera de ordenar… todavía me siento removida, todavía siento que no es un sí total… es mejor decir algo así “me gustaría decir SI a la Vida aunque todavía no lo siento o aunque todavía no puedo”. Así me respeto y así soy honesta con mi sentir.

Es sencillo pero no se nos hace fácil porque no fuimos enseñados en la honestidad, en el respeto a nuestro sentir. Ojalá algunos sí.

La consultante fue expresando ese SÍ a la vida cada vez con más seguridad, incluso su rostro y su postura corporal iba expresando ese proceso. Y en un momento ella dijo: “SÍ, CON TODO”.

 

Yo, que estaba presenciando la consulta on line sentí que se me erizaba la piel: CON TODO. (Leyendas urbanas eso de que on line es frío)

Con todo lo que ha sucedido, con todo lo que he sentido, con todo lo que “me han hecho” (que he percibido) , con todo lo que yo “he hecho” (que he percibido)… CON TODO.

¡Qué potente! 3 palabras: SÍ, CON TODO.

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Imagen de Javier Dominguez 

No sé si les pasa igual pero a mí me sucede: puedes haber leído, indagado sobre algo desde una perspectiva y llega un momento que se para el movimiento, como que te encallas y no sales de ahí. Y de repente una palabra – en este caso 3 – te mueve por dentro y el agua empieza a correr de nuevo. Al principio no es agradable, todo lo estancado huele al menos raro, hay de tó menos bonito, ja, ja … pero antes o después, el agua vuelve a su esencia de transparencia, a fluir a su ritmo.

Y así con ese SÍ, CON TODO empecé a revisar de nuevo “lo mío”. Y ví la de veces que me había dicho lo contrario a mí, a lo que vivía, a lo que sentía, a lo que me hacían, a los otros, a … Me había dicho y había sentido lo contrario de sí, con todo.

Uau.

Un Uau sin alharacas. De esos que te dejan sentada. Ahí es donde tomas conciencia de por qué tu agua no fluye como está pensado, como está diseñado de forma natural. El fluir es la esencia del agua y si somos agua… Y el fluir es abundancia. Si no fluye, si se estanca, si se pudre, si se seca … la abundancia que es concomitante al fluir, no se puede recibir.

Y más, con cada rechazo (poner un límite no es rechazar) con cada vez que le decimos a la Vida: “no, ese pensamiento, ese sentimiento, esa emoción, esa vivencia, esa persona… no la acepto” (la rechazo en mí y por lo tanto la voy a ver reflejada en “los otros” de mi vida y la voy a rechazar de nuevo – un galimatías) estoy rechazando, estoy cortando el flujo natural – el aprendizaje, el recurso – que ese pensamiento, sentimiento, emoción, vivencia, persona… pudiera aportarme.

Cada vez que quiero que el otro se comporte de otra forma; cada vez que quiero que mamá … me quiera como yo quiero que me quiera y como no es así,  rechazo su versión; cada vez que sufro porque a mí me hubiera gustado que aquello hubiera ocurrido de otra forma o que no hubiera ocurrido…  

Le estoy diciendo a la Vida: “mira a ver que te has confundido, no acepto eso que me traes”  que me coloca en una posición desordenada y soberbia.

Y aquí llega el segundo punto: cuando tomamos conciencia de esta posición desordenada por donde no pasa la vida natural… y si todavía no hemos culminado ese proceso de aceptación total, lo normal que sucede es que o nos cabreamos con nosotros mismos o nos toma una profunda tristeza por lo sufrido o lo hecho sufrir por no habernos dado cuenta antes.

Es decir, rechazo otra vez.

La verdad, no nos es fácil porque no tenemos referencias, no tenemos muchos ejemplos de esa aceptación CON TODO. Sin hacer culpable a nadie (cada uno hace lo que puede con la vibración en la que vive sin contar que ellos vivieron seguro que lo mismo que ahora ofrecían): La mayoría no fuimos amados CON TODO. Éramos aceptados si hacíamos lo que esperaban de nosotros, si pensábamos lo que era conveniente… Si no, ay, ya empezaban las frasecitas: “si haces eso, mamá se va a enfadar contigo o mamá no te quiere” y otras similares del repertorio casi común a todos.  La personita que escuchaba esas frases no somos nosotros con nuestros años actuales sino niños pequeños, dependientes físico-emocionales de papá, mamá, el clan, el colectivo… No razona sino que siente e interpreta y con esa interpretación (no con la realidad) crea una máscara de adaptación más o menos sólida en virtud de la profundidad de la herida sentida.

Total: interpreta que para los mayores hay muchas razones para no ser aceptado como “bueno”.

Por eso y muchas cosas más – que decía la canción – ahora como mayores, nos es complejo (no quiero darle el gusto a mi ego de poner “difícil” ja, ja)  hacer ese movimiento de recibir lo que la vida nos propone. Complejo, no imposible.

Y además, todo apunta a que soy yo y mi frecuencia vibratoria la que atrae lo que me acontece. Así que ese movimiento está en mi mano…y nadie lo puede hacer por mí por muy descabellado que le parezca a mi ego.

Eso sí, en la medida en que nos animamos a practicar, a ejercitar este movimiento de aceptación CON TODO, de recibir sin rechazar, de recibir “sin reclamar” lo que la Vida me presenta … nos uniremos al movimiento natural de la Vida que así se mueve: aceptando con todo. Y si no, obsevemos la naturaleza para aprenderlo.

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Imagen de Pablo Rico Roche

Eso no quiere decir que te resignes, que aguantes. No. El movimiento se produce en la aceptación CON TODO. Y una vez que eso se produce – no antes – luego ya puedes decidir tu movimiento.

Me estaba imaginando una partida de adjedrez en la que los participantes rechazan los movimientos del otro: “pero hombre, cómo me haces eso? (me río imaginándolo). No, en una partida de cualquier cosa, aceptas lo que el otro ha echado y después – no antes – decides tu jugada.

Recuerdo que cuando madre – la mía – me contaba historias que le pasaban por querer que yo, mi padre, mi hermano, el vecino… hiciera las cosas de la manera que ella quería y no como las hacíamos, y yo le decía que aceptara lo que fuera, su respuesta siempre era la misma: “o sea que me tengo que aguantar toda la vida con eso”. Pues no, no sé lo que sucedería si aceptáramos tal cual porque no es algo que practicamos a menudo. Lo que sí se es que la aceptación con todo es previa y una vez que no quieres – para tú ser feliz -que el otro cambie, se comporte de otra forma… se abre un espacio nuevo, genuino, a favor de la vida pues replicas el movimiento natural de la Vida y eso te lleva a tener la posibilidad de una decisión limpia, honesta y coherente contigo.

En un ejemplo Saúl nos decía: imagina que no quieres ir a cenar con unas personas. No es lo mismo sentir y decir : “no voy porque son imbéciles, porque no me gustan, porque no sé cuando me hicieron no sé qué…” que decir: “no voy porque con esas personas no estoy a gusto, no me divierten, no aprendo…”. En el primer caso la decisión parte desde mi necesidad, desde mi propio ritmo, desde mi propia elección. En el segundo parte desde el rechazo al otro. El movimiento y la vibración no son los mismos. En uno te sientes en paz contigo mismo, en el otro rechazas y por lo tanto no hay paz.

Como la Vida es sabia y está siempre atenta a ponerte las prácticas de lo que vas aprendiendo, hace un par de días – mientras reflexionaba y pasaba por mi cuerpo esto de la aceptación CON TODO – me pone un mensaje un amigo al que esperaba y me dice que vendrá a casa con otro amigo común al que no veo hace casi 30 años y del que tenía en mente la información de entonces. Mi mente enseguida empezó a decirme: “jolín, ahora, no tengo ninguna gana de conversaciones tontas, y además era un pesado y …” enseguida se empezaron a abrir carpetas con la información de hace 30 años sobre el muchacho en cuestión.

Sin embargo, mi corazón llevaba días practicando sentir que me abría a recibir y recibirme CON TODO. Así que me apoyé en la silla e hice el movimiento consciente de apertura, de no interferir con mi información y con mis expectativas. Fue una tarde muy agradable, de permitirme recibir tal cual se daba, de no poner trabas mentales ni etiquetas. ¡Qué paz!

Pues así.

PD.: mientras yo andaba en esas, y en sincronía con estas reflexiones sobre el CON TODO, una amiga me envía este mensaje:

“¿te abres a recibir lo q tengo q darte? No desde el victimismo del que cree que no tiene, sino desde la humildad del que sabe que sin mi no Es».

Es genial, cuando uno está en el camino… afluyen recursos por todos lados.

Gracias, gracias, gracias

En unos días, comenzaremos el nuevo año 20-20. Una amiga numeróloga me dijo hace unos meses: mejor vamos haciendo el trabajo ya porque el 20-20 es resucitar si o sí y a veces nos resistimos. Pues eso, vayamos preparándonos para resucitar…De eso hablaremos más adelante.

 

 

 

 

 

 

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